domingo, 28 de agosto de 2011

El suicidio

La persona suicida siente que ha agotado todas sus opciones. La vida carece para ella de significado, propósitos, no ve ningún futuro, de modo que se pregunta por qué debe seguir soportando su infelicidad extrema, la angustia, la desesperación y la desolación. La obsesión de que nada cambiará jamás para mejorar la llena de un sentimiento de impotencia y con la convicción de que la muerte es la única escapatoria posible.


Dicha persona es víctima de la depresión, se siente torturada por los sentimientos de falta de valor personal, el pecado y el fracaso, los sentimientos de culpa y la necesidad de ser castigada. Las cosas que pueden condicionar a una persona a un estado de depresión que la puede conducir al suicidio o al intento de suicidio, son numerosas; ira, envidia, celos, temor, culpabilidad, autocompasión, desviaciones sexuales, drogas, alcohol, etc. Así pues, el consejero debe percibir obviamente que las causas fundamentales que conducen a una crisis de esa índole tienden a ser profundas y probablemente datan de mucho tiempo atrás. A decir verdad, muchas de ellas se remontan a la niñez y, por ende, son un indicio de la necesidad de asesoramiento profesional prolongado con un psicólogo o psiquiatra cristiano.


En esta situación, creemos que, aunque no todos los problemas causantes son de índole espiritual, la dificultad básica de la vida se debe a la separación de Dios que sólo se puede resolver mediante una relación personal con Cristo Jesús. Sin esta relación, no puede haber soluciones o bienestar real. A medida que la persona experimenta todo lo que implica la “nueva criatura en Cristo” (2 Corintios 5:17): perdón, liberación de los sentimientos de culpa y temor, un sentimiento de satisfacción y bienestar, nuevas orientaciones y motivaciones para vivir, etc., todo ello son fuerzas que se ponen en movimiento para generar un cambio radical. Es aquí donde el consejero puede prestar un servicio verdadero guiando al interlocutor hacia una relación personal con Cristo Jesús.


Algunas personas amenazan suicidarse para obtener atención y compasión. Buscan que alguien escuche sus dolencias y frustraciones; pero hay otras que se encuentran más allá de este punto y piensan con toda seriedad en su autodestrucción.


Es muy natural que el asesor se sienta inadecuado cuando se enfrente a este tipo de desafío; sin embargo, debe esforzarse por ayudar, recordando que nuestros recursos provienen del Señor. El estará extendiendo su mano amorosa y poderosa a través de usted. Siéntase motivado por las promesas de las Escrituras de que “para Dios todo es posible” (Mateo 16:26) y “si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios… y le será dada” (Santiago 1:5).


Estrategia de asesoramiento:


Se deben recordar dos metas principales:


· Compartan el evangelio como fuente de esperanza. Una nueva relación con Jesucristo puede generar el cambio necesario.


· Reúnan la información pertinente de la persona interesada, para el caso de que se presente alguna urgencia.


Asesoramiento para suicidas no cristianos:


1. Las entrevistas con personas de tendencias suicidas requieren el mayor tacto y la mayor paciencia posibles. ¡Estén listos para escuchar! Dejen que su interlocutor hable la mayor parte del tiempo, hasta que perciban la situación completa. Interrumpan la conversación de vez en cuando, formulando alguna pregunta pertinente, para mantenerla fluida. Si la persona les comunica algo, pídanle que le explique más ampliamente sus sentimientos. O bien, pregúntenle qué le ha llevado a una conclusión en particular. A menudo ayuda mucho la simple frase: “Hábleme sobre ello”.


2. Cuando la conversación se lo permita, comiencen a darle ánimos. Indíquenle que se ha dirigido al sitio correcto, porque ahí encontrará amigos que están dispuestos a escucharle. Sugiéranle que Dios le ayudará a descubrir soluciones y que verdaderamente le ama y se preocupa por él.


3. No minimicen ningún sentimiento o las conclusiones que pueda expresar respecto a sí mismo o su problema. Deben permitirle que exprese toda su ira acumulada, la tensión que padece y sus sentimientos de desesperación. No contradigan ninguna declaración que haga, excepto para estar en desacuerdo cuando proponga su “solución” para sus problemas.


Si dice que la vida no vale la pena, créanle. Es probable que para él, en el estado en que se encuentra, no valga realmente la pena. Eviten frases tales como: “Vamos, hombre, las cosas no pueden estar tan mal”, o bien, “No es usted tan mala persona como me quiere hacer creer”.


4. Asegúrenle a la persona que sus problemas tienen solución y que la esperanza no se debe perder. Si dejara que Dios interviniera en su vida, el Señor le perdonaría todo su pasado, poniendo las cosas en limpio por medio de Jesucristo. Jesús comprende perfectamente el sufrimiento porque El fue difamado, maltratado y asesinado. Se preocupa verdaderamente por lo que nos sucede y nos ama tanto que estuvo dispuesto a morir por nosotros. Cristo se acercará a nosotros en donde quiera que estemos, cualquiera que sea el nivel de nuestra necesidad, pecado y desesperación, con el fin de levantarnos más allá de nuestra desesperación. Nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo11:28).


5. Compartan con esa persona las “Cuatro leyes espirituales”.


6. Si acepta a Cristo como su Salvador, reitérenle que esta experiencia puede ser el catalizador para generar un cambio real en su vida. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:27).


7. Díganle que para ayudarle a generar este cambio, necesita comenzar a leer y estudiar la Biblia.


8. Aconséjenle que ore, porque la comunicación con Dios es muy importante para lograr el cambio. La oración nos permite confiarle a Dios todas nuestras emociones y nuestros problemas. “Echando toda nuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros” (1 Pedro 5:7). “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, en acción de gracias” (Filipenses 4:6). Sugiéranle que anote estas citas para que pueda leerlas de nuevo cada vez que lo desee.


9. Anímenle a buscar nuevas amistades, que asista a la iglesia, esto le brindará la oportunidad para adorar, compartir el compañerismo cristiano, estudiar la Biblia y servir, ya que todo esto es importante para dar un nuevo derrotero a su vida.


10. Con la mayor discreción posible; pero tan pronto pueda hacerlo, el asesor debe determinar si la persona tiene realmente tendencias suicidas. ¿Has ingerido pastillas o veneno? ¿Ha llevado alguna vez consigo una pistola con la que haya amenazado suicidarse?


11. Pregúntenle si le gustaría recibir la visita de su líder inmediato o el pastor. No le prometa nada; pero díganle que están dispuestos a hacer todo lo posible a este respecto. Las llamadas de posibles suicidas se deben seguir con sumo cuidado en todas las formas posibles.


12. Si su interlocutor no se ha entregado a Cristo, hagan todos los esfuerzos posibles por animarlo a ello. Díganle que puede actuar, basándose en las explicaciones que les ha estado dando, que la puerta de acceso para llegar a Dios está siempre abierta. Convénzanlo para que pueda asistir a la iglesia, a una célula. Es muy importante que la persona no deje pasar el tiempo.


Asesoramiento para cristianos con tendencias suicidas:


Los cristianos no son inmunes a pensamientos o intentos suicidas. Las situaciones de pecado no resueltas o no confesadas, las situaciones de crisis tales como una decepción profunda, la muerte de un ser amado, un divorcio, la pérdida del empleo, la pérdidad e la salud, un colapso nervioso, etc., pueden precipitar depresiones lo suficientemente graves que impulsen a la persona a un intento de suicidio.


1. Recuérdenle al cristiano que el amor y la protección de Dios son continuos. “…Porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5).


2. Recuérdenle también que somos hijos de Dios Juan 1:12.


3. Díganle que Dios sigue perdonándolo. Hagan hincapié en Proverbios 28:13 y 1 Juan 1:9. La confesión trae perdón y restauración de la amistad.


4. Sugiéranle que ponga sus ojos sólo en el Señor y no es los problemas y las circunstancias que lo llenan de tribulación (Véase Mateo 14:27-32 y Proverbios 3:5-6)


5. Sugieran que es importante saturarse de la palabra de Dios: que la escuche, la lea, la estudie, la medite y la aprenda de memoria.


6. Recuérdenle que la oración es una fuente valiosa y forma parte esencial de la vida del cristiano (véase 1 Tesalonicenses 5:17 y Filipenses 4:6,7).


7. Sugiéranle que es importante que pueda asistir al CCLT, donde se enseña la palabra de Dios y que esto le puede ayudar a recuperar su estabilidad emocional. Esta asistencia le abrirá las puertas al compañerismo con personas llenas de amor con las que podrá adorar y trabajar en buena armonía.


8. Oren con esta persona para que Dios se le manifieste con un nuevo significado, llenándole de esperanza y confianza renovada.


Citas Bíblicas:


“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17


“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” Mateo 11:28


“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:7


“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” Filipenses 4:6-7


Mateo 14:27-32


Proverbios 3:5-6


1 Tesalonicenses 5: 17

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