miércoles, 30 de junio de 2010

La iglesia

Por definición, la iglesia es el “cuerpo de Cristo”, la comunidad de los redimidos de la que el Señor es la Cabeza. “Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, el que es el principio , el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia” (Colosenses 1:18).

La iglesia nació porque “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25), se conserva y crece por la vida dinámica de Jesús. “Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” (Efesios 5:26). Cristo regresará a reclamarla como su “esposa”, “adornada para su esposo” (Apocalipsis 21:2), “a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:27)

Su nacimiento lo confirmó la venida del Espíritu Santo (Hechos 2:1-11) que proporciona también poder para su autoperpetuación mediante su testimonio en el mundo (Hechos 1:8).

La iglesia es visible e invisible:

- La iglesia invisible es el gran conjunto de creyentes que, a lo largo de todas las edades, han confiado sinceramente en Jesucristo como su Señor y Salvador. “Conoce el Señor a los que son suyos. Y apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:19). Una persona se convierte en miembro de la iglesia invisible cuando recibe a Jesucristo como su Señor y Salvador (Juan 1:12).

- La iglesia visible es la universal actual, que se compone de grupos locales de cristianos. En ella están tanto el trigo como la cizaña: los verdaderamente redimidos y muchos no lo son.

Todas las iglesias que, a lo largo de los siglos, han negado “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3), serán identificadas como apóstatas.

Cuando una persona experimenta el nuevo nacimiento, se convierte en miembro de la iglesia invisible. Entonces deberá tratar de identificarse inmediatamente con el CCLT para tomar parte activa en los servicios de adoración, el compañerismo, el evangelismo, el estudio de la Biblia y la oración. Se trata de una responsabilidad que enseña la Biblia: “No dejando de congregarse, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuando veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).

Nota: Billy Graham escribió: “La iglesia es primordialmente el cuerpo de Cristo… La Biblia dice… que fue el amor de Cristo a la iglesia lo que hizo que fuera a la cruz. Si Cristo amó tanto a la iglesia… yo también debo amarla. Debo orar por ella, defenderla, trabajar en ella, entregarle mis diezmos y ofrendas, contribuir a su avance, fomentar su sanidad, y hacer que sea el cuerpo funcional y de testimonio que nuestro Señor quiere que sea. Si asiste a la iglesia este domingo en ese espíritu, nadie logrará mantenerlo alejado de ella al siguiente… La familia de Dios tiene personas de diferentes nominaciones. He descubierto que puede haber desacuerdos menores sobre teología, métodos y motivos; pero que en el interior de la verdadera iglesia existe una unidad misteriosa que supera todos los factores de división”.

Estrategia de asesoramiento:

1. Feliciten a su interlocutor por el interés que demuestra tener por la iglesia. Cuando nos identificamos con la iglesia, estamos obedeciendo a Dios. En la iglesia buscamos oportunidades para adorar, tener compañerismo y comunión, evangelizar, estudiar la Biblia, orar y participar en la Cena del Señor.

2. El hacernos miembros del CCLT no nos salva. Nos identificamos con la iglesia porque somos salvos y deseamos obedecer al Señor. Jesús dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo” (Juan 10:9). Pregúntenle a su interlocutor si ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador. Compartan con esa persona las Cuatro leyes espirituales.

3. Después de confiar en Cristo, su interlocutor debe tratar de integrarse cuanto antes en el CCLT, poder ubicarse dentro de una célula y participar en las diferentes actividades y ministerios de la iglesia, y asistir fielmente a ella.

4. Aconséjenle que respalde a la iglesia financieramente. Para poder funcionar y crecer la iglesia debe recibir nuestros diezmos y ofrendas.

Cita bíblica:

“Y yo Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:2)

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