Un cristiano nunca puede estar “completo” o maduro sin un conocimiento completo de la Persona y la obra del Espíritu Santo. Es siempre la sensación de necesidad e insuficiencia la que nos hace tratar de obtener este conocimiento.
El Espíritu Santo es una de las tres Personas de la Trinidad. Es igual en posición y poder, con todos los aspectos esenciales de la divinidad. Comparte todos los atributos de Dios: es eterno, sin principio ni fin (hebreos 9:14); omnipotente, poseedor de todo poder (Lucas 1:35); omnipresente, presente en todas partes al mismo tiempo (Salmo 139:7) y omnisciente, o sea, que lo sabe todo (1 Corintios 2:10-11).
Posee todas las características de la personalidad. El Espíritu Santo no es una cosa (véase Romanos 8:16 y 26).
El Espíritu Santo tiene intelecto, emociones y voluntad. Habla (Hechos 13:2), intercede (Hechos 16:6-7), asigna (Hechos 20:28), guía (Romanos 8:14), redarguye y convence de pecado (Juan 16:8). Se le puede mentir y probar (Hechos 5:3,4,9), resistir (Hechos 7:51), afligir (Efesios 4:30) y blasfemar (Mateo 12:31).
Todos los cristianos debemos entender nuestra propia relación con el Espíritu Santo.
*Los que se ha realizado:
Hemos nacido del Espíritu Santo (Juan 2:6,8).
Dios nos ha dado el Espíritu Santo (Juan 14:6; 16:7).
Somos bautizados por el Espíritu (1 Corintios 12:13).
Somos templos del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20)
Hemos sido sellados por el Espíritu Santo (Efesios 1:13).
*Lo que es potencialmente real:
Todos los cristianos tienen el Espíritu Santo; pero no todos están llenos del Espíritu Santo. Debemos desear esta plenitud, porque Dios nos ordena: “Sed llenos del Espíritu Santo” (Efesios 5:18).
Nota: Billy Graham escribió: “Creo que la Biblia enseña que hay un bautismo en el Espíritu Santo –cuando acudimos por fe a Cristo. La Biblia enseña que hay muchos momentos en los que el Espíritu Santo nos llena- de hecho, debemos estar constantemente llenos del Espíritu Santo. Un bautismo, muchas experiencias de plenitud. Cuando estamos llenos del Espíritu, no se trata de que le pertenezcamos más, como si Su obra fuera cuantitativa. No se trata de qué cantidad del Espíritu tenemos, sino de cuánto tiene el Espíritu de nosotros… Conforme vamos entendiendo mejor el señorío de Cristo, nos rendimos cada vez más a El. Así, al buscar la plenitud del Espíritu Santo, recibimos y gozamos Su presencia que nos llena y Su plenitud cada vez más”.
Estrategia de asesoramiento:
1. Si les hacen alguna pregunta sobre el Espíritu Santo, traten de dar una respuesta a partir de los temas que se mencionaron al comienzo de este tema.
2. Si les hacen preguntas o expresan un deseo sobre la plenitud del Espíritu Santo, compartan los puntos que siguen:
A. Es preciso entender que Dios nos dio Su Espíritu Santo y que mora en nosotros. Tome en cuenta las citas bíblicas que se mencionaron anteriormente.
B. Debemos comprender que Dios nos ordena que debemos estar llenos del Espíritu Santo (Efesios 5:18).
C. Tenemos que entender que antes de que podamos recibir Su plenitud, debemos resolver sinceramente todos los pecados conocidos de nuestra vida. Esto implica arrepentimiento y confesión a Dios.
D. Entregamos sincera y completamente el control de nuestra vida al Señor, como acto definitivo de consagración. Renunciamos a nuestra propia voluntad y, por encima de todo, tratamos de someternos en todo a Cristo, como nuestro Señor, con el fin de tener Su dirección en todos los aspectos de nuestra vida. Esta obediencia requiere una entrega diaria a Dios, para poder aprender los secretos del camino de la fe.
Cuando nos hemos entregado a Dios y Su voluntad, estamos llenos del Espíritu Santo. Ahora debemos actuar de conformidad con esta verdad, y vivir nuestra vida con una seguridad absoluta de que Dios nos ha llenado ya y que nos encontramos bajo Su control.
3. Oren con el interlocutor sobre la aplicación de estas verdades a su vida y para que pueda estar lleno del Espíritu Santo.
Citas Bíblicas:
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre; el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. (Juan 14:16,17).
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en samaria y hasta lo último de la tierra”. (Hechos 1:8).
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (Juan 16:7-11).
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Corintios 12:13)
Juan 3:6-8
Juan 16:13-14
1 Corintios 6:19-20
Efesios 1:13
Romanos 8:14-16
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