Las personas abusivas se encuentran en todos los niveles socioeconómicos y en todos los grupos culturales, raciales y de edades. Hay tanto mujeres como hombres abusivos. Lo que sigue podría aplicarse a cualquiera de entre ellos. Aunque hay similitudes en las características de las personas abusivas, vamos a describir brevemente tres categorías.
El cónyuge abusivo
Aunque las historias de casos varían, hay rasgos similares en todos ellos. La persona abusiva tiene “un punto de ebullición” muy bajo y sólo conoce un modo de descargar su ira: mediante sus malos tratos. Tiene poca estimación por sí mismo, se considera con frecuencia un fracasado, se relaciona mal con otras personas, es celoso y acusa a su cónyuge de darle poco respaldo o, incluso, de serle infiel. Trata de controlar todas sus actividades e incluso lo espía, creyendo que su conducta fomenta en realidad el bienestar de la familia. Tiene un yo insaciable, es muy exigente, no acepta reproches por sus fracasos, con frecuencia ofende sin demostrar sentimientos, y no admite tener ningún sentimiento de culpa en el nivel emocional ni siquiera después de aceptar su problema.
Las personas abusivas tienden a justificarse, ya sea convencidas de que sus cónyuges o asociados las impulsan a ello o negando completamente que son abusivas. La frustración hace que los malos tratos se desencadenan: no puede golpear a su jefe en su trabajo, de modo que descarga su ira en su hogar, sobre sus cónyuges y sus hijos. El alcoholismo y el uso desmedido de las drogas son algunas veces causas de los malos tratos explosivos.
Los que maltratan a los niños
La mayoría de estos síntomas se encuentran presentes en los que maltratan a los niños. A esto se debe añadir el hecho de que esas personas suelen ser muy exigentes y desean que se les obedezca ciega e inmediatamente. Son sumamente impacientes y a menudo descargan sus frustraciones, las heridas y los sufrimientos de su propia infancia sobre sus propios hijos. Sus expectativas son demasiado altas para ellos, por lo que con frecuencia los menosprecian o humillan. Con frecuencia, sus insultos verbales, acompañados por el uso de vocabulario soez y obsceno, resulta tan devastador para los niños que estos comienzan a aceptar pasivamente los malos tratos físicos, considerando que los merecen. Así se transforman en víctimas. En muchos casos se incluyen el alcohol y las drogas.
El que abusa sexualmente (incesto)
Nota: Las niñas no son las únicas víctimas de estos abusos. También hay muchos casos de niños.
El cónyuge abusivo
Aunque las historias de casos varían, hay rasgos similares en todos ellos. La persona abusiva tiene “un punto de ebullición” muy bajo y sólo conoce un modo de descargar su ira: mediante sus malos tratos. Tiene poca estimación por sí mismo, se considera con frecuencia un fracasado, se relaciona mal con otras personas, es celoso y acusa a su cónyuge de darle poco respaldo o, incluso, de serle infiel. Trata de controlar todas sus actividades e incluso lo espía, creyendo que su conducta fomenta en realidad el bienestar de la familia. Tiene un yo insaciable, es muy exigente, no acepta reproches por sus fracasos, con frecuencia ofende sin demostrar sentimientos, y no admite tener ningún sentimiento de culpa en el nivel emocional ni siquiera después de aceptar su problema.
Las personas abusivas tienden a justificarse, ya sea convencidas de que sus cónyuges o asociados las impulsan a ello o negando completamente que son abusivas. La frustración hace que los malos tratos se desencadenan: no puede golpear a su jefe en su trabajo, de modo que descarga su ira en su hogar, sobre sus cónyuges y sus hijos. El alcoholismo y el uso desmedido de las drogas son algunas veces causas de los malos tratos explosivos.
Los que maltratan a los niños
La mayoría de estos síntomas se encuentran presentes en los que maltratan a los niños. A esto se debe añadir el hecho de que esas personas suelen ser muy exigentes y desean que se les obedezca ciega e inmediatamente. Son sumamente impacientes y a menudo descargan sus frustraciones, las heridas y los sufrimientos de su propia infancia sobre sus propios hijos. Sus expectativas son demasiado altas para ellos, por lo que con frecuencia los menosprecian o humillan. Con frecuencia, sus insultos verbales, acompañados por el uso de vocabulario soez y obsceno, resulta tan devastador para los niños que estos comienzan a aceptar pasivamente los malos tratos físicos, considerando que los merecen. Así se transforman en víctimas. En muchos casos se incluyen el alcohol y las drogas.
El que abusa sexualmente (incesto)
Nota: Las niñas no son las únicas víctimas de estos abusos. También hay muchos casos de niños.
Las características del que abusa de su cónyuge son generalmente válidas para las que abusan del sexo. Esas personas están emocionalmente aisladas; aunque pueden parecer íntegras desde el punto de vista emocional. Parece ser pasivo; pero ejerce un control rígido y cada vez mayor sobre los actos de su hija, conforme la niña va creciendo. Es insensible, egocéntrico, autocomplaciente y considera a las personas tan sólo como objetos. El alcohol y la drogadicción se relacionan con frecuencia con el incesto.
Los abusos sexuales suelen ser de larga duración y repetitivos, acompañados por intimidación y coacción. Cuando se hace que se enfrente a la verdad, el adulto abusivo rechaza toda participación o responsabilidad y tiende a culpar a su víctima. Con toda probabilidad, esa persona sufrió también abusos sexuales en su propia infancia.
Una esposa que no haya logrado proteger a su hija de los abusos sexuales (cuando está realmente consciente de ellos), permanecerá pasiva y, con frecuencia, respaldará las negativas o excusas de su marido. Cuando se ve atrapado, el individuo abusivo promete “no volver a hacerlo”. ¡No se puede confiar en esas promesas!
Por todo lo anterior, se entenderán que es sumamente difícil el tratar a un individuo semejante. Sin embargo, es posible que lo que sigue les resulte útil.
Estrategia de asesoramiento:
Los abusos sexuales suelen ser de larga duración y repetitivos, acompañados por intimidación y coacción. Cuando se hace que se enfrente a la verdad, el adulto abusivo rechaza toda participación o responsabilidad y tiende a culpar a su víctima. Con toda probabilidad, esa persona sufrió también abusos sexuales en su propia infancia.
Una esposa que no haya logrado proteger a su hija de los abusos sexuales (cuando está realmente consciente de ellos), permanecerá pasiva y, con frecuencia, respaldará las negativas o excusas de su marido. Cuando se ve atrapado, el individuo abusivo promete “no volver a hacerlo”. ¡No se puede confiar en esas promesas!
Por todo lo anterior, se entenderán que es sumamente difícil el tratar a un individuo semejante. Sin embargo, es posible que lo que sigue les resulte útil.
Estrategia de asesoramiento:
1. Hablen con amor.
No emitan juicios ni acusaciones. Conforme vayan llevando la conversación hacia los puntos cruciales, dejen que sea la palabra de Dios la que reproche y convenza.
2. Anímenlo, diciéndole que ha hecho lo correcto al tomar la decisión de hablar de su problema.
Se sienten contentos de hablar con él, porque la Biblia tiene soluciones para todos los problemas humanos, sobre todo los relativos a las relaciones familiares.
3. Díganle que debe estar dispuesto a afrontar la realidad de lo que ha hecho y lo que sucede.
Su esposa y sus hijos han recibido de Dios el derecho a recibir un trato decente, con amor y preocupación por su bienestar. Esa persona debe entender que los está destruyendo. Lo que hace es contra la ley y puede recibir un castigo severo por ello. Sin embargo, podrá controlarse con la ayudad e Dios.
4. Pregúntenle si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador. Denle las Cuatro Leyes Espirituales.
Nota: Debe estar dispuesto a confesar su conducta abusiva, como pecado y volverse hacia Dios para su corrección y liberación. Dios perdonará el pecado; es por esto que envió a Su Hijo a morir por nosotros en la cruz.
5. Recomiéndele que lea y estudie la Biblia.
La Biblia tiene soluciones para todos los problemas en lo que se refiere a la conducta humana.
6. Aconséjenle que mantenga un contacto estrecho con el pastor del CCLT. El pastor podrá continuar el asesoramiento y la vigilancia de la conducta en la familia.
7. Recomienden la aceptación de asesoramiento profesional tanto para el culpable como para el resto de la familia.
Citas Bíblicas:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”. (Efesios 5:25, 28, 29)
“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4)
“No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. (1 Corintios 6:9-11)
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. (Gálatas 5:22-23)
1 Pedro 3:7
1 comentario:
No es la voluntad de Dios que usted (o su amigo) esté en una relación verbalmente abusiva. Esas palabras airadas y críticas destruirán su confianza y su autoestima. Ser sumisa en una relación de matrimonio (Efesios 5:22) no significa dejarse ser golpeada verbalmente por su pareja. Es cierto que 1 Pedro 3:1 enseña que las esposas, al someterse a sus esposos, pueden ganarlos a Cristo por su comportamiento. Pero no enseña que deben permitir que sean abusadas verbalmente o físicamente.
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