Dios tiene una voluntad específica o directa para la vida de cada cristiano. Nuestro propósito más elevado debe ser determinar exactamente cuál es Su voluntad para cada uno de nosotros y, luego, obedecerla, cueste lo que cueste.
Para conocer la voluntad de Dios para nuestra vida, primeramente debemos conocerlo a El. Nunca sabremos quienes somos, si primeramente no descubrimos a quién le pertenecemos. Aprendemos a conocerlo a El, cuanto más nos sometemos a Su autoridad (Señorío), y cuanto más nos apegamos a Su palabra y nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. Experimentaremos el gozo de caminar dentro de Su voluntad, en proporción directa al conocimiento que tengamos de El y a nuestra sumisión a Su Persona. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus veredas”. (Proverbios 3:5-6).
Nota: Billy Graham escribió: “El conocimiento de la voluntad de Dios es la sabiduría más elevada. El vivir en el centro de la voluntad de Dios imprime el sello de sinceridad genuina a nuestro servicio al Señor. La persona puede sentirse miserable con muchas posesiones, si está fuera de la voluntad de Dios; pero puede disfrutar de paz en su corazón con muy poco, si está dentro de Su voluntad. Puede sentirse feliz en medio del sufrimiento si se encuentra dentro de la voluntad de Dios, o tener calma y paz en medio de las persecuciones, siempre y cuando esté haciendo lo que Dios quiere. La Biblia revela que Dios tiene un plan para cada vida y que si vivimos en amistad constante con El, nos conducirá al cumplimiento pleno de dicho plan”.
Estrategia de asesoramiento:
Feliciten a su interlocutor por su deseo de buscar lo más elevado y lo mejor. Mencione que, no obstante, sólo los hijos de Dios pueden conocer Su voluntad directa o específica para la vida.
Hay ocasiones en que los no cristianos expresarán el deseo de conocer la voluntad de Dios respecto a una decisión importante o un paso vital en su vida. Señálenle que lo primero que debe hacer para conocer Su voluntad es recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador. Explíquenle las “Cuatro leyes espirituales”.
En el caso de un cristiano que desea conocer la voluntad de Dios, sugiéranle algunos principios para conocerla.
1. Aconséjenle que enderece cualquier conducta o relación que pueda constituir una barrera que le estorbe para conocer la voluntad de Dios. A veces, una relación con el ser amado o un socio de negocios tendrá que concluir o confesarse algún pecado.
Haga hincapié en que el allanar el camino para Dios se debe hacer mediante la confesión (1 Juan 1:9), y con el prójimo, mediante una petición de perdón y la restitución, si es necesaria. “Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres” (Hechos 24:16).
2. Recomiéndenle que esté dispuesto a poner en práctica la voluntad de Dios, cueste lo que cueste. “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23).
3. Sugiéranle que debe reunir todos los hechos disponibles y, luego, examinar todos los aspectos y las circunstancias relacionadas con el conocimiento de la voluntad de Dios para su vida, a través de su propio intelecto y su sentido común, sus experiencias anteriores y los consejos de amigos que también siguen la voluntad de Dios. También debe someter a consideración sus propios dones y talentos.
4. Aconséjenle que busque la voluntad de Dios a la luz de las Escrituras reveladas. ¿Qué principios o prohibiciones se aplican? ¿Ha dado el Espíritu Santo versículos o promesas que puedan motivarle? “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105).
5. Indíquenle que debe orar continuamente para que Dios le revele Su voluntad, y también para ser tan espiritualmente perceptivo que logre discernirla. El siervo de Isaac dijo: “Guiándome Jehová en el camino” (Génesis 24:27).
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios, en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).
6. Debe mostrar toda la sensibilidad posible ante la dirección del Espíritu Santo, preguntándose a sí mismo: ¿Me está moviendo para acercarme o alejarme de algún modo de actuar en particular? “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyereis y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:13).
7. Sugiéranle que se pregunte también: “¿Estoy tranquilo respecto a lo que considero los factores pertinentes? O bien, ¿me siento intranquilo e impaciente debido a la incertidumbre o a un conflicto interno? “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre” (Isaías 32:17).
8. Aconséjenle que dé paso a la fe.
¿Es el momento para seguir adelante o para detenerse, todo esto por fe? ¿Debe responder el individuo a la luz que le da Dios a través de uno o más de los principios antes mencionados? “Encomienda a Jehová tu camino y confía en él, y él hará” (Salmo 37:5).
9. Aconséjenle que, como ejercicio en la práctica de examinar su progreso, prepare una lista bajo los encabezados de “pros”, “contras” y “alternativas”, con el fin de registrar cualquier indicio que le dé Dios sobre Su voluntad.
10. Ore con esa persona, pidiendo por las acciones iniciale sque ejecutará para poner en práctica lo anterior.
Citas bíblicas:
“El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Salmo 40:8).
“¿Se complace Jehová tanto en holocaustos y víctimas como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”. (1 Samuel 15:22).
“Si me amáis, guardad mis mandamientos”. “El que me ama, mi palabra guardará, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada con él”. (Juan 14:15,23).
“Pero sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. (Santiago 1:22).
“Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad”. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará” (Salmo 37:3-5)
“Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad” (Salmo 84:11).