miércoles, 22 de julio de 2009

Los demonios

Tanto en el mundo religioso como en el secular se observa un reconocimiento y un interés creciente por las actividades demoniacas. La Biblia reconoce la realidad de estas actividades. “Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Los demonios, denominados también en las Escrituras “espíritus de adivinación” (1 Samuel 28:7), “espíritus impuros” (Lucas 4:36) y “espíritus engañadores” (1 Timoteo 4:1), son invisibles, están desencarnados y poseen una inteligencia sobrehumana.

Al igual que Satanás, los demonios cayeron en condenación debido a su soberbia y son adversarios tanto de Dios como del hombre. Aunque reales y activos, el diablo y sus mensajeros (demonios) se ven acusados con frecuencia de muchas cosas de las que no son culpables. Algunos cristianos tienden a achacar todas las conductas erráticas a la “posesión demoníaca”, cuando, en realidad, la mayor parte de esos comportamientos se deben a la naturaleza pecaminosa y egoísta de los seres humanos. Asimismo, algunas veces, los individuos que están bajo los efectos de las drogas, que se han inmiscuido en el ocultismo o las religiones orientales o que están trastornados mentalmente, parecen estar afectados por los demonios.

El cristiano que desee que Dios le use para ayudar a personas con problemas espirituales hará bien en prestar atención a la amonestación que hace el Apóstol Juan: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” o “el espíritu del anticristo” (1 Juan 4:1,3). Así, pues, los cristianos deben discernir, probar, resistir y rechazar a los demonios (véase 1 Corintios 12:10; Efesios 4:27; 6:10-18; 1 Pedro 5:8-9; 1 Juan 4:1-6; Santiago 4:7)

Mediante la victoria de Jesucristo sobre Satanás y sus huestes, y en el nombre poderoso del Señor Jesús y el poder del Espíritu Santo, los hijos de Dios podemos vencer a Satanás y sus demonios (véase Mateo 8:16,17; 12:28; Marcos 16:17; Hechos 19:15)

Nuestros recursos contra los huestes del mal son:
· Vigilancia (1 Pedro 5:8)
· Oración (Juan 15:7)
· El revestirse con toda la armadura de Dios (véase Mateo 26:41 y Efesios 6:10-18)

Estrategia de asesoramiento:
Para el no cristiano:


Si el interlocutor les habla de esclavitud espiritual, actividades o conductas demoníacas, háganle preguntas. Traten de discernir si la situación es realmente como se la describe. “Hábleme de eso”, es una frase que se debe repetir, una y otra vez, hasta que surja el problema verdadero. No duden en ejercer presiones para obtener respuestas.
1. Hagan hincapié en la eficacia del sacrificio de Cristo en la cruz para resolver los problemas del pecado. “Y la sangre de Jesucristo, du Hijo (de Dios) nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7)
2. Si recibe a Cristo, anímenle para que lea y estudie la Biblia todos los días. También deberá orar diariamente. Estas dos disciplinas se suelen establecer firmemente en el caso de las personas que asisten al CCLT, con el fin de obtener compañerismo cristiano, adorar a Dios, estudiar la Biblia y aprender el gozo en el Señor.
3. Si creen que se están enfrentando a una persona verdaderamente poseída por el demonio, sigan las etapas de que dan más adelante respecto a “Cómo ocuparse del caso de una persona verdaderamente poseída por el demonio”.

Para el cristiano:
Si está temeroso de las actividades demoníacas, hagan lo que sigue:
1. Háganle preguntas respecto a las circunstancias. ¿Por qué creen que participan en ellos los demonios? Algunas veces, esos temores los inducen otros cristianos con buena voluntad; pero equivocados.
2. Recuérdenle que todos los recursos de Dios se encuentran a su disposición:
Satanás es un enemigo derrotado (1 Juan 3:8)
Cristo vive en el creyente (Colosenses 1:27)
El Espíritu Santo le da poder (Hechos 1:8 y 2 Timoteo 1:7)
La Palabra de Dios le guía (2 Timoteo 3:16-17)
3. El cristiano está seguro de la victoria, si se somete constantemente al señorio de Cristo a la autoridad y la iluminación de las Escrituras, a la disciplina de la oración triunfadora y al formar parte de un grupo dinámico de creyentes en una iglesia local que enseñe la Biblia.
4. Es posible que el interlocutor esté sufriendo sentimientos profundos de culpa debido al pecado real en su vida y que aborde el tema de la influencia de los demonios, tratando de transferir la culpa, en lugar de aceptar sus responsabilidades personales. El arrepentimiento verdadero y la confesión eliminarán la culpa y también las raíces básicas de la opresión.
5. Es posible que se enfrenten al caso verdadero de una persona poseída por el demonio. Si es así, sigan las etapas que se dan a continuación.
¿Cómo tratar a una persona poseída por el demonio?
Tengan cuidado. Deben estar seguros de que se trata de un caso verdadero de posesión diabólica y no una situación que se deba a algún trastorno físico, psicológico o espiritual. ¡Se puede dañar mucho al interlocutor, si se le indica que está bajo la posesión del demonio, cuando no sea así.
1. Tomen nota cuidadosamente de los síntomas de la persona trastornada, pidiendo sabiduría y discernimiento al Señor. Una persona poseída por el espíritu se encuentra bajo la influencia de un espíritu maligno o se ha visto invadida por él. En ese caso, se observará una conducta extremadamente extraña. Es posible que la persona hable en un idioma o dialecto extraño. A veces, usará un lenguaje blasfemo, soez e inmoral.
2. El caso de una persona así no deberá tomar a la ligera. La resistencia suele ser tenaz y se necesita mucho tiempo para poder resolver realmente las dificultades. Evidentemente, el asesor no podrá dedicar a esa persona todo ese tiempo. Jesús les indicó en cierta ocasión a sus discípulos que no tenían poder en un caso específico porque “este género (los demonios) no salen sino con oración y ayuno” (Mateo 17:21)
3. En los casos en que se libera una persona poseída por los demonios, los participantes señalan unánimemente que es sumamente necesario orar mucho, por lo común mediante un grupo de cristianos reunidos con ese fin. Bajo la dirección del Espíritu Santo, y en los momentos en que él lo indique, se deberá lanzar una orden en el nombre de Jesucristo y con Su autoridad (Mateo 28:18) para expulsar al espíritu maligno. Una persona deberá asumir el liderazgo y actuar como portavoz.
4. Aconséjenle a su interlocutor que busque inmediatamente amistades en la familia de Dios. Puede fortalecer considerablemente la obra de Dios en su vida mediante la lectura y el estudio de la Palabra de Dios, la oración y la iniciación del testimonio sobre las maravillosas obras de Dios en su propia vida (véase Marcos 9:19-22)

Citas Bíblicas
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo y huirá de vosotros” (Santiago 4:7)

“Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar, al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo” (1 Pedro 5:8-9)

“Y Jesús se les acercó y les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18)

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo”. (1 Juan 4:1-3)

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y siempre, y por los siglos” (Hebreos 13:8)

Apocalipsis 12:11
1 Juan 3:8

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