viernes, 9 de enero de 2009

La homosexualidad

Un homosexual es una persona sexualmente atraída hacia miembros de su propio sexo. Las mujeres homosexuales reciben el nombre de lesbianas.

Este es un problema muy complejo y muy mal entendido por una gran proporción de la sociedad. La complejidad desafía a todos los estereotipos, tales como el hombre afeminado y la mujer masculina; aunque algunos de ellos manifiesten esas características. Desgraciadamente, es un modo de vida –practicado por muchas personas- que ha invadido todos los niveles de la sociedad. De hecho, se encuentra una gran cantidad de homosexuales entre las personas bien educadas, cultas y refinadas que ocupan puestos de responsabilidad en la industria, las profesiones y el gobierno.

Aunque hay una militancia creciente entre los homosexuales, lo que da como resultado una defensa abierta de su modo de vida y la formación de organizaciones de homosexuales que luchan por sus derechos, muchos de ellos llevan una doble vida, debido a la intolerancia y las presiones de la sociedad. Muchos de ellos se sienten en una situación tortuosa al tratar de encubrir su conducta delante de las personas con las que se relacionan. El temor al descubrimiento se hace obsesivo y muchos de ellos cargan sentimientos de culpa, al darse cuenta de las implicaciones morales de sus prácticas.

Esa conducta no se puede relegar simplemente como un modo de vida alternativo o una orientación sexual diferente. Tampoco se puede sostener que muchos de ellos “nacieron de ese modo”. Los intentos de explicar esos comportamientos, considerándolos una enfermedad, tratan de eludir el verdadero problema.

Dios no ama a los homosexuales menos que a cualquier otro ser humano. Sin embargo, esa conducta se aleja del orden expresado por Dios. Aun cuando muchas de esas personas pueden sentir que no han escogido su orientación sexual, queda todavía el hecho de que respondieron de modo inadecuado a esa orientación: es esta “respuesta” la que se debe analizar a la luz de las Escrituras.

La Biblia no deja dudas respecto a lo que son las relaciones sexuales correctas:

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24)
“Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella” (Génesis 9:7)
“He aquí, herencia de Jehová son los hijos” (Salmo 127:3)
“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer”. (1 Corintios 7:3-4)

Según estás citas bíblicas, es evidente que Dios ordenó el establecimiento y la perpetuación de la humanidad mediante la unión sexual de un hombre con una mujer. En este orden establecido por Dios tiene una gran importancia el hecho de que la familia –que se compone de madre, padre e hijos- es la base de la sociedad. Las Escrituras tienen una gran cantidad de evidencias que le dan substancia a este orden. Sin embargo, no debemos suponer que todos se deben casar y reproducir. El celibato forma parte también del orden de Dios.

También hay muchos pasajes de las Escrituras que desaprueban las prácticas homosexuales. La Biblia incluye la homosexualidad en la lista de las inmoralidades carnales, junto al adulterio, la fornicación, la prostitución, la lujuria, etc. No se debe aislar como “pecado especial”, más ofensivo para Dios que cualquier otro. Dios se enfrentó a todos los pecados mediante la cruz. Y sólo cuando cualquiera de nosotros está dispuesto a confesar el pecado, Dios puede resolver nuestras rebeliones y ocuparse de nuestro corazón soberbio y culpable.

Nota:
Billy Graham comentó: “Como quiera que tratemos de explicar esas prácticas (homosexuales), para que parezcan una alternativa viable para las relaciones heterosexuales, el capítulo 1 de Romanos indica claramente que son el producto de una mente reprobada. Al decir esto, no exonero todas las actividades heterosexuales. Tal y como lo expresó el Dr. Harold Lindsell: ‘El heterosexual inmoral no es mejor ni peor que quien practica la homosexualidad. Los dos están sujetos al juicio divino’. Cuando acudimos a Cristo, se nos exige que nos arrepintamos de nuestros pecados y que ya no llevamos los patrones de vida pecaminosos a los que nos dedicábamos antes”.

La iglesia necesita analizar con mucha seriedad sus actitudes pasadas al tratar a los homosexuales. Por supuesto, no puede dejar de condenar los modos de vida de los homosexuales, ni fomentar su participación en la vida de la iglesia, como pecadores no arrepentidos. Sin embargo, deberá abordar el problema con sinceridad y en forma realista, con amor cristiano y comprensión. No es la voluntad de Dios que alguien esté dominado por la homosexualidad. Su gracia es suficiente para dar la victoria a los que estén dispuestos a someterle ese aspecto de su vida a Él. La iglesia debe tomar la iniciativa, dando alicientes a los homosexuales con este mensaje.

Es muy animador el hecho de que los homosexuales estén comenzando a dar testimonios de haberse liberado de sus prácticas por el poder del evangelio; aun cuando es posible que algunos de ellos nunca estén completamente libres de tendencias homosexuales o, incluso, de tentaciones. Pablo, al escribirles a personas que habían participado en prácticas homosexuales y otros muchos tipos de pecado, dijo: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11)

Esto nos da confianza para dar testimonio de la transformación que la persona y la obra de Jesucristo puede efectuar en una vida. El único antídoto para este problema, así como también, de hecho, para cualquier otro tipo de conducta pecaminosa, es una relación personal, íntima y continua con Jesucristo. Esta relación es un proceso continuo de crecimiento y cambio. A veces, puede tratarse de un proceso doloroso, marcado por caídas y desaliento. Esos retrocesos no deben provocar sentimientos de desesperación ni fomentar la creencia de que no vale la pena el esfuerzo, puesto que se pierde todo con tanta facilidad. La comunión del creyente con Cristo se mantiene sobre la base de lo: que se dice en 1 Juan 1:9, y esa confesión da como resultado una renovación inmediata de nuestra relación continua con El.

Estrategia de Asesoramiento:

Como anticipación al testimonio en este campo tan delicado, el consejero deberá examinar sus propias actitudes hacia el problema. Si una persona no es objetiva y sinceramente capaz de ofrecer el amor y la gracia de Dios a un homosexual, deberá pasar el interlocutor a otro cristiano.

Es probable que se presenten tres situaciones:
* El miembro de una familia que acaba de descubrir que uno de sus seres queridos practica la homosexualidad y se pregunta: ¿Cómo puedo seguir viviendo con esto? ¿Qué puedo hacer?
* Un individuo que admite ser homosexual prácticamente y busca consejos. Con frecuencia un homosexual querrá hablar sin revelar su problema, o intentará encubrirlo. Otras veces, abordará el problema en forma desviada, como, por ejemplo: “Tengo un amigo que…””
* Un cristiano que admite que tiene ese problema.

Si la familia se enfrenta a este problema:
1. Aconséjenle a su interlocutor que no se deje llevar por el pánico y que le pida a Dios que le dé poder para aceptar la situación, a pesar de su dificultad.
2. Anímenle a que mantenga abiertos los lazos afectivos. Debemos amar a Dios como Dios nos ama a todos, a pesar de lo que somos.
3. Debe evitar el condenar o menospreciar a la otra persona. Esto sólo provoca antagonismo y pérdida de comunicaciones.
4. Por otra parte, aconséjenle que no condene ni trate de justificar las prácticas homosexuales. Que no reinterprete las Escrituras de modos acomodaticios.
5. Deberá adoptar una posición firme, pero afectuosa, sobre la base de las Escrituras, y darle amable y sinceramente el testimonio del Señor a la persona de que se trate, utilizando la Biblia como espada; no como palo.
6. Animen a su interlocutor a que confíe a su ser querido a Dios (véase Proverbios 3:5-6), tratando de profundizar su vida de oración como los “concentrados en la fe”. A veces, Dios permite que tengamos una situación de crisis para hacer más profunda nuestra dependencia de El.
7. Aconséjenle que no trate de vivir con emociones reprimidas. Puede querer confiar su secreto a algún amigo cristiano y aprender a compartir las preocupaciones y decepciones. Un compañero cristiano en la oración es un gran bien.
8. Anímenle para que esté preparado para soportar su desilusión, en el caso de que la situación no cambie.

Si el interlocutor es un homosexual practicante:
1. La actitud del testigo debe estar llena de afecto y comprensión. Con frecuencia estará hablando con una persona que se siente solitaria, culpable y rechazada. Demuéstrenle una actitud de simpatía e interés, sin ser arrogantes. Estén listos para eliminar las “cortinas de humo” que puede presentar su interlocutor, para ocultar la verdadera razón que le impulsó a llamarles. No inicien la conversación haciendo que el individuo se enfrente directamente a su modo pecaminoso de vida. Esto surgirá con mayor naturalidad cuando le expliquen las “Cuatro Leyes Espirituales”.
2. Traten de ganarse la confianza de su interlocutor, dándole ánimos. “Me agrada hablar con usted y compartiré todo lo necesario para ayudarle”.
3. En algún momento conveniente de la conversación, incluso si deben sugerirle que deje a un lado temporalmente otras cosas, pregúntenle a esa persona si ha recibido a Jesucristo como Señor y Salvador personal. Comparta con ella las Cuatro Leyes Espirituales. Asegúrenle que, como en el caso de cualquiera sin Cristo, la experiencia transformadora del nuevo nacimiento es el primer paso hacia la salud espiritual. “Restauró mi alma” (Salmo 23:3)
4. Si les responde afirmativamente, oren con su interlocutor para que reciba la liberación y para que su mente se vea renovada por medio del evangelio. Indíquenle que debe estar dispuesto a permitirle a Dios cambiar algunas cosas en su vida, por mucho que sea su desagrado o su inquietud.
5. Díganle que es importante que comience a leer y estudiar la Palabra de Dios. Es la fuente de nuestro conocimiento de Dios y sus Caminos para nosotros. Nadie puede aprender los pensamientos de Dios fuera de las Escrituras.
6. Animen a su interlocutor para que establezca nuevas relaciones, después de abandonar sus asociaciones antiguas. Esto se puede hacer mejor al entrar a formar parte de una iglesia que enseñe la Biblia, donde se pueden obtener amigos cristianos consagrados para recibir fortaleza y compañerismo. Algunas veces, existirá en esa iglesia un grupo de solteros.
7. En lo que se refiere a la ayuda continua, animen a su interlocutor a que busque el asesoramiento profesional de un psicólogo cristiano o un pastor competente.

Si el interlocutor declara que es cristiano:
Debemos darnos cuenta de que hay muchos cristianos que luchan contra la homosexualidad y las tentaciones homosexuales.
1. Se necesita una actitud de amor cristiano y compasión. Tomen la determinación de escuchar a esa persona pacientemente hasta que conozcan su historial.
2. En un momento conveniente, compartan con su interlocutor las Cuatro Leyes Espirituales, para determinar si ha recibido alguna vez a Cristo como su Señor y Salvador personal.
3. Si encuentran resistencia o algún intento por parte de su interlocutor para justificar su modo de vida, denle paciente, pero firmemente, el mensaje de las Escrituras a ese respecto. Pregúntenle cómo puede reconciliar su conducta con las enseñanzas de la Biblia. Ningún razonamiento cambiará el hecho de que las Escrituras condenan la conducta homosexual. Su interlocutor debe reconocer que es mala y pecaminosa. Su única esperanza de rehabilitación reside en que confiese su pecado a Dios y abandone esas prácticas.
4. Anímenle a que lea y estudie la Biblia. La asimilación de la Palabra de Dios dará como resultado una “renovación de la mente”. Al cambiar sus patrones de pensamiento, su conducta y su modo de vivir lo harán también.
5. Anímenle a que asista fielmente al CCLT, con el fin de desarrollar el compañerismo cristiano, estudiando la Palabra de Dios, aprendiendo a orar, adorando y dando testimonio del Señor.
6. Aconséjenle que busque la ayuda adicional con el pastor o un profesional cristiano.
Citas Bíblicas

La homosexualidad como pecado:

“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”. (Romanos 1:24-27)

“Para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado”. (1 Timoteo 1:10-11)

La homosexualidad la juzgará Dios:

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”. (1 Corintios 6:9-10)

Génesis 18 y 19. (Léanlos, por favor)

El poder del evangelio para liberar del pecado:

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” (Romanos 1:16)

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del Señor”. (Lucas 4:18-19)

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.
(Juan 1:12)

“Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. (Juan 1:12)

La tentación se puede vencer:

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. (1 Corintios 10:13)

“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados”. (Hebreos 2:18)

“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. (Hebreos 4:14-16)

Una mente renovada:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. (Romanos 12:1-2)

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos en la justicia y la santidad de la verdad”. (Efesios 4:22-24)

“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. (2 Corintios 10:5)

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. (Isaías 26:3)

1 comentario:

Anónimo dijo...

REALMENTE EL TEMA DE LA HOMOSEXUALIDAD ES UN TEMA QUE HOY DIA ESTA AFECTANDO A UNA GRAN PARTE DE LOS JOVENES HOY DIA. PERO EXISTE UNA GRAN SOLUCION Y ESTA SOLO LA CONSIGUES CUANDO BUSCAR EL CAMINO VERDADERO. Y EN ESA BUSQUEDA CONSIGUES AL SEÑOR.. ENTREGA TU VIDA A ÉL Y VERAZ UN CAMBIO GENUINO EN TI. PARA LAS PERSONAS QUE SON CONSEJEROS ES MUY BUENO CONOCER Y LEER, ESTAR PREPARADO PARA AYUDAR Y ENSEÑAR A OTROS... EL CONOCER A UN HOMOSEXUAL, EN NUESTRA VIDA COMO CRISTIANOS ES IMPORTANTE TENER ESTE CONOCIMIENTO YA QUE HAY MUCHOS JOVENES QUE PUEDEN ESTAR PASANDO POR UNA SITUACION ASI... HERMANOS DEBEMOS AYUDAR A OTROS SIN DESCRIMINAR A NADIE, SOLO DEBEMOS AYUDAR HACER CONOCER A NUESTRO SEÑOR QUE ES EL UNICO QUE PUEDE HACER EL CAMBIO EN NUESTRA VIDA.