Hay tres palabras griegas que se traducen como infierno en la Biblia en español:
Tartaros se encuentra una sola vez en las Escrituras. “Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándoles al infierno los entregó a prisiones de obscuridad, para ser reservados al juicio…” (2 Pedro 2:4). Los ángeles que se mencionan aquí son los “que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada” (en rebelión) (Judas 6). Así pues, Tartaros (el infierno), es un lugar de confinamiento para los ángeles rebeldes hasta el momento de su juicio.
Hades se encuentra diez veces en el Nuevo Testamento: (Mateo 11:23; 16:18; Lucas 10:15; 16:23;hechos 2:17-31; Apocalipsis 1:18; 6:8; 20:13-14).
No es el destino final de quienes mueren habiendo rechazado a Cristo, sino un lugar de tormento hasta que resuciten para presentarse al juicio ante el gran trono blanco (véase Apocalipsis 20:13-15). El sufrimiento, aunque real, no es físico. El Hades es también un lugar de separación de Dios y del que no es posible escapar. “…Una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar para acá” (Lucas 16:26). Nota: el lugar imaginario de sufrimiento correctivo (el purgatorio) no tiene base bíblica en absoluto.
Gehena o Gehenna se traduce doce veces como infierno (Mateo 5:22,29,30; 10:28; 18:9; Marcos 9:43,45,47; Lucas 12:5; Santiago 3:6). Once de esas doce citas son de palabras pronunciadas por el mismo Jesús.
La gehena se refiere al valle de Hinón, un lugar en el que solían sacrificar antiguamente niños al dios Moloc (2 Crónicas 33:1-6). Situado fuera del muro meridional de Jerusalén, era un lugar cómodo para que los residentes arrojaran su basura. Incluso se tiraban en ese lugar cadáveres de animales y criminales. Este “basurero” de la ciudad era un lugar de descomposición y fuego continuo (Marcos 9:44), y lo utilizó Jesús para darnos enseñanzas sobre la residencia final de quienes lo rechacen como Salvador.
La gehena se menciona también como lago de fuego. “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15). No habrá apelación después de que se pronuncie la sentencia en el juicio ante el gran trono blanco. Todos los que hayan rechazado a Cristo estarán presentes. “Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos… Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda” (Apocalipsis 20:13-15).
Nota: Billy Graham escribió: “Por tremendo y literal que pueda ser o no ser el fuego del infierno, la sed de un alma perdida por el Agua de Vida será más dolorosa que el fuego de perdición. El infierno es esencial y básicamente la exclusión de la presencia de Dios por el rechazo deliberado de Jesucristo como Señor y Salvador”.
Estrategia de asesoramiento:
1. Si el interlocutor teme al infierno y la posibilidad de ir a él, anímenle para que tenga la seguridad de su salvación eterna. Explíquenle las Cuatro leyes espirituales. En Cristo, no necesita temerle al infierno. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
2. Si el interlocutor niega la existencia del infierno, compartan con él los temas que aquí se exponen.
3. Si su interlocutor acusa a Dios de ser injusto al condenar a las personas al infierno, indíquenle que “el fuego eterno”, según lo que dice en Mateo 25:41, fue preparado para el diablo y sus ángeles, no para la humanidad. Si una persona va al infierno, será por su pecado voluntario al rechazar a Jesucristo como Señor y Salvador (véase Juan 3:16-18 y Juan 5:24).
Indíquenle que Dios le perdonará y salvará si recibe a Jesucristo. Compartan las Cuatro leyes espirituales.
4. Si el interlocutor acusa a Dios de ser injusto por condenar a los que nunca tuvieron la oportunidad de escuchar el evangelio, recuérdenle que Dios no condena a nadie al infierno (véase lo anterior).
¡En el caso de quienes nunca han oído el mensaje del evangelio, debemos confiar en la justicia de Dios! Podemos estar seguros de que será justo y misericordioso. Hay recompensas que se darán, en distintos niveles, en el juicio presidido por Cristo. Podemos suponer también que habrá distintos niveles de responsabilidad para quienes se hayan visto privados del evangelio.
Citas bíblicas:
“Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy” (Mateo 11:23)
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18)
“Y tú, Capernaum, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida”. (Lucas 10:15)
“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, suelto los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, y aun mi carne descansará en esperanza; porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu presencia. Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono.Viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción" (Hechos 2:17-31)
"Pero os enseñaré a quién debéis temer. Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar al infierno, si os digo, a éste temed" (Lucas 12:5)
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