En cierta ocasión, Jesús asombró a Sus discípulos con una paradoja. “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10:34-36)
En ninguna situación es más evidente el costo del discipulado que en un matrimonio en el que uno de los cónyuges es cristiano y el otro no. En esas condiciones, la vida se complica muchas veces, porque los intereses, las actividades y las metas son diferentes. La conversión a Cristo de uno de los cónyuges debe tener la mayor prioridad; pero se debe tener cuidado extremo en lo que se refiere a los métodos seguidos para tratar de alcanzar ese objetivo. Muchos matrimonios terminan en divorcio debido a la insensibilidad y el celo excesivo del cónyuge cristiano que trata de dar el mensaje del Señor.
Estrategia de asesoramiento:
1. Feliciten a su interlocutor por su deseo de compartir la experiencia más hermosa de su vida con alguien que le es tan cercano. Sin embargo, esa persona deberá estar consciente de que se incluye la “espada” en la cita bíblica anterior.
2. Aconséjenle que no trate de comportarse como si fuera Dios. No le será posible forzar a su cónyuge a aceptar a Cristo, ni podrá hacerlo uno de los esposos por el otro. Quienes tratan de tomar esas cosas en sus propias manos pueden encaminarse hacia el desastre.
3. Aconséjenle que no insista demasiado y que mantenga una actitud de humildad, en lugar de emitir juicios duros. En este caso, la actitud es extremadamente importante.
4. Aconséjenle al cristiano que trate de alcanzar la madurez espiritual personal, mediante la lectura y el estudio de la palabra de Dios, que aprenda a orar y que practique todo esto con fidelidad. La oración tiene un gran valor. Confíen su cónyuge al Señor y, por fe, pidan su conversión. Sería conveniente que ni siquiera revelaran el objeto de sus oraciones. Confíen en Dios. El Señor resuelve todas las cosas de un modo maravilloso.
5. El ejemplo es muy poderoso. Permitan que el cónyuge vea a Jesús en las actitudes y los actos de su esposo o esposa.
Hagan que el amor se desborde. El verdadero amor no se puede fingir. Pablo dice: “El amor es sufrido, es benigno. El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:4,8) Traten de demostrar que “Dios derramó su amor en nuestros corazones…” (Romanos 5:5)
6. No traten nunca de salir adelante mediante disputas o sermones. Esto producirá con frecuencia antagonismo y profunda resistencia. El Apóstol Pablo recomienda la coexistencia pacífica. Véase 1 Corintios 7:12-15.
En ninguna situación es más evidente el costo del discipulado que en un matrimonio en el que uno de los cónyuges es cristiano y el otro no. En esas condiciones, la vida se complica muchas veces, porque los intereses, las actividades y las metas son diferentes. La conversión a Cristo de uno de los cónyuges debe tener la mayor prioridad; pero se debe tener cuidado extremo en lo que se refiere a los métodos seguidos para tratar de alcanzar ese objetivo. Muchos matrimonios terminan en divorcio debido a la insensibilidad y el celo excesivo del cónyuge cristiano que trata de dar el mensaje del Señor.
Estrategia de asesoramiento:
1. Feliciten a su interlocutor por su deseo de compartir la experiencia más hermosa de su vida con alguien que le es tan cercano. Sin embargo, esa persona deberá estar consciente de que se incluye la “espada” en la cita bíblica anterior.
2. Aconséjenle que no trate de comportarse como si fuera Dios. No le será posible forzar a su cónyuge a aceptar a Cristo, ni podrá hacerlo uno de los esposos por el otro. Quienes tratan de tomar esas cosas en sus propias manos pueden encaminarse hacia el desastre.
3. Aconséjenle que no insista demasiado y que mantenga una actitud de humildad, en lugar de emitir juicios duros. En este caso, la actitud es extremadamente importante.
4. Aconséjenle al cristiano que trate de alcanzar la madurez espiritual personal, mediante la lectura y el estudio de la palabra de Dios, que aprenda a orar y que practique todo esto con fidelidad. La oración tiene un gran valor. Confíen su cónyuge al Señor y, por fe, pidan su conversión. Sería conveniente que ni siquiera revelaran el objeto de sus oraciones. Confíen en Dios. El Señor resuelve todas las cosas de un modo maravilloso.
5. El ejemplo es muy poderoso. Permitan que el cónyuge vea a Jesús en las actitudes y los actos de su esposo o esposa.
Hagan que el amor se desborde. El verdadero amor no se puede fingir. Pablo dice: “El amor es sufrido, es benigno. El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:4,8) Traten de demostrar que “Dios derramó su amor en nuestros corazones…” (Romanos 5:5)
6. No traten nunca de salir adelante mediante disputas o sermones. Esto producirá con frecuencia antagonismo y profunda resistencia. El Apóstol Pablo recomienda la coexistencia pacífica. Véase 1 Corintios 7:12-15.
Nota: Billy Graham se ocupó de este tema. “El Apóstol Pedro dijo algo a este respecto: ‘Asimismo, vosotras mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabras por la conducta de sus esposas’ (1 Pedro 3:1). No se trata de ninguna manera de una tarea sencilla; pero son ustedes y no sus maridos, quienes tienen la responsabilidad de darles ánimos para que tomen su propia decisión. Esto no se puede hacer mediante asedios ni sermones, sino por medio de la manifestación de un espíritu de mansedumbre y sumisión que no hayan visto todavía en ustedes. Tanto si el cristiano es el marido como si lo es la esposa, siempre deberá esperar y aceptar ciertas burlas o incluso malos tratos debido a la fe. Simplemente, recuerden esto: nadie está en mejor relación para ganar a otro para Cristo que un cónyuge que lo será para toda la vida”.
7. No insistan en que su cónyuge asista a la iglesia o a servicios cristianos especiales, a menos que aparezca tener disposición para ello. Una alternativa a la iglesia sería el presentarle a amigos cristianos en ocasiones sociales. El esposo o la esposa deberá ver la diferencia en su vida. Ya llegará el momento oportuno para presentarle a Cristo.
8. Oren con su interlocutor para tener percepción, sabiduría y paciencia para esperar el momento oportuno, poniendo en práctica todo lo indicado antes.
Citas Bíblicas
“Asimismo, vosotras mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”
(1 Pedro 3:1-4)
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5)
“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Santiago 3:17)
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7)
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5)
“Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Santiago 3:17)
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7)