martes, 27 de enero de 2009

Inmoralidad Sexual

Billy Graham dijo: “Las relaciones sexuales premaritales constituyen un error… La Biblia condena el sexo fuera de los lazos del matrimonio. El hecho de que la inmoralidad está extendida en toda la sociedad moderna, no la santifica”.

Nos hemos visto abrumados por la llamada revolución sexual. Se le han querido dar avisos de romanticismo e idealización fuera de toda proporción. Lo que se inició como un reto a los principios bíblicos, se convirtió rápidamente en el grito de batalla de los hedonistas: “Si te hace sentirte bien, hazlo – en tanto nadie salga lastimado”.

Qué irónico resulta este argumento sentimental en defensa de la inmoralidad, a la luz del legado devastador hecho a toda la sociedad: millones de nacimientos de criaturas ilegítimas, personalidades destruidas, divorcios, abortos y enfermedades venéreas abundantes, algunas de las cuales son incurables.

Dios prohíbe expresadamente la conducta sexual irresponsable, para evitarnos las consecuencias desastrosas que se generan. “El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor… huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca” (1 Corintios 6:13,18)

Dios condena la inmoralidad y ofrece el camino para liberarse de ella. En 1 Corintios 6: 6-11, el Apóstol Pablo declara que ningún inmoral sexual heredará el reino de Dios. No obstante, agrega: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados (nacidos de nuevo), ya habéis sido santificados (limpios), ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11,12)

Al igual que con cualquier otro pecado, Dios vence la inmoralidad por medio de la cruz.

Estrategia de Asesoramiento:

1. Hagan que la persona se sienta a gusto, agradeciéndole que les haya llamado. Traten de proyectarse como individuos que se preocupan por los demás, sin mostrar paternalismo. Tampoco sean demasiado críticos.
2. Traten de comprender toda la situación. Escuchen con sensibilidad y hagan preguntas sólo con el propósito de poder entender el problema con mayor claridad. No saquen conclusiones ni ofrezcan soluciones espirituales hasta tener una perspectiva completa.
3. Investiguen sus actitudes en relación al sexo. Sus opiniones les ayudarán a explicar su conducta sexual. Pregunten cuáles cree son las causas que contribuyen a su participación, si se siente culpable de ello, si lo considera como un pecado.
4. Pregúntenle si puede leerle porciones de la Palabra de Dios que se refieren al sexo premarital o extramarital. Hagan hincapié en que la Biblia es una fuente válida en lo tocante a las cuestiones morales. Lean todas o algunas de las citas siguientes: 1 Corintios 6:13,15-20; Hechos 15:20; Efesios 5:3; Colosenses 3:5 y Éxodo 20:14.
5. Por lo que establece la Biblia, sus actos inmorales son desagradables para Dios. Para agradar al Señor, debe arrepentirse de toda inmoralidad y renunciar a ella. (Lea 1 Corintios 6:9-11). Dios condena la conducta inmoral; pero nos ama y persona, si le confesamos nuestros pecados y recibimos por fe a Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador.
6. Destaquen la importancia de que la persona corte cualquier relación que pueda contribuir a su inmoralidad. “No erréis; las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33) El mejor lugar ara establecer nuevas amistades que le fortalezcan contra la tentaciones es la iglesia, donde se enseña siempre la palabra de Dios. Animen a su interlocutor que pueda ir al CCLT y participe en sus actividades. Una de sus metas debe ser convertirse en cristiano consagrado. La falta de una relación vital con Cristo es el factor principal de este problema.
7. Aconsejen a esa persona a que consulte al pastor en busca de aliento y consejos. Es probable que necesite hacerlo de una manera constante, durante cierto tiempo, para liberarse de las tentaciones y comenzar a caminar con el Señor.
8. Oren con ella para que reencauce por completo su mente su vida para la gloria de Dios.

Citas Bíblicas:

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados… Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. (1 Juan 1:9 y 2:1)

“Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo”. (1 Corintios6:13)

“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. (Isaías 55:7)

“Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras… Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuentas: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. (Isaías 1:16,18)

domingo, 25 de enero de 2009

Las personas abusivas

Las personas abusivas se encuentran en todos los niveles socioeconómicos y en todos los grupos culturales, raciales y de edades. Hay tanto mujeres como hombres abusivos. Lo que sigue podría aplicarse a cualquiera de entre ellos. Aunque hay similitudes en las características de las personas abusivas, vamos a describir brevemente tres categorías.

El cónyuge abusivo
Aunque las historias de casos varían, hay rasgos similares en todos ellos. La persona abusiva tiene “un punto de ebullición” muy bajo y sólo conoce un modo de descargar su ira: mediante sus malos tratos. Tiene poca estimación por sí mismo, se considera con frecuencia un fracasado, se relaciona mal con otras personas, es celoso y acusa a su cónyuge de darle poco respaldo o, incluso, de serle infiel. Trata de controlar todas sus actividades e incluso lo espía, creyendo que su conducta fomenta en realidad el bienestar de la familia. Tiene un yo insaciable, es muy exigente, no acepta reproches por sus fracasos, con frecuencia ofende sin demostrar sentimientos, y no admite tener ningún sentimiento de culpa en el nivel emocional ni siquiera después de aceptar su problema.

Las personas abusivas tienden a justificarse, ya sea convencidas de que sus cónyuges o asociados las impulsan a ello o negando completamente que son abusivas. La frustración hace que los malos tratos se desencadenan: no puede golpear a su jefe en su trabajo, de modo que descarga su ira en su hogar, sobre sus cónyuges y sus hijos. El alcoholismo y el uso desmedido de las drogas son algunas veces causas de los malos tratos explosivos.

Los que maltratan a los niños
La mayoría de estos síntomas se encuentran presentes en los que maltratan a los niños. A esto se debe añadir el hecho de que esas personas suelen ser muy exigentes y desean que se les obedezca ciega e inmediatamente. Son sumamente impacientes y a menudo descargan sus frustraciones, las heridas y los sufrimientos de su propia infancia sobre sus propios hijos. Sus expectativas son demasiado altas para ellos, por lo que con frecuencia los menosprecian o humillan. Con frecuencia, sus insultos verbales, acompañados por el uso de vocabulario soez y obsceno, resulta tan devastador para los niños que estos comienzan a aceptar pasivamente los malos tratos físicos, considerando que los merecen. Así se transforman en víctimas. En muchos casos se incluyen el alcohol y las drogas.

El que abusa sexualmente (incesto)
Nota: Las niñas no son las únicas víctimas de estos abusos. También hay muchos casos de niños.
Las características del que abusa de su cónyuge son generalmente válidas para las que abusan del sexo. Esas personas están emocionalmente aisladas; aunque pueden parecer íntegras desde el punto de vista emocional. Parece ser pasivo; pero ejerce un control rígido y cada vez mayor sobre los actos de su hija, conforme la niña va creciendo. Es insensible, egocéntrico, autocomplaciente y considera a las personas tan sólo como objetos. El alcohol y la drogadicción se relacionan con frecuencia con el incesto.

Los abusos sexuales suelen ser de larga duración y repetitivos, acompañados por intimidación y coacción. Cuando se hace que se enfrente a la verdad, el adulto abusivo rechaza toda participación o responsabilidad y tiende a culpar a su víctima. Con toda probabilidad, esa persona sufrió también abusos sexuales en su propia infancia.

Una esposa que no haya logrado proteger a su hija de los abusos sexuales (cuando está realmente consciente de ellos), permanecerá pasiva y, con frecuencia, respaldará las negativas o excusas de su marido. Cuando se ve atrapado, el individuo abusivo promete “no volver a hacerlo”. ¡No se puede confiar en esas promesas!

Por todo lo anterior, se entenderán que es sumamente difícil el tratar a un individuo semejante. Sin embargo, es posible que lo que sigue les resulte útil.

Estrategia de asesoramiento:

1. Hablen con amor.
No emitan juicios ni acusaciones. Conforme vayan llevando la conversación hacia los puntos cruciales, dejen que sea la palabra de Dios la que reproche y convenza.
2. Anímenlo, diciéndole que ha hecho lo correcto al tomar la decisión de hablar de su problema.
Se sienten contentos de hablar con él, porque la Biblia tiene soluciones para todos los problemas humanos, sobre todo los relativos a las relaciones familiares.
3. Díganle que debe estar dispuesto a afrontar la realidad de lo que ha hecho y lo que sucede.
Su esposa y sus hijos han recibido de Dios el derecho a recibir un trato decente, con amor y preocupación por su bienestar. Esa persona debe entender que los está destruyendo. Lo que hace es contra la ley y puede recibir un castigo severo por ello. Sin embargo, podrá controlarse con la ayudad e Dios.
4. Pregúntenle si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador. Denle las Cuatro Leyes Espirituales.
Nota: Debe estar dispuesto a confesar su conducta abusiva, como pecado y volverse hacia Dios para su corrección y liberación. Dios perdonará el pecado; es por esto que envió a Su Hijo a morir por nosotros en la cruz.
5. Recomiéndele que lea y estudie la Biblia.
La Biblia tiene soluciones para todos los problemas en lo que se refiere a la conducta humana.
6. Aconséjenle que mantenga un contacto estrecho con el pastor del CCLT. El pastor podrá continuar el asesoramiento y la vigilancia de la conducta en la familia.
7. Recomienden la aceptación de asesoramiento profesional tanto para el culpable como para el resto de la familia.

Citas Bíblicas:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”. (Efesios 5:25, 28, 29)

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4)

“No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. (1 Corintios 6:9-11)

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. (Gálatas 5:22-23)

1 Pedro 3:7

viernes, 9 de enero de 2009

La homosexualidad

Un homosexual es una persona sexualmente atraída hacia miembros de su propio sexo. Las mujeres homosexuales reciben el nombre de lesbianas.

Este es un problema muy complejo y muy mal entendido por una gran proporción de la sociedad. La complejidad desafía a todos los estereotipos, tales como el hombre afeminado y la mujer masculina; aunque algunos de ellos manifiesten esas características. Desgraciadamente, es un modo de vida –practicado por muchas personas- que ha invadido todos los niveles de la sociedad. De hecho, se encuentra una gran cantidad de homosexuales entre las personas bien educadas, cultas y refinadas que ocupan puestos de responsabilidad en la industria, las profesiones y el gobierno.

Aunque hay una militancia creciente entre los homosexuales, lo que da como resultado una defensa abierta de su modo de vida y la formación de organizaciones de homosexuales que luchan por sus derechos, muchos de ellos llevan una doble vida, debido a la intolerancia y las presiones de la sociedad. Muchos de ellos se sienten en una situación tortuosa al tratar de encubrir su conducta delante de las personas con las que se relacionan. El temor al descubrimiento se hace obsesivo y muchos de ellos cargan sentimientos de culpa, al darse cuenta de las implicaciones morales de sus prácticas.

Esa conducta no se puede relegar simplemente como un modo de vida alternativo o una orientación sexual diferente. Tampoco se puede sostener que muchos de ellos “nacieron de ese modo”. Los intentos de explicar esos comportamientos, considerándolos una enfermedad, tratan de eludir el verdadero problema.

Dios no ama a los homosexuales menos que a cualquier otro ser humano. Sin embargo, esa conducta se aleja del orden expresado por Dios. Aun cuando muchas de esas personas pueden sentir que no han escogido su orientación sexual, queda todavía el hecho de que respondieron de modo inadecuado a esa orientación: es esta “respuesta” la que se debe analizar a la luz de las Escrituras.

La Biblia no deja dudas respecto a lo que son las relaciones sexuales correctas:

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24)
“Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella” (Génesis 9:7)
“He aquí, herencia de Jehová son los hijos” (Salmo 127:3)
“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer”. (1 Corintios 7:3-4)

Según estás citas bíblicas, es evidente que Dios ordenó el establecimiento y la perpetuación de la humanidad mediante la unión sexual de un hombre con una mujer. En este orden establecido por Dios tiene una gran importancia el hecho de que la familia –que se compone de madre, padre e hijos- es la base de la sociedad. Las Escrituras tienen una gran cantidad de evidencias que le dan substancia a este orden. Sin embargo, no debemos suponer que todos se deben casar y reproducir. El celibato forma parte también del orden de Dios.

También hay muchos pasajes de las Escrituras que desaprueban las prácticas homosexuales. La Biblia incluye la homosexualidad en la lista de las inmoralidades carnales, junto al adulterio, la fornicación, la prostitución, la lujuria, etc. No se debe aislar como “pecado especial”, más ofensivo para Dios que cualquier otro. Dios se enfrentó a todos los pecados mediante la cruz. Y sólo cuando cualquiera de nosotros está dispuesto a confesar el pecado, Dios puede resolver nuestras rebeliones y ocuparse de nuestro corazón soberbio y culpable.

Nota:
Billy Graham comentó: “Como quiera que tratemos de explicar esas prácticas (homosexuales), para que parezcan una alternativa viable para las relaciones heterosexuales, el capítulo 1 de Romanos indica claramente que son el producto de una mente reprobada. Al decir esto, no exonero todas las actividades heterosexuales. Tal y como lo expresó el Dr. Harold Lindsell: ‘El heterosexual inmoral no es mejor ni peor que quien practica la homosexualidad. Los dos están sujetos al juicio divino’. Cuando acudimos a Cristo, se nos exige que nos arrepintamos de nuestros pecados y que ya no llevamos los patrones de vida pecaminosos a los que nos dedicábamos antes”.

La iglesia necesita analizar con mucha seriedad sus actitudes pasadas al tratar a los homosexuales. Por supuesto, no puede dejar de condenar los modos de vida de los homosexuales, ni fomentar su participación en la vida de la iglesia, como pecadores no arrepentidos. Sin embargo, deberá abordar el problema con sinceridad y en forma realista, con amor cristiano y comprensión. No es la voluntad de Dios que alguien esté dominado por la homosexualidad. Su gracia es suficiente para dar la victoria a los que estén dispuestos a someterle ese aspecto de su vida a Él. La iglesia debe tomar la iniciativa, dando alicientes a los homosexuales con este mensaje.

Es muy animador el hecho de que los homosexuales estén comenzando a dar testimonios de haberse liberado de sus prácticas por el poder del evangelio; aun cuando es posible que algunos de ellos nunca estén completamente libres de tendencias homosexuales o, incluso, de tentaciones. Pablo, al escribirles a personas que habían participado en prácticas homosexuales y otros muchos tipos de pecado, dijo: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11)

Esto nos da confianza para dar testimonio de la transformación que la persona y la obra de Jesucristo puede efectuar en una vida. El único antídoto para este problema, así como también, de hecho, para cualquier otro tipo de conducta pecaminosa, es una relación personal, íntima y continua con Jesucristo. Esta relación es un proceso continuo de crecimiento y cambio. A veces, puede tratarse de un proceso doloroso, marcado por caídas y desaliento. Esos retrocesos no deben provocar sentimientos de desesperación ni fomentar la creencia de que no vale la pena el esfuerzo, puesto que se pierde todo con tanta facilidad. La comunión del creyente con Cristo se mantiene sobre la base de lo: que se dice en 1 Juan 1:9, y esa confesión da como resultado una renovación inmediata de nuestra relación continua con El.

Estrategia de Asesoramiento:

Como anticipación al testimonio en este campo tan delicado, el consejero deberá examinar sus propias actitudes hacia el problema. Si una persona no es objetiva y sinceramente capaz de ofrecer el amor y la gracia de Dios a un homosexual, deberá pasar el interlocutor a otro cristiano.

Es probable que se presenten tres situaciones:
* El miembro de una familia que acaba de descubrir que uno de sus seres queridos practica la homosexualidad y se pregunta: ¿Cómo puedo seguir viviendo con esto? ¿Qué puedo hacer?
* Un individuo que admite ser homosexual prácticamente y busca consejos. Con frecuencia un homosexual querrá hablar sin revelar su problema, o intentará encubrirlo. Otras veces, abordará el problema en forma desviada, como, por ejemplo: “Tengo un amigo que…””
* Un cristiano que admite que tiene ese problema.

Si la familia se enfrenta a este problema:
1. Aconséjenle a su interlocutor que no se deje llevar por el pánico y que le pida a Dios que le dé poder para aceptar la situación, a pesar de su dificultad.
2. Anímenle a que mantenga abiertos los lazos afectivos. Debemos amar a Dios como Dios nos ama a todos, a pesar de lo que somos.
3. Debe evitar el condenar o menospreciar a la otra persona. Esto sólo provoca antagonismo y pérdida de comunicaciones.
4. Por otra parte, aconséjenle que no condene ni trate de justificar las prácticas homosexuales. Que no reinterprete las Escrituras de modos acomodaticios.
5. Deberá adoptar una posición firme, pero afectuosa, sobre la base de las Escrituras, y darle amable y sinceramente el testimonio del Señor a la persona de que se trate, utilizando la Biblia como espada; no como palo.
6. Animen a su interlocutor a que confíe a su ser querido a Dios (véase Proverbios 3:5-6), tratando de profundizar su vida de oración como los “concentrados en la fe”. A veces, Dios permite que tengamos una situación de crisis para hacer más profunda nuestra dependencia de El.
7. Aconséjenle que no trate de vivir con emociones reprimidas. Puede querer confiar su secreto a algún amigo cristiano y aprender a compartir las preocupaciones y decepciones. Un compañero cristiano en la oración es un gran bien.
8. Anímenle para que esté preparado para soportar su desilusión, en el caso de que la situación no cambie.

Si el interlocutor es un homosexual practicante:
1. La actitud del testigo debe estar llena de afecto y comprensión. Con frecuencia estará hablando con una persona que se siente solitaria, culpable y rechazada. Demuéstrenle una actitud de simpatía e interés, sin ser arrogantes. Estén listos para eliminar las “cortinas de humo” que puede presentar su interlocutor, para ocultar la verdadera razón que le impulsó a llamarles. No inicien la conversación haciendo que el individuo se enfrente directamente a su modo pecaminoso de vida. Esto surgirá con mayor naturalidad cuando le expliquen las “Cuatro Leyes Espirituales”.
2. Traten de ganarse la confianza de su interlocutor, dándole ánimos. “Me agrada hablar con usted y compartiré todo lo necesario para ayudarle”.
3. En algún momento conveniente de la conversación, incluso si deben sugerirle que deje a un lado temporalmente otras cosas, pregúntenle a esa persona si ha recibido a Jesucristo como Señor y Salvador personal. Comparta con ella las Cuatro Leyes Espirituales. Asegúrenle que, como en el caso de cualquiera sin Cristo, la experiencia transformadora del nuevo nacimiento es el primer paso hacia la salud espiritual. “Restauró mi alma” (Salmo 23:3)
4. Si les responde afirmativamente, oren con su interlocutor para que reciba la liberación y para que su mente se vea renovada por medio del evangelio. Indíquenle que debe estar dispuesto a permitirle a Dios cambiar algunas cosas en su vida, por mucho que sea su desagrado o su inquietud.
5. Díganle que es importante que comience a leer y estudiar la Palabra de Dios. Es la fuente de nuestro conocimiento de Dios y sus Caminos para nosotros. Nadie puede aprender los pensamientos de Dios fuera de las Escrituras.
6. Animen a su interlocutor para que establezca nuevas relaciones, después de abandonar sus asociaciones antiguas. Esto se puede hacer mejor al entrar a formar parte de una iglesia que enseñe la Biblia, donde se pueden obtener amigos cristianos consagrados para recibir fortaleza y compañerismo. Algunas veces, existirá en esa iglesia un grupo de solteros.
7. En lo que se refiere a la ayuda continua, animen a su interlocutor a que busque el asesoramiento profesional de un psicólogo cristiano o un pastor competente.

Si el interlocutor declara que es cristiano:
Debemos darnos cuenta de que hay muchos cristianos que luchan contra la homosexualidad y las tentaciones homosexuales.
1. Se necesita una actitud de amor cristiano y compasión. Tomen la determinación de escuchar a esa persona pacientemente hasta que conozcan su historial.
2. En un momento conveniente, compartan con su interlocutor las Cuatro Leyes Espirituales, para determinar si ha recibido alguna vez a Cristo como su Señor y Salvador personal.
3. Si encuentran resistencia o algún intento por parte de su interlocutor para justificar su modo de vida, denle paciente, pero firmemente, el mensaje de las Escrituras a ese respecto. Pregúntenle cómo puede reconciliar su conducta con las enseñanzas de la Biblia. Ningún razonamiento cambiará el hecho de que las Escrituras condenan la conducta homosexual. Su interlocutor debe reconocer que es mala y pecaminosa. Su única esperanza de rehabilitación reside en que confiese su pecado a Dios y abandone esas prácticas.
4. Anímenle a que lea y estudie la Biblia. La asimilación de la Palabra de Dios dará como resultado una “renovación de la mente”. Al cambiar sus patrones de pensamiento, su conducta y su modo de vivir lo harán también.
5. Anímenle a que asista fielmente al CCLT, con el fin de desarrollar el compañerismo cristiano, estudiando la Palabra de Dios, aprendiendo a orar, adorando y dando testimonio del Señor.
6. Aconséjenle que busque la ayuda adicional con el pastor o un profesional cristiano.
Citas Bíblicas

La homosexualidad como pecado:

“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. (Romanos 1:24-27)

“Para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado”. (1 Timoteo 1:10-11)

La homosexualidad la juzgará Dios:

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9-10)

Génesis 18 y 19. (Léanlos, por favor)

El poder del evangelio para liberar del pecado:

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” (Romanos 1:16)

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del Señor”. (Lucas 4:18-19)

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
(Juan 1:12)

“Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. (Juan 1:12)

La tentación se puede vencer:

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. (1 Corintios 10:13)

“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. (Hebreos 2:18)

“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. (Hebreos 4:14-16)

Una mente renovada:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. (Romanos 12:1-2)

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos en la justicia y la santidad de la verdad”. (Efesios 4:22-24)

“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. (2 Corintios 10:5)

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. (Isaías 26:3)

El Hogar (Crianza y disciplina de los hijos)

Uno de los temas más repetidos en la Biblia es el de preparar a los hijos mediante las enseñanzas y el ejemplo. El libro de Deuteronomio afirma con claridad que a los niños se les deben enseña los caminos de Dios. “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6,7)

El libro de los Proverbios es un compendio de la sabiduría del pueblo de Dios. Uno de sus puntos de enfoque mas firmes es la familia y la crianza de los hijos en la fe. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. (Proverbios 22:6)

Timoteo había recibido desde niño las enseñanzas de las Escrituras, según el mandato de Dios y las costumbres judías. “Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15)

Pablo nos habla de la necesidad de continuidad en la educación y la disciplina de nuestros hijos: “Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también (2 Timoteo 1:5)

La Biblia enseña que los padres tienen la responsabilidad de criar y disciplinar a sus hijos, de tal modo que crezcan conociendo las Escrituras y honrando a Dios.

Nota: Billy Graham advierte: “La razón básica de la falta de felicidad en el hogar es que hemos desdeñado a Dios y los principios que nos dio. Nos hemos negado a reconocer Su plan para la familia. Los miembros del hogar han rehusado aceptar sus responsabilidades, tal y como se establecen en la Biblia. Es sabido que la obediencia no es una característica natural. Se debe enseñar y aprender. A los niños se les debe inculcar la obediencia en la misma forma que la lectura y la escritura”.

Estrategia de asesoramiento:
1. Animen a los padres que les proporcionen a sus hijos el tipo de hogar que contribuye a un sólido desarrollo espiritual y mental.
A. Un hogar estable, pacífico y amoroso.
B. Un hogar centrado en la familia, en el que tenga una sensación de solidaridad, respecto mutuo y aliento. Un hogar donde los miembros de la familia hagan muchas cosas juntos, sobre todo cuando los niños son pequeños.
C. Un hogar centrado en Dios, donde cada miembro tenga derecho a responder al amor divino en Cristo y a recibir enseñanzas sobre cómo vivir con perspectivas espirituales. Véase Proverbios 22:6 (este será un momento apropiado para preguntarle a su interlocutor si ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador). Cuando sea apropiado, explíquenle las Cuatro Leyes Espirituales.
D. Un hogar orientado a la iglesia. Es mucho más fácil criar a los hijos cuando su vida y la de sus familiares y amigos está centrada en la iglesia.
E. Los padres deben introducir a sus hijos al mundo de la mente por medio del ejemplo y la práctica. Si los padres son lectores, los hijos tendrán también probabilidades de leer. Se deberán llevar al hogar buenos libros y publicaciones al nivel de los niños. Cuando los niños estén en edad de escuela primaria, convendrá darles lecciones de música, aficiones y deportes. Esa será una buena salvaguarda contra los conflictos cuando lleguen los anos difíciles de la adolescencia.
2. Animen a los padres para que reconozcan que sus hijos tienen ciertos derechos; pero que esos derechos se integran con los que afectan a todos los miembros de la familia.
A. El niño tiene derecho a ser amado y aceptado.
B. El niño tiene también derecho a recibir los tipos de refuerzos que generan al respecto de sí mismo y sentimientos de seguridad y pertenencia.
C. El niño tiene derecho a ver que sus padres se demuestren el uno al otro respeto y afecto sincero. Se necesitan ejemplos de conducta cristiana madura para que los hijos vean los modos en que sus padres manejan los problemas y las tensiones.
D. El niño tiene derecho a ser disciplinado y castigado en formas justas y congruentes.
1. No esperen de un niño más de lo que pueda dar.
2. Sean justos y correctos al administrar castigos. Las exigencias excesivas y los castigos corporales muy duros conducen con rapidez al resentimiento y la rebelión. Los padres deben ser flexibles y no exigir que todo se cumpla “al pie de la letra”.
3. Nunca apliquen castigos con ira o bajo la influencia de l momento.
4. Denle siempre una explicación al niño, para que sepa con seguridad por qué se le castiga.
3. Animen a los padres para que, cueste lo que cueste, mantengan abiertas las comunicaciones.
A. Los padres deben dedicar tiempo a escuchar a sus hijos con atención y a tomar la iniciativa para fomentar el diálogo. Deberá haber debates francos relativos al sexo, las drogas, el alcohol, las citas, etc.
B. Los padres deberán compartir con sus hijos experiencias de su infancia y adolescencia, incluso los errores y los fracasos.
C. Los padres deben ser sinceros y permitirles a sus hijos discutir sus normas y creencias. Esto les dará la oportunidad de dar explicaciones a ese respecto y razones para apoyarlas. Gracias a esto, sus hijos formularán sus normas de creencias y valores. Los padres podrán darles alicientes y ayudarles a que se fijen metas para el presente y el futuro.

Citas Bíblicas:
“Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él” (Proverbios 20:7)

“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten” (Colosenses 3:21)

“No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere”. (Proverbios 3:11-12)

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” . (Efesios 6:1-4)

Proverbios 31:10, 26, 27, 28
Proverbios 30:11
Deuteronomio 12:28