miércoles, 22 de julio de 2009

La Mayordomía (Ofrendas y Diezmos)

El plan de Dios es que los crisrianos sostengan la obra de Cristo en el mundo, por medio de sus diezmos y ofrendas. “Cada primer dia de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado” (1 Corintios 16:2).

El concepto del diezmo se remonta a la primera época de la historia bíblica. Abraham pagó sus diezmos a Melquidesec, al regresar de la guerra contra los reyes (Hebreos 7:6. En la Ley se estableciò que los levitas debían recibir los diezmos del pueblo (Hebreos 7:5). Aunque el diezmo de nuestros ingresos se estableció como la porción dedicada al Señor, esto no debe limitar a los que tienen medios y la dispocisión de dar más.

El Nuevo Testamento enseña que los cristianos deben dar individual, regular, metódica y proporcionalmente de sus ingresos a fin de sostener la iglesia local, a los necesitados, el evangelismo, y las misiones (1 Corintios 16:2).
Una de las características del creyente que ha experimentado el nuevo nacimiento es dar con el corazón henchido del amor de Dios. “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segara. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:6-8).

Dios nos prometió que nuestras necesidades quedarán satisfechas, si respondemos a las necesidades de Su obra y Sus siervos. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).

Nota: Billy Graham comentó: “En nuestro hogar descubrimos, como lo han hecho miles de otros, que cuando diezmamos, la bendición de Dios sobre los nueve décimos restantes hacen que alcances más allá de lo que lograríamos con los diez décimos, sin Su bendición. El modo en que manejemos nuestro dinero es opcional. Dios no nos obliga a distribuirlo de una manera u otra. Sin embargo, hay ciertos principios bíblicos en los que se basa la filosofía cristiana de la mayordomía. Por un lado, Dios es el dueño de todas las cosas y nosotros somos, por así decirlo, custodios de Sus propiedades. Cualquier cosa que le demos a El es, por definición, Su proiedad absoluta. En segundo lugar, lo que le demos debe ser bajo impulso del amor, motivado por la consagración personal a Cristo. En tercer lugar, aunque la mayordomía cristiana no se basa en las recompensas, ciertamente reconoce que no hay mejor inversión posible en lo que respecta al pago. En Marcos 4, Cristo se refirió al rendimiento de treinta, sesenta y cien… Si el diezmar era apropiado bajo la Ley, lo es todavía más bajo la libertad y la gracia… Trate de dar el diezmo y algo más, por encima de él. Con gozo y liberalidad y vea lo que puede suceder”.

Estrategia de asesoramiento:

1. Determine si su interlocutor es cristiano.
El primer regaloq ue Dios espera de nosotros es nosotros mismos. Explíquenle a esa persona las Cuatro Leyes Espirituales. Aliéntenla a tomar una posición positiva respecto a Cristo, a saturarse de la palabra de Dios, a cultivar el hábito de la oración, a participar activamente en la iglesia, para así lograr tener compañerismo con los demás creyentes. Analizar la palabra y servir.

2. A cualquier persona que les pida consejos sobre el dar, díganle lo siguiente.
A. Que se convierta en cristiano activo y decidido en la iglesia. El participar en el compañerismo de los freyentes le presentará tanto metas que alcanzar como motivación y perspectivas en el dar.
B. Ore pidiendo sabiduría para dar y, luego, investigue para saber a quién le está dando. Hay muchas organizaciones no evangélicas o de sectas extrañas que reciben donativos regulares de cristianos evangélicos que carecen del discernimiento espiritual necesario. ¡Infórmese antes de dar!
C. ¿A quién debe dar el cristiano evangélico?
1) Una parte substancial de ssus diezmos y ofrendas debe ir a la iglesia.
2) Otra porción debe separarse y utilizarse para los pobres o aquellos que tengan necesidades especiales. También esto se puede realizar por mediación de la iglesia.
3) Hay muchos ministerios dentro del evangelismo, las misiones y la beneficencia que merecen el apoyo del cristiano. Tome medidas para contribuir a algunos de ellos.

Citas Bíblicas:

“Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos y serán llenos tus graneros con abundacnia y tus lagares rebosarán de mosto”. (Proverbios 3:9-10)

“Dad y se os dará, medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medía, os volverán a medir” (Lucas 6:38)

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. (Malaquias 3:10).

“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).

“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamente para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 Timoteo6:17-19).

“Cuando, pues, des limosna no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompansa. Mas tú, cuando des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público”. (Mateo 6:2-4)

Romanos 12:1

La Depresión

La depresión es probablemente responsable de más dolor y desazón en la humanidad que cualquier otro tipo de aflicción. Es difícil de definir, describir sus síntomas y tratar. El diccionario la define como un estado emocional, ya sea neurótico o psicótico, que se caracteriza por sentimientos de desesperación, incapacidad, melancolía, abatimiento, tristeza, dificultades de pensamiento y concentración, e inactividad.

Las personas deprimidas tienen una imagen propia negativa que va acompañada con frecuencia por sentimientos de culpa, vergüenza y autocrítica. Cierta cantidad de depresión neurótica se enlaza al comportamiento o la conducta errónea y a las reacciones inapropiadas ante ese modo de actuar. Después de una serie de actos inadecuados y las reacciones incorrectas subsecuentes, los sentimientos de culpa y la depresión echan raíces. Si está el pecado a la raíz del problema, nunca se deberá minimizar su importancia. Tampoco se deberá dar respaldo a la idea de que otras cosas y personas son responsables de los problemas conductuales. Tanto si estamos de acuerdo con esa persona sobre este punto como si no tomamos en serio sus expresiones de pecado y sentimientos de culpa, le estaremos privando de todas las soluciones reales y duraderas. Tanto los cristianos como los no cristianos pueden ser víctimas de la depresión. Ambos tipos de personas tienen casi siempre interés en mejorar. Sin embargo, esto no es lo primero en orden de prioridades. En lugar de ello, será preferible que trate de determinar las causas que le condujeron a su depresión. Finalmente, el poner su vida en orden desde el punto de vista espiritual hará que se sienta mejor.

Es en este punto donde se podrán utilizar las Escrituras. La liberación del poder del Espíritu Santo dará inevitablemente como resultado pasos positivos en el camino hacia la recuperación y la integridad. El testigo cristiano debe tratar de infundir siempre ánimos a los demás. Aun cuando no se llegue a ninguna decisión espiritual, traten de dejar a su interlocutor con sentimientos de esperanza y bienestar. Sean pacientes. Con frecuencia participan en la depresión problemas para los que no hay soluciones sencillas y rápidas. La persona afectada no “saldrá” de su depresión al recibir una orden. A menudo se requieren para resolver el problema muchos meses de ayuda profesional.

Sepan escuchar. No hagan un sondeo demasiado profundo; sin embargo, hagan preguntas y, a continuación, esperen a que surja algo en la conversación que les dé la oportunidad para ofrecer soluciones espirituales. No traten de recomendar soluciones en tanto no conozcan bien el problema.

Estrategia de Asesoramiento:
Para el no cristiano:

1. Su interlocutor puede revelar síntomas de depresión como resultado de la ira no resuelta, el resentimiento, los daños reales o imaginarios, la autocompasión, los sentimientos de culpa, la inmoralidad, etc. Asegúrenle que están interesados en su problema y que desean ayudarle a buscar soluciones.
2. Pregúntenle si ha confiado alguna vez en Jesucristo como su Señor y Salvador personal. Si es apropiado, compartan con esa persona las “Cuatro leyes espirituales”. Recuerden que sería perjudicial para el interlocutor el minimizar cualquier forma la gravedad del pecado. Para que experimente el perdón, debe haber reconocimiento y confesión del pecado.
3. Indíquenle que su experiencia con Cristo ofrece una verdadera esperanza. Pudiera dar como resultado una nueva conciencia y una nueva comprensión en su deseo y esfuerzo de enfrentarse a los problemas relacionados con su estado de depresión.
4. Anímenle para que lea y estudie la Palabra de Dios. Esto le enseñará lo relativo a los caminos del Señor y Su voluntad. Hará que sus pensamientos se armonicen con Dios y el resultado será la paz interna. (Véase Isaías 26:3)
5. Impúlsenle a que aprenda a orar y que lo haga todos los días. Por medio de la oración, confesamos nuestros pecados y nos renovamos. Aprendemos a experimentar la presencia y la aprobación constante de Dios. Adoramos al alabarle y darle gracias al Señor. Y también expresamos nuestras peticiones por nuestras propias necesidades y las de los demás.
6. Recomiéndenle que cultive amistades con personas que le proporcionen el aliento y el respaldo que necesita. Esos amigos los podrá encontrar en la iglesia. Este compañerismo podrá proporcionar también oportunidades para un servicio cristiano en el que las preocupaciones se concentren en las necesidades de otros.
7. Anímenlo a que busque al pastor o un psicólogo cristiano para obtener asesoramiento continuo, con el fin de que todas las facetas de su depresión se pueden abordar a la luz de las Escrituras.

Para el cristiano:
1. Un cristiano puede sufrir también depresión al reaccionar contra las situaciones adversas, las derrotas y los inconvenientes, tales como una muerte en la familia, un hijo o una hija rebelde o la pérdida de empleo.
a. En esos casos, deberán ofrecerle siempre palabras cariñosas de aliento, tales como:
“No está sólo en sus sufrimientos”.
“Dios le ama y no le dejará solo”.
“Nuestro Señor Jesucristo no sólo llevó nuestros pecados, sino también nuestras penas y aflicciones”.
b. Sugiéranle que su problema actual puede deberse a su incapacidad para confiar plenamente en Dios en todas las circunstancias de la vida. Puede necesitar reconsagrar su vida a Jesucristo, mientras trata de ser obediente y responder a la voluntad de Dios (véase Romanos 12:1,2)
c. Recomiéndenle una nueva entrega a las disciplinas de estudio de la Biblia oración. (véase Proverbios 3:5,6 e Isaías 26:3).
d. Anímenlo para que sea fiel en la adoración y el servicio por medio de la iglesia.

Nota: Biblly Graham escribió: “El desaliento es lo opuesto a la fe. Es el instrumento de Satanás para obstaculizar la obra de Dios en nuestras vidas. El desaliento ciega nuestros ojos a la misericordia de Dios y nos hace percibir sólo las circunstancias desfavorables. Nunca he conocido a una persona que dedique diariamente tiempo a la oración y al estudio de la Palabra de Dios, y que tenga una fe firme, que haya permanecido presa de la decepción durante mucho tiempo”.

2. Un cristiano se puede sentir también deprimido debido a la desobediencia espiritual y el pecado no resuelto en aspectos tales como la ira y la amargura, los celos, el rencor, un divorcio, la inmoralidad, etc.
a. Al manifestarse el problema, animen al interlocutor, diciéndole que es correcto que busque una solución. Asegúrenle que el primer paso para volver a la plenitud es la renovación espiritual.
b. Comparta con esa persona sobre el amor de Dios y su restauración.
c. Recomiéndenle que se dedique a estudiar seriamente la Biblia, aprendiendo a considerar los pensamientos sobre Dios como ayudas valiosas para la recuperación espiritual (véase Filipenses 4:8 y Romanos 12:2).
d. Recomiéndele que vaya fielmente a la iglesia, para que reciba palabra de Dios.
e. Anímenlo para que tome en consideración la posibilidad de buscar seriamente los consejos del pastor o un psicólogo cristiano hasta resolver todos los problemas que forman parte de su depresión, a la luz de las Escrituras.
3. Un cristiano puede sentirse también deprimido cuando se fije niveles y metas que se encuentren muy por encima de sus capacidades reales. Esto puede resultar cierto tanto en el caso de las metas económicas como en el de las espirituales. El fracaso engendra depresión.
a. Indíquenle con paciencia que las metas que otros se fijan y parecen alcanzar pueden no ser apropiadas para él o ella. El hecho de que haya llegado a su estado emocional actual puede indicar que no fijó sus metas en forma ponderada y correcta.
b. Señalen que el éxito o el fracaso no se pueden medir por medio de normas humanas, sino por lo que sigue: ¿Está lo que deseo de acuerdo con la voluntad de Dios y puedo obtener respaldo para ello en las Escrituras? ¿Es lo que deseo para la gloria de Dios o para satisfacer algún capricho personal o alguna ambición egoísta? ¿Me he visto motivado por el orgullo espiritual? ¿Va lo que quiero de acuerdo con las indicaciones dadas por el Apóstol Pablo?: 1. Ser lo que soy, como me ha hecho Dios; aprender a vivir con mis puntos fuertes y mis flaquezas. “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Corintios 10:12).
4. Recomienden a su interlocutor que renueve su entrega esperitual al Señor. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo 6:33).
5. Anímenle a que aprenda la disciplina de la lectura y el estudio de la Biblia y la oración.
6. Recomiéndenle que ordene sus prioridades para que se ajusten mejor a sus capacidades y que lo haga así de día en día.
7. Sugiéranle que es conveniente que se someta a un asesoramiento profesional , si se requiere algún tipo de seguimiento. Deberá buscar un pastor competente o un psicólogo cristiano.

Citas Bíblicas:

“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. (Isaías 53:4-5)

“Estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados, pero no destruidos”. (2 Corintios 4:8-9).

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20)

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”.
(Proverbios 3:5,6).

“El ánimo del hombre soportará su enfermedad; mas, ¿quién soportará en ánimo angustiado?”. (Proverbios 18:14).

Salmo 38: 1-4, 21,22

Los demonios

Tanto en el mundo religioso como en el secular se observa un reconocimiento y un interés creciente por las actividades demoniacas. La Biblia reconoce la realidad de estas actividades. “Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Los demonios, denominados también en las Escrituras “espíritus de adivinación” (1 Samuel 28:7), “espíritus impuros” (Lucas 4:36) y “espíritus engañadores” (1 Timoteo 4:1), son invisibles, están desencarnados y poseen una inteligencia sobrehumana.

Al igual que Satanás, los demonios cayeron en condenación debido a su soberbia y son adversarios tanto de Dios como del hombre. Aunque reales y activos, el diablo y sus mensajeros (demonios) se ven acusados con frecuencia de muchas cosas de las que no son culpables. Algunos cristianos tienden a achacar todas las conductas erráticas a la “posesión demoníaca”, cuando, en realidad, la mayor parte de esos comportamientos se deben a la naturaleza pecaminosa y egoísta de los seres humanos. Asimismo, algunas veces, los individuos que están bajo los efectos de las drogas, que se han inmiscuido en el ocultismo o las religiones orientales o que están trastornados mentalmente, parecen estar afectados por los demonios.

El cristiano que desee que Dios le use para ayudar a personas con problemas espirituales hará bien en prestar atención a la amonestación que hace el Apóstol Juan: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” o “el espíritu del anticristo” (1 Juan 4:1,3). Así, pues, los cristianos deben discernir, probar, resistir y rechazar a los demonios (véase 1 Corintios 12:10; Efesios 4:27; 6:10-18; 1 Pedro 5:8-9; 1 Juan 4:1-6; Santiago 4:7)

Mediante la victoria de Jesucristo sobre Satanás y sus huestes, y en el nombre poderoso del Señor Jesús y el poder del Espíritu Santo, los hijos de Dios podemos vencer a Satanás y sus demonios (véase Mateo 8:16,17; 12:28; Marcos 16:17; Hechos 19:15)

Nuestros recursos contra los huestes del mal son:
· Vigilancia (1 Pedro 5:8)
· Oración (Juan 15:7)
· El revestirse con toda la armadura de Dios (véase Mateo 26:41 y Efesios 6:10-18)

Estrategia de asesoramiento:
Para el no cristiano:


Si el interlocutor les habla de esclavitud espiritual, actividades o conductas demoníacas, háganle preguntas. Traten de discernir si la situación es realmente como se la describe. “Hábleme de eso”, es una frase que se debe repetir, una y otra vez, hasta que surja el problema verdadero. No duden en ejercer presiones para obtener respuestas.
1. Hagan hincapié en la eficacia del sacrificio de Cristo en la cruz para resolver los problemas del pecado. “Y la sangre de Jesucristo, du Hijo (de Dios) nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7)
2. Si recibe a Cristo, anímenle para que lea y estudie la Biblia todos los días. También deberá orar diariamente. Estas dos disciplinas se suelen establecer firmemente en el caso de las personas que asisten al CCLT, con el fin de obtener compañerismo cristiano, adorar a Dios, estudiar la Biblia y aprender el gozo en el Señor.
3. Si creen que se están enfrentando a una persona verdaderamente poseída por el demonio, sigan las etapas de que dan más adelante respecto a “Cómo ocuparse del caso de una persona verdaderamente poseída por el demonio”.

Para el cristiano:
Si está temeroso de las actividades demoníacas, hagan lo que sigue:
1. Háganle preguntas respecto a las circunstancias. ¿Por qué creen que participan en ellos los demonios? Algunas veces, esos temores los inducen otros cristianos con buena voluntad; pero equivocados.
2. Recuérdenle que todos los recursos de Dios se encuentran a su disposición:
Satanás es un enemigo derrotado (1 Juan 3:8)
Cristo vive en el creyente (Colosenses 1:27)
El Espíritu Santo le da poder (Hechos 1:8 y 2 Timoteo 1:7)
La Palabra de Dios le guía (2 Timoteo 3:16-17)
3. El cristiano está seguro de la victoria, si se somete constantemente al señorio de Cristo a la autoridad y la iluminación de las Escrituras, a la disciplina de la oración triunfadora y al formar parte de un grupo dinámico de creyentes en una iglesia local que enseñe la Biblia.
4. Es posible que el interlocutor esté sufriendo sentimientos profundos de culpa debido al pecado real en su vida y que aborde el tema de la influencia de los demonios, tratando de transferir la culpa, en lugar de aceptar sus responsabilidades personales. El arrepentimiento verdadero y la confesión eliminarán la culpa y también las raíces básicas de la opresión.
5. Es posible que se enfrenten al caso verdadero de una persona poseída por el demonio. Si es así, sigan las etapas que se dan a continuación.
¿Cómo tratar a una persona poseída por el demonio?
Tengan cuidado. Deben estar seguros de que se trata de un caso verdadero de posesión diabólica y no una situación que se deba a algún trastorno físico, psicológico o espiritual. ¡Se puede dañar mucho al interlocutor, si se le indica que está bajo la posesión del demonio, cuando no sea así.
1. Tomen nota cuidadosamente de los síntomas de la persona trastornada, pidiendo sabiduría y discernimiento al Señor. Una persona poseída por el espíritu se encuentra bajo la influencia de un espíritu maligno o se ha visto invadida por él. En ese caso, se observará una conducta extremadamente extraña. Es posible que la persona hable en un idioma o dialecto extraño. A veces, usará un lenguaje blasfemo, soez e inmoral.
2. El caso de una persona así no deberá tomar a la ligera. La resistencia suele ser tenaz y se necesita mucho tiempo para poder resolver realmente las dificultades. Evidentemente, el asesor no podrá dedicar a esa persona todo ese tiempo. Jesús les indicó en cierta ocasión a sus discípulos que no tenían poder en un caso específico porque “este género (los demonios) no salen sino con oración y ayuno” (Mateo 17:21)
3. En los casos en que se libera una persona poseída por los demonios, los participantes señalan unánimemente que es sumamente necesario orar mucho, por lo común mediante un grupo de cristianos reunidos con ese fin. Bajo la dirección del Espíritu Santo, y en los momentos en que él lo indique, se deberá lanzar una orden en el nombre de Jesucristo y con Su autoridad (Mateo 28:18) para expulsar al espíritu maligno. Una persona deberá asumir el liderazgo y actuar como portavoz.
4. Aconséjenle a su interlocutor que busque inmediatamente amistades en la familia de Dios. Puede fortalecer considerablemente la obra de Dios en su vida mediante la lectura y el estudio de la Palabra de Dios, la oración y la iniciación del testimonio sobre las maravillosas obras de Dios en su propia vida (véase Marcos 9:19-22)

Citas Bíblicas
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo y huirá de vosotros” (Santiago 4:7)

“Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar, al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1 Pedro 5:8-9)

“Y Jesús se les acercó y les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18)

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo”. (1 Juan 4:1-3)

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y siempre, y por los siglos” (Hebreos 13:8)

Apocalipsis 12:11
1 Juan 3:8

martes, 21 de julio de 2009

El Temor

Un sentimiento moderado de temor se puede considerar como normal e, incluso, sano. Puede tratarse de una emoción o la conciencia de un peligro inminente – un mecanismo de defensa. Puede ser simplemente el aumento de los latidos del corazón, el rostro sonrojado y las manos sudorosas, al esperar que un profesor nos pregunte algo en clase o que se nos pida que hablemos en alguna reunión. Los temores pueden ser una reacción a las circunstancias imaginarias o reales. Pueden ser agudos o crónicos. Muchas personas temerosas tienden a contagiar a otros con sus ansiedades y tensiones.

El consejero debe dar muestras de amor y trata de descubrir las causas de los temores, ofreciendo ayuda bíblica. Puede que no haya soluciones sencillas o instantáneas para el problema total; pero podemos recomendar una relación apropiada con Jesucristo, la dependencia del Espíritu Santo, y el centrar la vida en la palabra de Dios, como etapas necesarias para lograr una solución.

Las expresiones “temor de Dios” o “respeto hacia Dios” en la Biblia no deben tomarse en el sentido de que Dios espera que nos sobrecojamos de terror ante El, en espera del castigo, sino que le debemos nuestro respeto reverencial y nuestra confianza absoluta. Salomón dijo: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Proverbios 9:10) ¡El temor de Dios (una actitud de confianza y reverencia) elimina todos los demás temores!


“Busqué a Jehová y El me oyó, y me libró de todos mis temores” (Salmo 34:4)

Nota: Billy Gram. escribió: “Jesús dijo que no debemos temer, estar ansiosos, turbarnos ni angustiarnos. La Biblia enseña que este tipo de temor es pecado. ´La paz os dejo, mi paz os doy… No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo´ (Juan 14:27)”.

Estrategia de asesoramiento
Para el no cristiano

Si el interlocutor es una persona no cristiana que exprese un temor a Dios poco sano, debido a su conciencia culpable o el miedo al castigo (el juicio futuro) se estarán enfrentando probablemente a un pecado no resuelto para el que habrá un remedio. Compartan con esa persona Las Cuatro Leyes Espirituales. Hagan hincapié en lo siguiente:
Dios limpia nuestras conciencias. “¿Cuánto más las sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:14).
2. Dios libera de los temores al castigo futuro. “Ahora, pues, ninguna conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1,2).

Para el Cristiano
Si el interlocutor es un cristiano cuyo principal temor es el de fallar personalmente –el no tener suficiente capacidad-, compartan con él lo que sigue:
El Señor se preocupa por nosotros. “Yo soy el buen pastor, y conozco a mis ovejas, y las mías me conocen…” (Juan 10:14). “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11).
Y ha prometido:
* Su presencia. “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé ni te dejaré” (Hebreos 13:5).
* Su providencia. “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25).
* Su protección. “Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmo 27:1).
2. Señalen que el amor es la antítesis del temor. “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:18).

Si su interlocutor es un cristiano que tenga miedo de dar su testimonio de Cristo, anímenle para que:
Esté completamente seguro de su propia relación con Cristo. “Porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12).
Adquiera un compromiso moral consciente con Dios. “Que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo… agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1).
Confíe implícitamente en Dios para que esté y actúe a través de él. “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. (2 Corintios 12:9). “No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová” (Jeremías 1:8).
Sea fiel en su testimonio en las cosas pequeñas. Lleve una vida cristiana con actos de bondad, vigilancia de sus propias actitudes, agradecimiento público a Dios por las comidas, etc.
Busque el compañerismo y la fortaleza de un cristiano más firme, para que puedan dar su testimonio juntos. La confianza aumenta cuando uno toma parte en el evangelismo. “Los pensamientos con el consejo se ordenan; y con dirección sabia se hace la guerra” (Proverbios 20:18).
Asista al Centro Cristiano de Los Teques, y allí recibirá la consejería necesaria a través de las enseñanzas de la Palabra de Dios.
Ore para tener una compasión por los perdidos que le llene. “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad y, ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Corintios 9:16).

Citas Bíblicas:
“No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás…” (Isaías 43:1,2).

“Busqué a Jehová y él me oyó, y me libró de todos mis temores”. (Salmo 34:4).

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10)

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”
(Romanos 8:15-16).

“Mas el que me oyere habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal” (Proverbios 1:33)