miércoles, 8 de abril de 2009

Satanás, origen y obras

El culto satánico se practica en muchos países del mundo y ha cobrado fuerza en años recientes en Estados Unidos. ¡Necesitamos conocer al enemigo!

¿Quién es Satanás?
Es un ángel caído, que fue creación de Dios. Pertenecía al orden más elevado, ungido para servir al trono de Dios. Era un ángel lleno de sabiduría, hasta que la iniquidad se reveló a sí misma en él. (Ezequiel 28:15).

Dios no creó a Satanás como un ser malvado, sino que él se convirtió en esto cuando, por voluntad propia, perdió su posición y su estado. Trató de hacerse igual a Dios e incluso usurpar la posición de Dios mismo. (Isaías 14:12-14). Las razones por las que fue expulsado del cielo fueron su orgullo y su ambición egoísta. Millones de ángeles menores lo acompañaron en su rebelión, y son los que ahora le sirven como mensajeros. En las Sagradas Escrituras se le dan muchos nombres, algunos de los cuales son: “el adversario” (1 Pedro 5:8,9), “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4), “el príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:1-3), “el acusador de nuestros hermanos” (Apocalipsis 12:10, Job 1:6-12), “el enemigo” (Mateo13:39), “el tentador” (Mateo 4:3), “león rugiente” (1 Pedro 5:8-10), “padre de mentira” (Juan 8:44). Los nombres que le dan a Satanás en la Biblia revelan algo de su naturaleza y su misión.

¿Dónde está el reino de Satanás?
¡No está en el infierno, con un tridente en la mano! Satanás nunca fue y nunca será el señor del infierno. Llegará un día en que se convertirá en una víctima más del infierno, ya que este sitio fue creado específicamente para él y los ángeles caídos (Mateo 25:41). Satanás se dedica a “rodear la tierra y andar por ella” y aparece en el cielo para acusar a los hijos de Dios. (Véase Job 1:6 y Apocalipsis 12:20). Es “el príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2).

¿Cuál es el aspecto de Satanás?
Los nombres que se le dan en las Sagradas Escrituras manifiestan parte de su naturaleza y sumisión. He aquí tres puntos importantes que se deben recordar cuando se está asesorando a alguien:

Satanás engaña, transformándose a sí mismo en “un ángel de luz” (2 Corintios 11:14).
Satanás tienta, como se ve en la lucha que sostuvo con Cristo en Mateo 4:1-11.
Satanás ciega las mentes de los no creyentes, para que no lleguen a la luz (2 Corintios 4:4)

La Biblia contiene el registro histórico de la lucha de las edades entre Satanás y el Señor Jesucristo. Satanás controla el sistema del mundo como dios de este siglo. En 1 Juan 2:16 se describe el espíritu de este siglo: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo”.

“Se hacen muchas bromas sobre el diablo; pero ciertamente, Satanás no tiene ninguna gracia, afirma Billy Graham. “Los estudiantes de hoy en día desean saber algo sobre el diablo, sobre la brujería y lo oculto. Muchas personas no saben que se están encaminando hacia Satanás. Se engañan porque, según Jesucristo, Satanás es el padre de mentira y el mentiroso más grande de todos los tiempos. Se le llama el engañador. Para alcanzar sus propósitos, el diablo ciega a la gente para que no vea la necesidad que tiene de Cristo. En el mundo hay dos fuerzas que luchan entre sí, las de Cristo y las del mal. Cada hombre debe elegir entre ambas”.

Estrategia de Asesoramiento:
Para el no cristiano:
Es muy extraño que los no cristianos hagan preguntas sobre el diablo; sin embargo, es probable que encuentren alguna persona que les preguntará por qué los cristianos se muestran tan preocupados y negativos o incluso furiosos, cuando se trata del diablo. Pudiera ser que alguien esté buscando justificar un modo de vida muy mundano. “Nos aceptamos tal como somos y vivimos con ello”, dijo un representante del culto satánico.

También es probable que se les acerque una persona que ponga en duda la existencia de Satanás o su personalidad. En tales casos, respondan como sigue:

1.- La Biblia enseña que existe una personalidad tras todo el mal del mundo y que su nombre es Satanás. Denle a conocer los datos que se dan sobre él en las líneas atrás escritas.
2.- Traten de hacer girar la conversación en torno a Jesucristo, el vencedor de Satanás. Mientras que el diablo es un enemigo derrotado y que algún día será lanzado al lago de fuego, Cristo Jesús reinará como Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 17:14).
3.- Pregúntenle al interesado si alguna vez ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador. Indíquenle las Cuatro Leyes Espirituales. Mencionen que la meta del trabajo de Satanás es “cegar el entendimiento de los incrédulos” (2 Corintios 4:4).
4.- Si la persona se consagra a Cristo, compartan también con ella los aspectos importantes con que debe continuar: adoptar una posición firme por Cristo, comenzar a leer y estudiar la Palabra de Dios, orar todos los días, hacerse miembro del CCLT, y allí compartir el compañerismo, la adoración y el servicio.

Para el cristiano:
Es probable que algún cristiano les haga las siguientes preguntas: ¿Hasta qué punto es real Satanás? ¿Puede ejercer poder en mi vida? ¿Es tan real como el Espíritu Santo?

1.- En efecto, Satanás es una persona real; aunque su poder está limitado. Es tan real como el Espíritu Santo y se puede decir que es poderoso en potencia y obras, en tanto que el Espíritu Santo es todopoderoso, porque posee los atributos de Dios.
2.- El cristiano no debe tomar a la ligera los objetivos y las obras de Satanás. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. (Efesios 6:12).
3.- El cristiano debe creer que Satanás es un enemigo vencido. “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Jesucristo surgió como vencedor de Satanás por medio de su encarnación, muerte en la cruz y resurrección. “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebreos 2:14).
4.- Satanás no tendrá poder o influencia sobre el cristiano que se somete constantemente al dominio de Cristo, a la autoridad y la iluminación de la palabra de Dios, a la disciplina de la oración, y que participa activamente en un grupo dinámico de creyentes cristianos. Esto es lo que significa el vestirse de “toda la armadura de Dios, para extra firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:11).
5.- Oren con su interlocutor para que entienda quién es Satanás y para que obtenga la victoria sobre todas sus preocupaciones y temores respecto al enemigo y su influencia y poder.


Citas Bíblicas:

1 Pedro 5:8-10
“Gracia y paz con vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:2-3)
“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro día y noche. (Apocalipsis 12:9,10)
Mateo 4:1-11
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión” (Hebreos 4:14)
Apocalipsis 20:1-10


Prosperidad de los ímpios

Hace más de tres mil años, un sacerdote cantor de Israel, humilde, pero envidioso, entró al santuario de Dios profundamente atribulado por la prosperidad aparente, la ausencia de preocupaciones, la arrogancia, la indiferencia y el poderío de los impíos. “¿Por qué me molesto en buscar la rectitud?” preguntó Asaf. “¿Por qué me molesto en mantener puro mi corazón? No me parece que valga la pena el esfuerzo que realizo cuando ellos prosperan y yo no”.

Lo que Asaf aprendió en el santuario le reveló que las apariencias son con frecuencia engañosas, y que Dios tiene verdaderamente reservado lo mejor para los que le son fieles. Siempre está con los suyos y es su fortaleza presente y la porción de su futuro. Los impíos prósperos tienen sus tal y como las buscan, durante su vida terrenal; pero perecerán en su infidelidad (véase el Salmo 73).

Algunos cristianos se indignan por la prosperidad y el éxito aparentes que muchos no cristianos tienen en esta vida, mientras ellos se debaten en medio de la escasez.

Estrategia de Asesoramiento:

Después de escuchar con paciencia al interlocutor que exprese una queja en este sentido, reafírmele su interés y preocupación. Se trata de un aspecto que inquiera a muchos seguidores de Dios. Dígale que agradece el que compartiera esto con usted y que espera poder alentarlo de alguna manera. Pídale que tome en consideración los siguientes aspectos:

1.- La prosperidad no es necesariamente un indicio de bendiciones del Señor. Hay muchas ocasiones en que la riqueza es mal habida y se amasa a expensas de otros. Sin embargo, hay muchos cristianos ricos que se han entregado completamente a Cristo y que atribuyen su abundancia material a la bendición de Dios. Sostienen con gozo la obra del Señor como mayordomos fieles, en tanto que los primeros se limitan sencillamente a disfrutar “los deleites temporales del pecado” (Hebreos 11:25).

2.- El interlocutor no debe responder ante Dios por los excesos de los ricos, de modo que no debe asumir esa responsabilidad. Dios se arreglará con ellos a su debido tiempo y en su propia manera. ¡Recuerde que Dios lleva un registro de todos, tanto de ellos como de nosotros!

3.- Aconséjenle que evite la envidia o la amargura, que no desee lo que otros poseen. No debe ahogarse en la autocompasión. Todas estas cosas son desagradables a los ojos de Dios y erosionan la vida espiritual de la persona. Recuerde que la mayoría de los cristianos del mundo son pobres, sobre todo los del Tercer Mundo. Si el interlocutor es un cristiano pobre, ¡hay millones que están en la misma situación! En las Sagradas Escrituras se nos revela que Dios eligió a los pobres de este mundo para ser ricos en fe (véase Santiago 2:5)

4.- Debe ser objetivo al evaluar a la gente rica. ¿Por qué son tan abundantes sus posesiones? ¿Tienen mejor educación o habilidades especiales que él no posea? ¿Han aprovechado mejor las oportunidades en comparación a lo logrado por el interlocutor? ¿Heredaron su riqueza? Cuide de no afirmar que todos los ricos del mundo han tenido las “mejores oportunidades” de la vida, o que se enriquecieron a expensas de los demás, etc.

5.- Aliéntenlo a renovar sus propios votos de fidelidad a Dios, tomando la determinación de amarlo y servirlo a cualquier precio. Job dijo: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). Debemos buscar ser ricos en fe porque las riquezas de este mundo no son las que agradan a Dios sino la fe. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6)

6.- Aconséjenle Que ore sin cesar por sus necesidades y que aprenda a confiar en que Dios las suplirá. Pablo afirmó: “Sé vivir abundantemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:12,13)

7.- Anímenlo a seguir honrando al Señor con sus diezmos y ofrendas. Esto le permitirá mantenerse con un espíritu afín a los propósitos eternos de Dios y dará testimonio de un corazón consagrado.

Citas Bíblicas:

“Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos” (1 Crónicas 29:12).

“Porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?” (Marcos 8:36).

“No te entrometas con los malignos ni tengas envidia de los impíos. Porque para el malo no habrá buen fin, y la lámpara de los impíos será apagada”. (Proverbios 24:19,20).

“Guarda silencio ante Jehová y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades”. (Salmo 37:7).

“Y les dijo: Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. (Lucas 12:15).

“Pero Dios le dijo: necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios. Mas buscad el reino de Dios y todas estas cosas serán añadidas. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón”. (Lucas 12:20,21,31,34).

Josué 1:68.

martes, 7 de abril de 2009

El juicio

La santidad y la justicia de Dios son las bases para Su juicio. El juicio bíblico es uno de los temas peor comprendidos por los cristianos. La idea de un juicio general en el que todas las personas de todas las eras se presentarán ante el Creador de los cielos y la tierra ha prevalecido en forma errónea: Las “ovejas” serán separadas de las “cabras”, y cada quien irá al lugar que le corresponde.

Todos –santos y pecadores- seremos juzgados; pero no al mismo tiempo. Los juicios difieren en sujetos, tiempos, lugares y resultados. Para nuestros fines, vamos a abordar los aspectos del juicio a los que tendremos mayores probabilidades de enfrentarnos.

Habrá tres juicios para el creyente en Cristo:
1.- Ya fue juzgado por sus pecados en el Calvario. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero; para que nosotros, estando muertos al pecado, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuiste sanados” (1 Pedro 2:24).

Jesús llevó sobre sí mismo todo el juicio justo de Dios contra el pecado. El creyente recibe a Cristo como su portador de pecados, lo que quiere decir que confía plenamente en la redención realizada en el Calvario, y queda libre del pecado y la culpa. El creyente no volverá a ser juzgado por sus pecados.

2.- Algún día se presentará ante el juicio de Cristo, para ser juzgado por sus obras o su servicio como cristiano. “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho, mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).

Este juicio hará que algunos reciban recompensas, mientras que otros sufrirán pérdidas. Algunos no tendrán obras provechosas que depositar a los pies del Señor, mientras otros recibirán el nombre de “siervos buenos y fieles”, y se les pedirá que entren al gozo de su Señor. Este juicio sigue inmediatamente al rapto de los creyentes, tanto vivos como muertos, según se indica en 1 Tesalonicenses 4:15-17

3.- También existe el autojuicio diario del creyente.
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (Salmo 139:23,24).
“El mantener las cuentas claras” con el Señor es el único modo de alcanzar la madurez espiritual. Este juicio propio da como resultado la confesión y el perdón. “El que encubre sus pecados, no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13). “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Habrá un juicio de los perdidos o inconversos, que se conoce como el juicio ante el gran trono blanco (Apocalipsis 20:11-15).

Todas las personas que se encuentren en el infierno estarán allá por haber rechazado la salvación de Dios y escogido, en lugar de ello, servir a Satanás. Las Escrituras indican claramente que todas esas personas se presentarán en el Juicio ante el Gran Trono Blanco, y que se les juzgará sobre la base de la luz que tuvieron a su disposición y rechazaron mientras estaban en la tierra.

Este juicio seguirá al juicio final del diablo por Dios (Apocalipsis 20:10) y los ángeles rebeldes (Judas 6), y tendrá lugar después del reinado del milenio. Los perdidos de todas las épocas se presentarán ante Dios para ese juicio el más terrible de todos (Mateo 12:36). La justicia de Dios pesará a todos en la balanza, para ratificar la condenación de quienes hayan rechazado la obra redentora de Su Hijo.

Habrá también juicios en el futuro para las naciones vivas e Israel. Véase Mateo 25:31-46 y Ezequiel 20:33-34 (Debido a la longitud de estos pasajes, tengan la bondad de leerlos en la Biblia).

Estrategia de Asesoramiento

Si su interlocutor teme al juicio venidero y sus consecuencias:
1.- Asegúrenle que Dios le ofrece Su amor, “No queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:17).

2.- Invítenle a que reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador, explicándole las Cuatro Leyes Espirituales.

3.- Anímenle para que adopte una posición firme por Cristo, para permanecer de pie y ser contado. Deberá leer y estudiar todos los días la palabra de Dios.

4.- Aconséjenle que busque compañerismo y oportunidades de adorar y servir en el CCLT donde se enseña la Biblia.

5.- Oren con esa persona para que llegue a conocer la realidad de Cristo en su propia vida.

Si no conoce las enseñanzas bíblicas sobre los juicios:

1.- Explíquenle lo que se da en los antecedentes. Nota: La mayoría de las sectas enseñan errores a este respecto.

2.- Invítenle a que reciba a Cristo, si es oportuno dentro de la conversación.

Citas Bíblicas:

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. (Romanos 8:1).

“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno, cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”. (1 Corintios 3:11-15)

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo. Y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes, pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que habían en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”. (Apocalipsis 20:11-14)

Los juegos de azar

El juego de azar se puede practicar de muchos modos distintos. Algunas de sus formas parecen ser muy inocentes y, algunas veces, cierto porcentaje de las ganancias se usa para una buena causa. Sin embargo, la palabra de Dios indica que el juego, en cualquier forma, es contrario a la voluntad del Señor para un cristiano.

En primer lugar, el juego o las apuestas hacen que la fe se deposite en la casualidad o la suerte, en lugar de en los cuidados y la providencia de Dios. En segundo lugar, una persona que juega trata de sacar provecho de las pérdidas de otro. Esto se encuentra al borde de la codicia y el robo. En tercer lugar, el juego fomenta un espíritu avaro. Recalca el obtener en lugar del dar, el interés egoísta en lugar del autosacrificio, y erosiona la fibra moral de la sociedad.

La Biblia indica que hay tres modos de obtener beneficios materiales. En primer lugar se encuentra el trabajo. “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10). En segundo lugar, mediante inversiones prudentes (véase la parábola de los talentos en Lucas 19:1-27). En tercer lugar, por medio de donativos o herencias. “Pues no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos” (2 Corintios 12:14).

Nota: Billy Gram. dijo: “El atractivo de los juegos de azar es comprensible, hasta cierto punto. El obtener algo por nada es muy incitante. Me doy cuenta de eso y es donde se encuentra el pecado. El juego de cualquier tipo equivale a un robo con autorización. Se lanza la moneda al aire, se tiran los dados o bien, los caballos corren, y alguien hace acopio de lo que le pertenece a otro. La Biblia dice: ´Comerás el pan con el sudor de tu frente´ (génesis 3:19). No dice: ´Mediante una moneda lanzada al aire ganarás tu comida´. Acepto que en la mayor parte de los juegos con apuestas muy pequeñas no hay malas intenciones; pero el principio es el mismo que en las grandes apuestas. La diferencia se encuentra sólo en las cantidades de dinero que se utilizan”.

La experiencia del jugador es similar a la del alcohólico. Se engaña diciéndose que domina su vida cuando, en realidad, está fuera de control. Niega tener un problema; aunque su familia se esté desintegrando. Contrae enormes deudas e incluso roba para cubrir sus pérdidas.

El jugador puede prometer abandonar su pasión; pero es muy raro que lo cumpla, a menos que experimente un verdadero desastre que le haga enfrentarse cara a cara con la realidad de su situación.

Un encuentro con Jesucristo es la única solución para muchos, y algunos experimentan una liberación inmediata de su vicio. Sin embargo, para muchos otros, la curación y la victoria completa requieren un proceso prolongado. Muchos de los problemas emocionales de los alcohólicos se encuentran también presenten en los jugadores, y las ausas subyacentes se deben resolver a la luz de la palabra de Dios.

Gamblers Anonymous (Jugadores anónimos), el Nacional Council on Compulsive Gambling (Consejo Nacional sobre el Juego Compulsivo) y otras organizaciones tratan de servir a los que tienen eses vicio. El primero de esos grupos tiene secciones en muchas ciudades y, por lo común, tienen también un número telefónico incluido en el directorio.

Estrategia de Asesoramiento:

1.- El consejero deberá adoptar una posición “firme”, aunque llena de compasión. El vicio es muy real. Se debe hacer que la víctima se enfrente a la verdad de que su vida está fuera de control y que tiene que aceptar la responsabilidad por la situación en que se encuentra. ¿Quiere verdaderamente ayuda? En ese caso, debe dejar de jugar. Nada que no sea esto servirá para resolver su problema.
2.- ¿Se ha entregado alguna vez a Cristo, aceptándolo como su Señor y Salvador? Compartan con esa persona las “Cuatro leyes espirituales”. Cristo puede romper las cadenas del pecado, renovando todas las cosas (véase 2 Corintios 5:17).
3.- Hagan hincapié en que debe romper definitivamente con su mal hábito, tomando la resolución de no volver a ninguna mesa de juegos, no comprar boletos de la lotería, no acercarse a las máquinas tragamonedas, etc. Debe aprender a confiar en Dios en lo que se refiere a la tentación. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que le dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
4.- Debe abandonar los lugares que frecuentaba y cortar todas las relaciones asociadas al juego. Deberá establecer nuevas relaciones. Su asistencia a Jugadores Anónimos puede dar resultados muy positivos (mire en el directorio telefónico). Deberá identificarse con la iglesia, donde se enseña la Biblia, donde podrá adorar, estudiar la Palabra de Dios, aprender a orar, y establecer nuevas amistades que le proporcionarán el respaldo que necesita para reconstruir su vida.
5.- Oren con esa persona para que obtenga una liberación completa de su esclavitud y anímenle a que ore al Señor todos los días. Esa práctica hará que llegue a confiar cada vez más en Dios.
6.- Recomiéndenle que comience a leer y estudiar la Biblia personalmente. Conforme se van asimilando los pensamientos de Dios, se experimenta una transformación gradual de la mente y la vida.
7.- Anímenle para que busque los consejos del pastor o un psicólogo cristiano, si necesita más ayuda. Con frecuencia, las causas subyacentes del vicio se deben extirpar de raíz, lo que requiere un tratamiento profundo.

Si el interlocutor se refiere en sus preguntas al bingo, las loterías o las tómbolas, o si trata de justificar todas esas cosas porque algunas veces las patrocinan iglesias, o bien, son inofensivas y sirven para buenas causas, háblenle lo que aquí está expuesto en las primeras líneas.

Después de eso, actúen como sigue:
1.- Pregúntenle si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador. Háblenle de las Cuatro leyes espirituales.
2.- Hagan hincapié en la verdad de que la obra del Señor se debe sostener mediante las ofrendas de sacrificio del pueblo de Dios, y no mediante tómbolas, loterías y otras cosas similares.

Citas Bíblicas

“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31).

“Todas las cosas me son lícitas, mas no todas me convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. (1 Corintios 6:12).

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. (Romanos 12:1).

“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Haced, pues, morir lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría, cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia” (Colosenses 3:2,5,6).

“No hurtarás. No codiciarás la casa de tu prójimo…No odiarás cosa alguna de tu prójimo”. (Éxodo 20:15,17)