jueves, 10 de febrero de 2011

La Biblia




Algunos cristianos mal informados, o que tienen dudas sinceras, ponen en tela de juicio la autoridad de la Biblia. Podemos tener que enfrentarnos a personas que sostienen que la Biblia es una colección de mitos e inexactitudes. Hay tres cosas que caracterizan a casi todos aquellos a los que les resulta difícil aceptar la autoridad de las Escrituras.


· Es raro que se molesten en leer la Biblia.

· Abordan la Biblia con muchos prejuicios aprendidos de los críticos de las Escrituras y sus escritos.

· No conocen al “Autor”.

Sin embargo, ¿podemos confiar en la Biblia? ¡Sí!

Nota: Billy Graham dijo: “Hace mucho tiempo decidí aceptar la Biblia por fe. Esto no debería resultarle a nadie muy difícil. La mayoría de nosotros no entendemos la fisión nuclear; pero la aceptamos. Por mi parte, no comprendo la televisión, pero la acepto. No entiendo la radio; pero todas las semanas mi voz recorre el mundo y la acepto. ¿Por qué es tan fácil aceptar todos estos milagros realizados por el hombre y tan difícil aceptar los milagros de la Biblia?”

¿En qué autoridad nos basamos para creer en la Biblia?

1. La Biblia misma sostiene que es la Palabra de Dios. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).

“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:20-21)

2. Jesús y los apóstoles confirmaron su autenticidad, citando sus pasajes continuamente en sus escritos y ministerios. Por ejemplo, tenemos la confirmación de Jesús: “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18) Asimismo, Pedro citó las palabras de David para substanciar la resurrección de Jesucristo (véase Hechos 2:29-36).

3. La iglesia histórica ha reconocido y utilizado siempre la Biblia como la palabra inspirada por Dios sobre Sí mismo y Su voluntad. Hay citas de los primeros cristianos que se remontan hasta el final del primer siglo de nuestra era. La Biblia ha sido siempre la regla definitiva de fe y práctica para la verdadera iglesia.

4. La historia y arqueología se combinan para confirmar la autenticidad de la Biblia. Las crónicas históricas son evidentes e indiscutibles. Muchos de los lugares que se mencionan en la Biblia se pueden identificar con facilidad, incluso en la actualidad. Centenares de sitios arqueológicos han permitido obtener pruebas abundantes que confirman la tesis cristiana de que se debe confiar en la Biblia. También se han preservado hasta nuestros días manuscritos antiguos de la Biblia y podemos mencionar tres de ellos:

Los Rollos del Mar Muerto contienen ya sea fragmentos o el texto completo de todos los libros del Antiguo Testamento, con excepción del de Ester. Algunos de esos textos se remontan a dos o tres siglos antes de Cristo.

El Códice Sinaítico, descubierto en el antiguo monasterio situado al pie del Monte Sinaí, se remonta a los primeros siglos de la era cristiana.

Muchos de estos y otros documentos se encuentran disponibles para examen.

5. El cumplimiento de las profecías es un buen testimonio de la exactitud de la Biblia. Unos cuantos ejemplos tomados de la vida de Jesús servirán para ilustrar este punto:

Nacería en Belén: Miqueas 5:2 y Lucas 2:4-7.

Llevaría una vida sin pecado: Isaías 53:9 y 2 Corintio 5:21.

Lo matarían (crucificarían): Isaías 53:5-7 y Mateo 27:35.

Clamaría desde la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?: Salmo 22:1 y Mateo 27:46.

6. La notable unidad y la coherencia de la Biblia confirman su autenticidad. Revela un solo autor –el Espíritu Santo- tras la diversidad de sus autores humanos. No es simplemente un conjunto de personajes, lugares y fechas. Posee una continuidad asombrosa, puesto que los hechos como el mensaje de la Biblia están recíprocamente relacionados, en formas estrechas y asombrosas, para revelar al Hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador Jesucristo y Su obra de redención y restauración del género humano. ¡Es un libro con un tema: Jesucristo!

7. La Biblia se confirma por su poder para transformar vidas. Su mensaje surgió con poder en la escena humana, en la época neotestamentaria, para trastornar “el mundo entero” (Hechos 17:6). Hay poder en el mensaje de la Palabra de Dios. Desde la época del Apóstol Pablo hasta nuestros días, el poder del evangelio ha transformado muchas vidas. Sólo los países afectados por el mensaje evangélico de la Biblia han conocido una elevación de sus sociedades: los derechos humanos, el trato que se les da a los niños y las mujeres, los avances médicos, la libertad de la esclavitud, etc. La Biblia es el único libro que proporciona respuestas para las preguntas cruciales de los seres humanos: ¿Quién soy? ¿De dónde procedo? ¿Por qué estoy aquí? ¿A dónde voy? ¿Cuál es la finalidad de la existencia?

Estrategia de asesoramiento:

¡No inicien discusiones nunca! Si su interlocutor es lo bastante flexible como para escucharles, preséntenle una cantidad tan grande de lo que aquí se ha escrito como sea posible.

1. La aceptación de la Biblia por una persona se relaciona directamente con su disposición para aceptar a su autor. En algún momento apropiado, durante la conversación, pregúntenle a su interlocutor si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador. Háblenle de las Cuatro leyes espirituales.

2. Aconséjenle que obtenga una traducción reciente de la Biblia para su lectura y estudio. El abordar el estudio de la Biblia con la mente dispuesta y pidiéndole a Dios que se revele a Sí mismo, Su voluntad y Sus propósitos, deberá proporcionar una experiencia muy valiosa.

3. Invítenlo al CCLT, donde se enseña la Palabra de Dios, que pueda formar parte de nuestro maravilloso grupo de adoración o pueda incorporarse al servicio dentro de cualquier ministerio, incorporarse a una célula y conozca a otros cristianos, desarrollando de esta manera compañerismo y amistad cristiana.

4. Oren con esa persona, pidiendo que tenga iluminación espiritual, fe y plenitud en su vida mediante el poder de la palabra de Dios. “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (Hechos 20:32).

Recomendaciones adicionales:

1. Si su interlocutor admite no haber leído mucho la Biblia, anímenle a que comience a hacerlo cuanto antes. Deberá seguir los mismos métodos que emplearía en cualquier experimento: abordar las Escrituras imparcialmente y darles una oportunidad en sus pensamientos. Recomiéndenle que comience con el evangelio de Lucas, luego con el Libro de los Hechos y, a continuación, en cualquier otro lugar de la Biblia.

2. Respuestas a posibles preguntas que se puedan presentar:

A. La Biblia dice que el hombre ha estado en la tierra durante sólo unos 6.000 años.

Respuesta: La Biblia no dice en ninguna parte que el hombre haya estado en la tierra sólo 6.000 años. Este concepto falso se debe probablemente a la cronología del Obispo Ussher, desarrollada en el siglo XVII. La Biblia no dice que la antigüedad del hombre sea de 6.000, 60.000 ni 600.000 años. Lo que dice es: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1).

B. La Biblia está llena de inexactitudes.

Para poner a prueba los conocimientos de su interlocutor, pregúntenle: ¿Qué inexactitudes? En caso de que responda mencionando la creación, el arca de Noé, el día largo de Josué, el pez de Jonás, el nacimiento virginal, etc., díganle que no podemos explicar esas cosas, aunque creemos que son históricas. No necesitamos defender esos conceptos. Dios habló. ¡La Biblia exige fe! Citen a Billy Graham del comienzo de este tema. Pablo, el apóstol, dijo, al escribir respecto a quienes tienen dificultades con las Escrituras: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (sólo se pueden por medio del Espíritu Santo) (1 Corintios 2:14).

C. Me resulta difícil creer en la Biblia o no la entiendo.

Respuesta: Recomiéndenle que adquiera una traducción moderna de la Biblia y que vuelva a intentarlo. Citen a Mark Twain, que escribió: “Lo que me inquieta no son las cosas de la Biblia que no comprendo, sino las que entiendo”.

Si el interlocutor parece sincero en sus dudas, recomiéndenle que recite la oración que sugiere John Stott en su libro “Basic Christianity”: Dios, si existes (y no sé si existes o no) y si puedes oír esta oración (y tampoco sé si puedes hacerlo), quiero decirte que estoy buscando sinceramente la verdad. Muéstrame si Jesús es verdaderamente Tu Hijo y el Salvador del mundo. Y si logras convencerme en mi mente, confiaré en El como mi Salvador y lo seguiré como mi Señor”.

Quizá le resulte conveniente utilizar el método de D.L. Moody para abordar el estudio de la Biblia:

“Oré pidiendo fe y creí que algún día la fe descendería sobre mí y me golpearía como un rayo. ¡Sin embargo, la fe no llegaba! Un día estaba leyendo el capítulo 10 de Romanos: “Así que la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:17). Había cerrado mi Biblia y pedido fe. Entonces, abrí mi Biblia, comencé a estudiarla y la fe ha ido creciendo en mí desde entonces”.

Citas bíblicas:

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos ylas intenciones del corazón”. (Hebreos 4:12)ón”. (Hebreos 4:12)

Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como la palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Tesalonicenses 2:13).

Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. (Romanos 15:4).

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”. (Apocalipsis 1:3).

Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad” (Hebreos 2:4).

2 Timoteo 3:16-17

2 Pedro 1:20-21

Hechos 20:32.