jueves, 6 de noviembre de 2008

El cónyuge maltratado

Los malos tratos a la esposa, al marido, a la novia o al novio representa uno de los aspectos más negativos de nuestra sociedad. Sólo sale a la luz un pequeño porcentaje de esos casos. Los abusos –físicos y sexuales, además de verbales y emocionales- pueden proseguir durante muchos años. Los cónyuges o amigos maltratados se pueden encontrar en todos los niveles socioeconómicos y todos los grupos culturales, raciales o de edades. Y los cristianos no están inmunes a esto.

El individuo abusivo domina frecuentemente el “arte” del menosprecio, los insultos, las injurias y las amenazas. Algunas veces esos abusos destruyen de tal modo la personalidad que la víctima llega a considerar que se merece las palizas que siguen con frecuencia.

Esas víctimas se distinguen por la baja estima que tienen de sí mismas, depresiones una gran variedad de trastornos y males psicosomáticos relacionado con las tensiones. Se sienten atrapadas y vulnerables, confundidas e inseguras. Existe también un aspecto de frustración y aceptación de tipo mártir: es frecuente que la víctima acepte responsabilidad por el comportamiento de su cónyuge o amigo. Existe la vaga esperanza de que “es inminente” un cambio y de que “alguien llegará y me sacará de todo esto”. Al mismo tiempo hay también aislamiento emocional, sin verdaderos contactos con la familia.

En el caso de una esposa, pueden requerirse de tres a cuatro meses de asesoramiento antes de que pueda comenzar a sanar emocionalmente, incluso después de que se haya separado de su atormentador. Una vez que ella y sus hijos se encuentran en un lugar seguro (donde el marido no puede llegar a ellos, porque no sabe dónde se encuentran) y que haya tenido tiempo para reflexionar y analizar sus sentimientos, es posible que se sienta llena de ira.

Quien maltrata a su cónyuge y su familia raramente cambia, a menos que se exponga su conducta públicamente y que se le someta a algún tipo de acción legal.

Estrategia de asesoramiento:

1. Dele consuelo y ánimo.
Esa persona estará haciendo lo adecuado al hablar de su problema. Deseamos ayudarle y nos sentimos felices de poder escucharle. Esa persona no está sola. Hay muchos que están recibiendo el mismo tratamiento.
2. Hágale preguntas. Es muy común que las personas maltratadas tengan dificultades para expresar sus sentimientos. Pregúntenle:
¿Qué piensa sobre el modo en que la tratan?
¿Durante cuánto tiempo ha estado soportando esos malos tratos?
Hábleme de su esposo (a) ¿Cómo es?
¿Qué piensa hacer sobre usted mismo/misma en estos momentos?
¿Qué cree que puede hacer al respecto?
Sobre la base de los antecedentes de la persona maltratada y los daños emocionales que haya sufrido, el consejero puede tener que formular otras preguntas. La meta es permitirle a la víctima expresarse y hacerle entender que tiene ciertos derechos concedidos por Dios como mujer u hombre, así como también como esposa o esposo.
3. Indíquele que no debe considerar que se merece esos malos tratos. No tiene que seguir siendo víctima. Aun cuando su cónyuge le culpe de todo y trate de justificar sus abusos, no es culpa de la víctima.
4. Infórmele que no tiene que seguir soportando esos malos tratos. ¡Es preciso que les ponga fin! Debe mostrarse llena de decisión y firmeza. La conducta de su cónyuge es ilegal. Puede recibir un castigo por lo que está haciendo e incluso ir a parar a la cárcel.
5. Con el fin de romper el ciclo de los abusos, la víctima debe ponerse en contacto con el pastor o una oficina local de servicios para la familia y presentarles su problema. Esas personas tendrán capacidad para ayudar a la víctima a esclarecer su situación y, en caso necesario, le recomendarán que inicie algún tipo de acción legal. Puede ser necesaria la separación de su atormentador.
6. Indíquele que es indispensable el asesoramiento en el apoyo emocional en forma constante. Se deberán tomar disposiciones con el pastor, un profesional cristiano o un servicio de asesoramiento. Convenzan a la víctima de que debe tomar decisiones urgentemente y tomar alguna medida definitiva. El consejero puede dar recomendaciones; pero la persona de que se trate deberá tomar medidas concretas en la práctica.
7. Dígale a la persona de que se trata que Dios le ama. Mejor que nadie, el Señor sabe lo que ha tenido que soportar. ¿Está consciente de que Jesús tuvo que soportar también una gran cantidad de insultos y malos tratos? ¿Ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador personal?, sino es así háblenle de las Cuatro Leyes Espirituales y cómo obtener la paz con Dios.
8. Aconseje a esa persona que inicie la lectura y el estudio de la Biblia para obtener solaz y fortaleza espiritual.
9. Explíquele a esa persona los beneficios de una buena relación con el Centro Cristiano de Los Teques, tanto para ella como para su familia. Recibirá respaldo emocional y espiritual como resultado de la adoración en grupo, la enseñanza de la Biblia, el compañerismo y el testimonio.
10. Ore con esa persona, pidiendo fortaleza y comprensión. Confíela al amor y al cuidado especial de Dios.

Citas Bíblicas

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Salmo 34:4,5)

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7)

“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (Isaías 26:3,4)

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. (Proverbios 3:5,6)

Salmo 23

Salmo 42:11

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