jueves, 30 de octubre de 2008

Enfermedades fatales

Recuerden que su interlocutor es una persona muy enferma. Su existencia está amenazada y en realidad es probable que le quede poco tiempo de vida. Su cuerpo está siendo destruido tal vez por el cáncer, la presión sanguínea elevada, un padecimiento cardiaco, alguna falla renal o cualquier otra enfermedad grave. La persona se siente sola y se pregunta: ¿Quién ha sufrido semejante dolor?

La persona se ve presa de diversos sentimientos sucesivos, aunque no necesariamente en forma cronológica, entre los cuales están la negación (“esto no puede estarme sucediendo a mí”), ira (“¿por qué yo, Señor?”), depresión (“toda esperanza está perdida”), intento de chantaje (“Señor, sácame de esta situación y haré todo lo que quieras”) y aceptación (“sea hecha la voluntad de Dios”). Estos sentimientos no se experimentan en un momento dado para luego quedar en el olvido, sino que vuelven una y otra vez. No son sentimientos anormales sino característicos, hasta cierto punto, de todos aquellos que se enfrentan al “valle de las sombras”.

¿Qué podemos decirle a una persona en esta situación? ¿Cómo respondería? Cualquier enfermedad grave resulta tan singular para quien la padece, que a veces es difícil que quien no está en su situación entienda lo que esto representa verdaderamente.

Estrategia de asesoramiento:

1. Escuchen sobre todas las cosas. Escuchen con simpatía hacia los sentimientos que la persona comparta con ustedes. Aliéntenla a hablar. Tal vez crean conveniente indagar un poco sobre sus sentimientos, algunos de los cuales brotan a la superficie en tanto que otros están profundamente ocultos.
2. No se formen un juicio sobre los sentimientos que se comparten, incluso a pesar de que hayan sido expresados con ira, autocompasión o amargura. Simplemente dejen que la persona sepa que lo está escuchando con simpatía. No adopten la actitud arrogante de pretender que entiende la profundidad de sus sentimientos. ¡Esto es absolutamente imposible! Sin embargo, deben hacerle sentir que su interés es genuino. Traten de expresar esto en palabras y comuníquenlo también por el tono de su voz, su ternura y sensibilidad, así como por su sentimiento de identificación con la persona. “Acordaos de los maltratos como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo” (Hebreos 13:3).
No es el momento adecuado para que hablen de su propia experiencia con el dolor; concéntrense en la angustia de su interlocutor.
3. No se muestren excesivamente empalagosos, ni siquiera a un nivel espiritual. Eviten los lugares comunes y las frases huecas. No le digan a la persona “que no se deje amilanar” o que se convierta en un paradigma en medio de la adversidad”.
No ofrezcan esperanzas vanas sobre la curación de la persona ni declaren que toda enfermedad viene del diablo y que si tuviera la fe suficiente podría sanar. No pueden saber si Dios tiene en sus planes sanarlo o no. Estas cuestiones pertenecen sólo a la soberana voluntad de Dios. La única certeza que tenemos es que Dios sana espiritualmente a los que depositan su fe en Cristo Jesús.
4. No desvíen la conversación si la persona hace referencia a la muerte. Esto podría dar como resultado una preparación inevitable. Cualquier referencia a la muerte puede preparar la ocasión para que ustedes, como consejeros, le pregunten si tienen asuntos pendientes que debe resolver. Este es l propósito de nuestro trabajo: ayudar a las personas a prepararse para la eternidad.
Tal vez pueden preguntarle: “Si muriera esta noche y se encontrara ante las puertas del cielo enfrentándose a la pregunta ¿en qué me estoy basando para esperar ser admitido al reino de los cielos? ¿qué contestaría?
Si la situación lo requiere, explíquenle las Cuatro Leyes Espirituales. Si la persona responde afirmativamente, compartan con ella los conceptos de “Seguridad”. También sería conveniente que le presentara otras porciones de las Escrituras, por ejemplo el salmo 23, Juan 14:1-6. 1 Tesalonicenses 4:13-18.
5. La entrega a Cristo debe preparar el camino para preguntarle si tiene algunos otros asuntos pendientes, por ejemplo, sus relaciones humanas (familia, amigos), cuestiones económicas (quizás un testamento), el manejo de los detalles concernientes al proceso de la muerte, la muerte misma, las disposiciones para el servicio fúnebre, lo que se hará con el cuerpo, etc. Aconséjele a su interlocutor que resuelva todas estas cuestiones, tal vez con la ayuda del asesoramiento pastoral o profesional pertinente.
6. Sugiéranle que indague si en su comunidad existe alguna institución para pacientes desahuciados. Estas instituciones se especializan en proveer ayuda a pacientes con enfermedades fatales. Estas agencias se especializan en proporcionarle toda la colaboración adicional en lo tocante a ayuda profesional en los cuidados de la salud, a aquellos que padecen una enfermedad que se clasifica como fatal y a sus familias. Hay varias agencias de esta índole que puede consultar para conocer las clases de servicio que ofrecen.
7. Oren por la persona para que tenga el valor y la fortaleza para vencer el dolor, para que se entregue Cristo, quien llevó nuestros dolores y nuestras tristezas.

Citas Bíblicas:
“No se turbe vuestro corazón, creéis en Dios, creed también en mi. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a donde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mi”. (Juan 14:1-6)

“Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21)
Salmo 23
1 Tesalonicenses 4:13-18

Enfermedades mentales

Es una generalización que se usa comúnmente para cubrir toda la gama de trastornos psiconeurológicos. Hay algunos que están verdaderamente enfermos, con algún tipo de falla de funcionamiento que se debe a lesiones cerebrales, un mal heredado, desequilibrios glandulares u hormonales, etc. Esas personas deben recibir tratamiento de la ciencia médica con todos los medios posibles.

Sin embargo, hay una zona amplia de lo que suele denominar enfermedades mentales que son el resultado de conductas pecaminosas y actitudes carnales no resueltas. Los así afectados pueden presentar los síntomas de enfermedades mentales; pero muchas veces esos síntomas se relacionan con las tensiones y se deben a problemas espirituales. Algunas veces, esas personas fingirán una enfermedad, en lugar de afrontar la realidad de su situación. Culparán a otras personas y a las circunstancias por sus problemas, con el fin de hacer que la atención se aleje de ellos mismos. “Y oyeron la voz de Jehová que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto… Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”. Por su parte, la mujer dijo: “La serpiente me engaño y comí” (Gen. 3:8,12-13)

Sería un mal servicio el de tratar simplemente los síntomas o excusar a esa persona “por su modo de ser”. Lo cierto es que nunca se sentirá bien, en tanto no resuelva su problema y lo corrija. La primera etapa de la recuperación es la aceptación de responsabilidad por sus actitudes y actos. “Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4:13). “De manera que cada uo de nosotros dará a Dios cuenta de sí” (Rom. 14:12)

El cambio es posible, a condición de que esa persona se enfrente a la realidad: tendrá que presentar su vida desnuda ante Dios, arrepentirse de lo que haya de malo en sus actitudes y actos, y confesárselo a Dios con la intención de abandonarlo a cambio de la novedad de vida en Cristo Jesús.

Muchas vidas se han reencauzado al recibir a Jesucristo como Señor y Salvador personal. El poder de la palabra y el ministerio del Espíritu Santo sobre nuestra vida, tienen efectos muy positivos.

Estrategia de asesoramiento:

1. Animen a su interlocutor, diciéndole que ha llamado al lugar apropiado y que se alegran de hablar con él y ayudarle en todo lo que puedan.
2. Estén listos para escuchar, si esa persona desea hablar. Hagan las preguntas necesarias para estimular la conversación, esperando que surja algo que les dé oportunidad de sugerir una solución espiritual.
3. Cuando consideren que es oportuno, pregúntenle si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador. Compartan con él las Cuatro Leyes Espirituales. Su entrega puede iniciar una nueva conciencia y una nueva percepción que le darán deseo y motivación para afrontar su “enfermedad mental” con realismo y determinación
4. Anímenle para que comience a leer la Biblia.
5. Anímenle a que aprenda a orar todos los días.
6. Aconséjenle que vaya al CCLT, donde va a escuchar Palabra de Dios, y va a aprender a adorar, tener comunión y servir a Cristo. Una buena relación en la iglesia será sumamente útil para enseñarle a esa persona lo básico de la Biblia y “cómo orar”, y también para ofrecerle oportunidades de servicio.
7. Oren con esa persona para que su entrega a Cristo pueda reencauzar sus actitudes y actos, con el fin de que viva de un modo agradable a Dios. Lean juntos Romanos 12:1-2, indicándole que, si sigue esos principios, podrá transformarse en una persona íntegra.
8. Invítenle a que trate de obtener el asesoramiento del pastor o un psicólogo cristiano, con el fin de que pueda haber continuidad en el tratamiento de sus problemas a la luz de las Escrituras.

Citas Bíblicas

“Tú guardarás en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3)

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18-19)

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:1-2)

“Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5)

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. (Hebreos 12:14-15)

“Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:1-2)

"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejos de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche. Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá” (Salmo 1: 1-2,6)

viernes, 24 de octubre de 2008

Apostasía e indiferencia espiritual

La palabra “apostasía” significa abandonar las prácticas religiosas y caer moralmente. Tiene una connotación espiritual más profunda que lo que expresan estas simples palabras. Significa que se pierde la comunión con el Señor, con frialdad e indiferencia hacia las cosas espirituales o, incluso, el abandonar la fe por completo.

Hay diversos grados de apostasía:
Abandono: Una separación debida al rechazo consciente de la verdad de Dios revelada por medio de Su Palabra y Su Hijo.
Pecados de la carne: El “desviarse debido a la lujuria y la atracción” del pecado. Esto significa inmoralidad, ebriedad, homicidio, etc.
Pecados espirituales: (los más comunes entre los cristianos). En primer lugar, podríamos mencionar la indiferencia espiritual –la falta de responsabilidad ante Dios y la iglesia- que hace que seamos ineficientes en nuestra vida y nuestro testimonio, según se subrayan en la Escrituras. También se deben incluir en este punto varios pecados tales como la mentira, las trampas, las murmuraciones, la envidia, el egoísmo, los celos, etc. (Véase Gálatas 5:19-21)

Algunas cosas que conducen a la apostasía:
• Decepción por las incongruencias observadas o imaginadas en otros cristianos.
• Una relación indiferente con Cristo o un “seguimiento desde lejos, y el hacer caso omiso del lugar que ocupan en la vida cristiana la Palabra de Dios, la oración y el testimonio.
• Ignorancia respecto a las verdaderas implicaciones de las responsabilidades y las prácticas espirituales.
• Desobediencia a la voluntad revelada por Dios para la vida propia.
• Pecado voluntario que permanece sin confesión. Debemos darnos cuenta de que todas las personas son responsable de sus propios actos ante el Señor. Esto implica arrepentimiento y confesión.

Estrategia de asesoramiento:

El consejero debe tratar de lograr el verdadero arrepentimiento, la confesión y la restauración del interlocutor, para que su vida pueda renovarse en el amor de Cristo, la Palabra de Dios y el servicio.
Para alcanzar esta meta, traten de determinar cómo perdió su interlocutor su comunión o su relación con el Señor. Si parece sentirse inseguro respecto a su entrega original a Cristo, repasen con esa persona las Cuatro leyes espirituales. Si está dispuesto a afrontar la verdad haga lo siguiente:
1. Pídanle que le confiese al Señor todos los pecados de los que esté consciente, de conformidad con lo que se dice en 1 Juan 1:9.
2. Condúzcanlo a la confesión, ya que de esta manera va a lograr la restauración. No hay ningún pecado que Dios no perdone por medio de Cristo.
3. Anímenlo para que comience a leer y estudiar la Biblia, y a orar todos los días.
4. Invítelo al Centro Cristiano de Los Teques, allí seguro logrará compañerismo, instrucción y servicio cristiano.
5. Indíquenle que deberá hacer una restitución, en caso necesario, o sea ajustar correctamente las cuentas con otros a los que haya perjudicado o de los que se haya aprovechado injustamente.
6. Oren con esa persona, pidiendo la plena restauración y bendiciones para ella.
7. Recomiéndele que aprenda de memoria el pasaje de Proverbios 3:5-6 y que aprenda a basarse en su verdad en le futuro.

Citas Bíblicas:
Arrepentimiento y confesión:

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”. (1 Juan 1:9)

“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13)

“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. (Salmo 51:17)

lunes, 20 de octubre de 2008

Ansiedades, preocupaciones y tensiones

El término de ansiedad cubre una gama muy amplia de problemas que se deben a temores infundados. Alguien dijo que los ansiosos y angustiados están tan preocupados por lo que pudiera suceder en el futuro que se olvidan de cómo afrontar el presente. Es característico de ellos que se preocupen por todas las cosas. Construyen montañas con simples montículos, al dejar que las cosas insignificantes adquieran una importancia enorme en sus vidas. Se sienten ansiosos respecto a deficiencias imaginarias, el futuro, su salud, sus familias y su trabajo. A menudo son incapaces de identificar las razones para sus ansiedades y temores.

Muchas personas ansiosas sufren dificultades físicas tales como nerviosismo, insomnio, dolores de cabeza, trastornos respiratorios, sudor excesivo, etc. La incapacidad para encontrar alivio para la ansiedad puede tener consecuencias más graves tales como una depresión nerviosa. Evidentemente, esas personas necesitan nuestra simpatía, nuestras oraciones y toda la ayuda que podamos darles.

Nota: Billy Graham comentó a este respecto: “El hombre se ha visto siempre asediado por las preocupaciones. Las presiones de la vida moderna han hecho que el problema se agrave… Muchos de ustedes están sufriendo miles de ansiedades. Confíenlas a Cristo con fe… Por mi parte, estoy aprendiendo en mi propia vida, día tras día, a mantener mis pensamientos centrados en Cristo; las preocupaciones, las ansiedades y las angustias del mundo pasan, y sólo queda una ‘perfecta paz’ en el corazón humano”.

Estrategia de asesoramiento:


1. Ofrezcan aliento.
¡El Señor puede ayudar! “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío” (Salmo 42:5) El temor de Dios es el o más que un simple paliativo único que vence todos los demás temores.
2. Ayuden a su interlocutor a descubrir la razón de su ansiedad.
El consejero debe tratar de ofrecer algo más que un simple paliativo (un alivio del dolor sin cura) que puede producir un alivio temporal, sin abordar si quiera el verdadero problema. Hasta donde sea posible, traten de llegar a las “raíces del mal”.
Eviten los sondeos demasiado profundos. La limitación del tiempo de asesoramiento y la posibilidad de que sus ansiedades se basen en experiencias traumáticas del pasado, deberán limitar sus preguntas a sólo las que pueden ayudarles a abrir las puertas para presentar a Cristo como Salvador y sostenedor.

Pregúntenle:
¿Por qué teme por su trabajo, su futuro, su familia, etc.?
¿Por qué está tan nervioso? ¿Por qué tiene dolores de cabeza?
¿Por qué no puede dormir?
Describa sus sentimientos. ¿Se siente culpable? ¿Por qué? ¿Está tratando de huir de algo? ¿Cuál es verdaderamente su problema?

Si la ansiedad parece deberse a verdaderos sentimientos de culpa, esto puede indicar una conducta errónea que requiera corrección. Esto es útil porque el problema es el pecado. ¡Hay un remedio ¡El experimentar el perdón de Dios en Cristo puede eliminar la culpabilidad y los sentimientos de culpa, lo que contribuirá a la sanidad. Denle a esa persona las Cuatro leyes espirituales.

Eviten decirles las personas que si “piensan correctamente”, se “sentirán bien”. A veces, es preciso indicarles que “la vida correcta” produce “pensamientos sanos”. Dios sólo es la fuente de los pensamientos positivos. El afrontar el problema básico –el pecado- producirá finalmente la clase de conducta que agrada a Dios y generará cambios.

Es posible que la ansiedad respecto al futuro revele preocupación por la muerte y el juicio futuro. Además, esto proporciona una oportunidad para presentar a Cristo.
3. Indíquenle a esa persona que es necesario estudiar la Biblia y orar todos los días.
No sólo debemos leer la Biblia, sino que también debemos asimilar sus enseñanzas de tal modo que comiencen a moldear nuestra vida y nuestro carácter. El aprender de memoria la Palabra de Dios es sumamente importante. El “tener los pensamientos de Dios” ocupará el lugar de las preocupaciones que nos llenan de ansiedad y angustia, los pensamientos sobre nosotros mismos y los problemas que nos asedian.
La oración acompaña al estudio de la Biblia. Según las Escrituras, no debemos estar ansiosos por nada, “sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6)
4. Comparta con esa persona algunas de las promesas de la Biblia.
Se puede confiar en que Dios cumplirá sus promesas.
5. Aconsejen a su interlocutor que se identifique con una iglesia en la que se enseñen las doctrinas de la Biblia.
Los pensamientos cristianos y el hecho de servir con otros pueden ser buenos antídotos contra la introspección negativa y poco sana.
6. Oren con su interlocutor, pidiendo soluciones verdaderas. “Busqué a Jehová y él me oyó, y me libró de todos mis temores”. (Salmo 34:4)
Si descubren problemas más profundos que se encuentren fuera de su competencia, recomiéndenle a su interlocutor que trate de obtener consejos de un psicólogo cristiano.

Citas Bíblicas:

“Busqué a Jehová y él me oyó, y me libró de todos mis temores”. (Salmo 34:4)

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. (1 Pedro 5:7)

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7)

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a
Cada día su propio mal”.
(Mateo 6:33-34)

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. (Salmo 42:5)
Salmo 55:22
Proverbios 3:5-6
Filipenses 4:13
Filipenses 4:19
Romanos 8:28

El Amor

Hasta que las Buenas Nuevas de Jesucristo aparecieron en la escena humana, la palabra amor se entendió primordialmente en función de buscar ventajas para uno mismo. El amar lo que era imposible creer resultaba incomprensible. Un Dios de amor que llamará al hombre pecador era un concepto imposible de entender.

Los escritores del Nuevo Testamento tuvieron que acuñar una palabra nueva, ágape, para expresar lo que Dios quiso revelar de Si mismo en Cristo y cómo deseaba que los cristianos se relacionaran los unos con los otros. “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (1 Juan 3:16).

Este nuevo lazo de amor se reveló en el Calvario. A partir de entonces, los redimidos se volverían hacia Dios y unos hacia los otros, en una dimensión nunca antes comprendida ni experimentada. Agape sería ahora el “camino más excelente” (1 Corintios 12:31). Inmediatamente, eso se convirtió en una característica de identificación de la iglesia primitiva Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34) y “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviéreis amor los unos con los otros” (Juan 13:35).

Sin embargo, conforme fueron transcurriendo los años, gran parte de la verdadera fuerza de ágape se desvaneció. La iglesia de hoy se enfrenta a la necesidad de redescubrir su significado. Agape no es un simple sentimiento; el amor adormecido carece de poder. Es dinámico sólo cuando ama activamente a Dios, tal y como El nos amó a nosotros; sólo cuando surge sin restricciones de ninguna clase –amor hacia los hermanos, las hermanas, los vecinos y el mundo por el que murió Cristo (Véase 1 Juan 4:10-12 y 2 Corintios 5:14).

Es el nivel humano, al igual que en el divino, el amor dice: “Te respeto, te quiero y soy responsable de ti”.

Te respeto:
Te veo como eres, como un individuo singular –como todos somos únicos. Te acepto como eres y te permitiré que te desarrolles de conformidad con el propósito que tenga Dios para ti. No te explotaré para mi propio beneficio. Trataré de conocerte todo lo bien que pueda, porque sé que el aumento de la comunicación y el conocimiento harán que se realce mi respeto por ti.

Te quiero:
Lo que te suceda me interesa mucho. Me preocupa tu vida y tu crecimiento. Deseo fomentar tus intereses, incluso cuando para ello tenga que sacrificar los míos propios.

Soy responsable de ti:
Te responderé, no por algún sentimiento de deber que me obligue, sino voluntariamente. Tus necesidades espirituales me harán orar por ti. Te protegeré; pero me cuidaré de no darte una protección excesiva. Te corregiré con amor; pero trataré de no reaccionar con excesiva fuerza. No me complaceré con tus flaquezas o debilidades y no guardaré recuerdo de ninguna de ellas. Por la gracia de Dios, seré paciente y no te fallaré (Véase 1 Corintios 13).

Sólo entendemos el amor de Dios al responder a él en Cristo. El momento más importante en la vida de cualquier individuo es el de la decisión de aceptar ese amor no merecido ni ganado mediante el cual aprendemos a amar a Dios y a compartir ese amor con otros.

“…Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros…” (1 Juan 4:8-10)

Estrategia de a esoramiento:
Para el no cristiano:
Si el interlocutor no ha experimentado nunca el amor perdonador de Dios, explíquenle las Cuatro leyes espirituales y como obtener la paz con Dios, haciendo hincapié en Juan 3:16.

Para el cristiano:
1. Si su interlocutor es un cristiano que expresa el deseo de amar más a Dios, denle ánimos. Ese es también el objetivo más elevado que tiene Dios para todos nosotros. “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37)
A. Debemos amarle, porque El nos amó primero (Véase Juan 4:10).
B. Debemos amarle, “Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5). “Mas el fruto del espíritu es amor” (Galatas 5:22)
C. Debemos amarle por medio de la obediencia. “Respondió Jesús y le dijo: El que ama, mi palabra la guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió” (Juan 14:23-24)
D. Demostramos nuestro amor por medio de nuestra devoción al Señor. “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Salmo 40:8)
1. Lo buscamos por medio de Su palabra: “Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Salmo 1:2)
2. Lo buscamos por medio de la oración: “Entonces me invocaréis y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré, y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová…” (Jeremías 29:12-14)
3. Tratamos de servirle: “Creciendo en la obra del Señor siempre sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58) “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra oba y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (Hebreos 6:10)
El amor ágape es la mejor motivación para participar activamente en el evangelismo y las misiones. Compartimos el amor del Señor con un mundo perdido.
2. Si el interlocutor es cristiano y tiene dificultades para amar a alguno de sus hermanos en el señor, señálenle que sólo comenzamos a entender el amor de Dios cuando nos ofrecemos amor unos a otros.
A. El amar a nuestros hermanos en Cristo es un mandato del Señor. "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Romanos 12:10)
B. Dios ha hecho posible para nosotros el demostrar amor sin tomar en consideración al objeto. “…Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5).
C. Señalen que el amor no se demuestra automáticamente; se trata de una conducta aprendida y practicada. Cuanto más amamos y con mayor profundidad, tanto más se perfecciona el amor en nosotros.
1. El orar por otros estimula un amor más profundo hacia ellos.
2. Los actos de bondad, servicio y sacrificio le dan al amor su dimensión dinámica. “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Romanos 12:10). “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:4-8).

Citas Bíblicas:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:4-5

“Mirad cual amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él” (1 Juan 3:1)

“Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros” (1 Juan 4:12)

“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Romanos 12:9-10)

“Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13)

Intenciones de divorcio

El divorcio, la disolución legal del matrimonio, es un alejamiento de lo que Dios desea y las Escrituras no lo respaldan, excepto en condiciones limitadas. El divorcio es el resultado del pecado en la vida de uno o el otro de los cónyuges, o bien, de los dos. Los más frecuente es que ambos tengan parte de culpa. El egoísmo y el falso orgullo contribuyen a menudo a que se establezcan las condiciones que llevan al divorcio.

Con frecuencia, el divorcio es el resultado de mentalidades inflexibles. “El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así” (Mateo 19:8) Ese no era el propósito original de Dios para el matrimonio.

Ninguna manipulación ni razonamiento de las Escrituras puede hacer que el divorcio sea aprobado. La Biblia declara:
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24)
El apóstol Pablo escribió: “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido… y que el marido no abandone a su mujer”. (1 Corintios 7:10)
“¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el divorcio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos” (Malaquías 2:15-16)

Condiciones limitadas en las que se puede admitir el divorcio:
1. Cuando uno de los cónyuges sea culpable de inmoralidad sexual, como lo son el adulterio y la homosexualidad, y no tenga intenciones de arrepentirse, buscar el perdón de Dios, abandonar su pecado y ser fiel a su cónyuge (Véase Mateo 19:9)
2. Cuando uno de los cónyuges abandone al otro, sobre todo cuando un esposo incrédulo abandone a su cónyuge cristiano. (Véase 1 Corintios 7:15)
Si alguien se casó y se divorció antes de aceptar a Cristo, deberá seguir adelante en su situación actual. Si se ha vuelto a casar, deberá esforzarse en lograr lo que su segundo matrimonio sea un éxito. El abandonar a su segundo cónyuge para volver con el primero sería malo. Dos males nunca constituyen un bien.
El tener un cónyuge incrédulo no es motivo de divorcio. Por el contrario se anima al esposa o la esposa cristiana que “viva en paz” con el cónyuge inconverso, con la finalidad de conquistarlo para la fe en Cristo. (Véase 1 Corintios 7:12-16)
Cuente el costo de esos actos:
1. ¿Es desagradable para Dios? (Véase Malaquías 2:15-16)
2. ¿Podría trastornar esto la continuidad de la vida, afectando adversamente a otras personas, tales como hijos, padres o miembros de familias extendidas?
3. ¿Resolverá esto varios problemas o creará toda una gama de otros nuevos? El divorcio es una experiencia emocionalmente traumática.

Agoten todas las opciones en la búsqueda de soluciones:
1. Traten de resolver las cosas a nivel persona, con toda humildad y espíritu de perdón (Véase Mateo 18:21-22)
2. Sométase al asesoramiento de un consejero matrimonial cristiano o un pastor competente.
3. En caso necesario, experimente una separación de prueba, mientras busca una solución redentora. En caso de malos tratos físicos o psicológicos, homosexualidad, ebriedad, drogadicción, etc., puede ser aconsejable una separación.

Estrategia de asesoramiento
1. Demuestren tener una actitud cariñosa y llena de interés. Tranquilicen a su interlocutor, diciéndole que se alegran de poder hablar con él y ayudarle a buscar una solución. Quieren ser sus amigos y compartir con él todos los discernimientos que tengan.
2. Escuchen con atención, permitiéndole contar su historia y ventilar sus sentimientos hasta que consideren que entienden bien la situación.
3. Eviten actuar como jueves y jurados. Permanezcan neutrales. Su finalidad deberá ser la de presentar un punto de vista bíblico y desafiar a su interlocutor para que tome su propia decisión, sabiendo que deberá vivir con ella todo el resto de su vida. Recuerden el ejemplo de Jesús. Trató amablemente a la mujer junto al pozo, a pesar de que sabía que había tenido cinco maridos y estaba viviendo con un hombre no casado con ella. Se reveló a ella como el Salvador y le ofreció “agua viva” (Véase Juan 4:9-42).
4. Dígale a su interlocutor que para poder esperar recibir la ayuda de Dios, deberá entregarle su vida a Cristo, cueste lo que cueste. Y esa entrega deberá ser permanente, sea cual sea el resultado de su dilema actual. Pregúntenle si ha recibido alguna vez a Cristo como su Señor y Salvador personal. Si es apropiado, compartan con esa persona las Cuatro leyes espirituales.
5. Después de recibir a Cristo, tendrá derecho a esperar la ayuda del Señor. La persona tendrá ahora una nueva dimensión en su vida y una nueva perspectiva que le será útil para obtener soluciones. Puede confiar en los recursos y discernimientos que se encuentran en la Palabra de Dios, que deberá comenzar a leer y estudiar. El interlocutor puede presentarle a Dios su vida y sus problemas en oración. El estudio de la Biblia y la oración le ayudarán a esa persona a realizar ajustes en su nueva personalidad y a buscar el avenimiento con su cónyuge, por medio del arrepentimiento y la confesión.
6. Anímenle para que agote todas sus opciones en la búsqueda de una solución bíblica.
7. Oren con esa persona para que Dios intervenga para hacer que su vida y su matrimonio se ajusten para estar de acuerdo con las Escrituras.
Si es cristianos, anímenle a que ponga su vida en orden sobre la base de la “Restauración”, haciendo hincapié en Juan 1:9 y Romanos 12:1-2.

Citas Bíblicas

“Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de l ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que, si se uniere a otro marido, no será adúltera”. (Romanos 7:2-3)

“El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová”. (Proverbios 18:22)

“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo sino la mujer”. (1 Corintios 7:3-4)

“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. (1 Pedro 3:7)

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. (Filipenses 2:3-5)

martes, 14 de octubre de 2008

El divorcio después de varios años de matrimonio

Es muy difícil describir el sentimiento de horros, dolor, asombro, vacío, ira, rechazo, aislamiento y pérdida de estimación propia de alguien abandonado o divorciado al cabo de muchos años de matrimonio. La persona se pregunta:

¿Es posible que algo así me esté sucediendo a mí? ¿Qué hubiera podido hacer diferente? Y la pregunta más importante es: ¿qué debo hacer ahora?

A pesar del trauma, se le debe ayudar a esa persona a que entienda que la vida sigue adelante. El hecho del divorcio se debe aceptar. Su interlocutor es ahora un soltero y debe afrontar su futuro como tal. Es inútil el seguir recurriendo al pasado, reviviéndolo. La realidad no cambiará debido a preguntas autotorturantes. Es muy posible que, de todos modos, no pudiera hacer absolutamente nada para salvar su matrimonio.

Una persona emocionalmente sana seguirá adelante y se desarrollará a partir del presente. El apóstol Pablo da el ejemplo: “…olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante…” (Filipenses 3:13). Esa persona deberá considerar que su situación es de transición, como una época apropiada para realizar ajustes, ampliar su personalidad mediante la lectura, la reflexión y el establecimiento o reforzamiento de amistades que le sirvan para desarrollarse y crecer.

Si esa persona necesita asesoramiento profesional durante la transición, deberá buscar un pastor competente, o bien, un psicólogo o psiquiatra cristiano que pueda abordar el problema a la luz de las Escrituras.

Estrategia de asesoramiento:
1. Animen a su interlocutor, rodeándolo de afecto y comprensión. Su dolor, sus sentimientos de vacío y rechazo, pueden ser muy profundos.
2. Traten de saber escuchar, tratando de entender el cuadro completo antes de ofrecer ninguna solución. Algunas veces damos consejos con excesivo apresuramiento, cuando sería mucho más apropiado hacer alguna pregunta para estimular la conversación.
3. Cuando consideren que comprenden bien la situación, animen a esa persona con los versículos bíblicos que aparecen al final de esta sección. Hagan hincapié en que Dios le ama y se preocupa por lo que le está sucediendo. Jesús sabe lo que es la tristeza y la aflicción. “(Fue) Despreciado y desechado entre los hombres” (Isaías 53:3) Pregúntele a su interlocutor si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su único Señor y Salvador. Háblele de las Cuatro leyes espirituales.
4. Recomiéndele que lea y estudie la Biblia. Esto le dará a su interlocutor una buena perspectiva y discernimientos adecuados para ajustarse a un nuevo modo de vivir, así como también para que crezca en el Señor.
5. Aconséjenle a esa persona que ore todos los días. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7)
6. Recomiéndenle que se identifique con una iglesia en la que se enseñen las doctrinas bíblicas. Con frecuencia, se pueden encontrar un grupo de cristianos solteros que proporcionará oportunidades para compartir experiencias, crecer y servir.
7. Oren con su interlocutor, pidiendo la ayuda del Señor en estos momentos difíciles de transición y comienzo de una nueva vida.

Citas Bíblicas
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. (Jeremías 29:11)

“Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo” (Salmo 139:17-18)

“Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. (Salmo 16:11)

“Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado”. (Isaías 50:7)

Salmo 16:8
Salmo 18:2

El Divorcio

El divorcio se pudiera describir como una pareja de casados que deciden que ya no desean seguir respetando sus votos matrimoniales. Aunque por lo común sólo una persona inicia la acción; las dos pueden haber contribuido en alguna forma a la ruptura.
El divorcio es una experiencia desgarradora y sus heridas se curan con mucha lentitud. Se necesita tiempo para que aclaren todas las cosas y para que puedan afrontar objetivamente sus situaciones. Puede que les resulte muy difícil identificar y resolver todos sus sentimientos de enajenación, rechazo, amargura y confusión. Puesto que hay un elevado porcentaje e matrimonios que concluyen en divorcio, es muy probable que un consejero tenga que abordar este problema.

Nota: Billy Graham comentó: “Me opongo al divorcio y considero el aumento actual de esos procedimientos como uno de los problemas más alarmantes de nuestra sociedad. Sé que el Señor puede perdonar y sanar, incluso cuando se hayan cometido pecados graves. La iglesia se compone de pecadores. Cuando Pablo les escribió a los corintios, dio una lista prolongada de males y, luego añadió: “Y esto erais algunos” (1 Corintios 6:11) Habían recibido el perdón y se habían convertido en parte de la iglesia, del cuerpo de Cristo”.

Estrategia de asesoramiento:

1. Es muy necesario darle ánimo a esa persona.
El interlocutor puede sentirse rechazado y haber perdido todo sentido de su valor personal. Esto es muy común en las personas divorciadas. Díganle que les agrada que les haya llamado y que están dispuestos a hablar con él o ella. Dios nos ama y nos acepta exactamente tal y como somos.
2. Háganle preguntas a su interlocutor respecto a su relación con Jesucristo.
¿Recibió alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador? Si es apropiado, compartan con esa persona las Cuatro leyes espirituales. Aunque puede sentirse rechazado, enajenado y destruido, hagan hincapié en que Dios puede hacer todas las cosas nuevas (2 Corintios 5:17). Lo hecho –el divorcio- quizás no se pueda deshacer. El interlocutor deberá partir el punto en que se encuentre, para reconstruir su vida sobre nuevas bases. Y el fundamento es Jesucristo.
3. Denle consejos relativos a la importancia de la lectura de la Biblia y la oración como medios para fortalecerse.
¿Tiene una Biblia? Si no es así, recomiéndele que vaya a una librería cristiana local para obtener una fácil de entender, versión internacional.
4. Recomiéndele a esa persona que acuda al Centro Cristiano de Los Teques, donde va a encontrar compañerismo, cultos de adoración y oportunidades para servir al Señor.
Puede necesitar tiempo para obtener comprensión y nuevas relaciones personales. Con frecuencia, un grupo de cristianos solteros puede proporcionar el ánimo necesario.
5. Oren con su interlocutor para que obtenga alivio para sus emociones, paz mental, nueva confianza, fortaleza y discernimiento espiritual.
6. Recomiéndele que busque asesoramiento especial, si cree necesitarlo. El pastor o un psicólogo cristiano pueden ser muy útiles.

Puntos que deben recordar al dar el consejo:

1. Lo hecho es cosa del pasado. Partan del punto en que se encuentre su interlocutor en este momento y vayan adelante.
2. Traten de orientar la conversación de modo que esa persona no considere necesario hacer un “análisis retrospectivo” de su experiencia. En lugar de ello, traten de enfocar su atención en Dios que le ayudará a obtener soluciones.
3. Permanezcan neutrales. No den por sentado que su interlocutor es culpable ni inocente. La expresión de un juicio con una actitud de superioridad cerrará las puertas para el testimonio.
4. Los cristianos no son inmunes al desplome de los matrimonios. Si su interlocutor es verdaderamente cristiano, hagan lo que sigue:
A. Pídanle que confiese su amargura, su ira o cualquier otro pecado. Puede tener que afrontar de modo realista las actitudes negativas que hayan contribuido a su divorcio. Compartan con él los temas de la “Restauración”.
B. Animen a la persona de que se trate a desarrolla un nuevo interés por la lectura y el estudio de la Biblia. También deberá ser fiel en la oración. “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7)
C. Animen al interlocutor a que establezca o renueve una relación con una iglesia, a pesar de los sentimientos d culpa o temor a las críticas que pueda tener. Necesitará la iglesia más que nunca. Es posible que encuentre en ella un grupo de solteros que podrá ayudarle.
D. Oren con esa persona para que obtenga alivio y consuelo, paz mental y capacidad para realizar los ajustes necesarios para un tipo de vida diferente.

Citas Bíblicas:
Ánimo para andar con el Señor:
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6)
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6)
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15)
“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18)

Curación de las heridas:
“Bendice alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias” (Salmo 103: 2-5)
“Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza” (Jeremías 17:14)
2 Timoteo 1:7
Salmo 23:3

lunes, 13 de octubre de 2008

El Cielo

El cielo es un lugar preparado para el ueblo redimido (Juan 14:1-6) Tal y como el infierno es la morada de todos los que viven y mueren en sus pecados, el cielo es la residencia definitiva para los redimidos por la sangre de Cristo y regenerados por el Espíritu Santo. No es "una isla hermosa en alguna parte", sino un lugar conocido y permanente. Las Escrituras no indican dónde se encuentra; pero se dice que es:
El lugar donde habita Dios: "Cuando oren en este lugar, también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona" (1 Reyes 8:30)
La ciudad de Dios: "Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo" (Hebreos 12:22)
La casa de Mi Padre: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay" (Juan 14:2)
Donde está Cristo en la presencia de Dios: "Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios" (Hebreos 9:24)
La morada de los ángeles y los santos: "Mirad que no menosprecéis a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos" (Mateo: 18:10). "Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente" (Lucas: 15:10). "Dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz" (Colosenses 1:12)
El cristiano entrará a ese lugar bendito en el momento de su muerte: "Pero confiamos y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor" (2 Corintios 5:8)
Los que estén todavía vivos cuando venga el Señor, serán llevados a Su encuentro en los aires y permanecerán con Él para siempre. "Luego, nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tesalonicenses 4:17)
El cielo es un "estado" de amor y reposo perfectos: Está totalmente separado de las impurezas y las imperfecciones de la tierra, sus decepciones y modificaciones. El cielo es un lugar de adoración, alabanza y servicio, donde los redimidos serán liberados para siempre de toda pecaminosidad por el Señor, que será nuestro gozo infinito.
"No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero" (Apocalipsis 21:27, véase también Apocalipsis 5:9-13)
"Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Juan 3:2)
"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados" (1 Corintios 15:51-52)
Reconoceremos a nuestros seres queridos que murieron en Cristo y tendremos comunión con los grandes santos de la Biblia: "Y he aquí, les aparecieron Moisés y Elías hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías" (Mateo 17:3-4)
La plenitud y la gloria del cuelo son indescriptibles: "Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria... Como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le amán" (1 Corintios 2:7-9)
Nota: Billy Graham comentó: "El cielo será un lugar en el que sus moradores estarán libres de los temores y las incertidumbres que nos acosan en la vida presente. No habrá allá crisis de energía... Estaremos libres de las presiones económicas y financieras que nos agobian, y de los temores a sufrir daños personales y físicos... No habrá temor al fracaso personal... Nuestra relación con el Señor será íntima y directa. Estoy ansiando que llegue ese día glorioso en el que iré al cielo".
Estrategia de asesoramiento
1. Para el cristiano que desee recibir la seguridad del cuelo y la vida futura, compartan con él todo lo antes mencionado. Quizás haya perdido a algún ser querido. Sean sensibles al Espíritu Santo y estén llenos de simpatía cuando traten de darle ánimos y consuelo a esa persona. "Por tanto alentaos los unos a los otros con estas palabras" (1 Tesalonicenses 4:18)
Asegúrense de que su interlocutor sea cristiano y que está listo para ir al cielo. Háblele acerca de las Cuatro leyes espirituales.
2. Para el no cristiano que les haga preguntas sobre los acontecimientos del futuro y el cielo, explíquenle lo aquí expuesto.
Citas Bíblicas
"Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron" (Apocalípsis 21:4)
"Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor" (Filipenses 1:21-23)


jueves, 9 de octubre de 2008

Amargura y Resentimiento

La amargura es el producto de una intensa animosidad, caracterizada por el cinismo y la mala voluntad. El resentimiento es un desagrado lleno de indignación y mala voluntad como resultado de algún daño, insulto o injuria, ya sea real, imaginario o no intencional. Esas cosas van juntas con frecuencia y son el resultado de la ira no resuelta.
Los consejeros profesionales revelan que un gran porcentaje de quienes resiben asesoramiento en la actualidad son seres amargados, airados y resentidos. los sentimientos corroen al individuo, hasta que algunas personas se transforman en incapacitados emocionales y enfermos físicos. Su capacidad para actuar se reduce, disminuyendo su eficiencia. Con frecuencia tienen dificultades para dormir y sus relaciones personales tanto en el seno de sus familias como fuera de ellas, sufren una especie de erosión. Algunos pueden obsesionarse tanto en el deseo de "ajustar cuentas"que pueden llegar a matar a alguien. El individuo que tiene ira no resuelta y profundamente enraizada no será una persona en su plenitud.
Un caso clásico del síndrome de "resentimiento y ajuste de cuentas" se encuentra en la historia de Caín y Abel (Génesis 4:1-16). Caín estaba furioso porque sus ofrendas se vieron rechazadas por Dios que aceptó las de su hermano. En realidad, no era una diferencia entre Caín y Abel, en absoluto, sino entre Dios y Caín. Fue Dios el que rechazó su ofrenda. Sin embargo, Caín se llenó de resentimiento y depresión ("Su rostro decayó"). En lugar de arrepentirse y buscar el perdón del Señor, descargó su ira sobre su hermano.
En muchas oportuniades habrá personas que nos hablarán de problema de esta naturaleza porque están tratando de obtener simpatía o reforzamiento. Les dirán que han sido malinterpretadas, incomprendidas y maltratadas, sin darse cuenta de las implicaciones pecaminosas de su propia conducta. A medida que se desenvuelva su relato y en cuanto detecten resentimientos y amargura, trátenlos como pecados.
La Palabra de Dios dice: "Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca". (Colosenses 3:8)
Estrategias de asesoramiento
1. Mientras su interlocutor les revela su problema, permanezcan neutrales. Asegúrenle que la Palabra de Dios contiene la solución para sus problemas.
2. Asegúrense de que están hablando con alguien que ha recibido verdaderamente a Cristo.
De no ser así, dénle las Cuatro leyes espirituales para obtener la paz con Dios.
3. Si su interlocutor no se ha dado cuenta todavía de que la amargura y el resentimiento son un problema grave para él o ella o si está consciente de ello y está buscando sinceramente una solución, asegúrense de que comprenda que se están enfrentando a un pecado en su vida. El pasas por alto este hecho hará que resulte imposible cualquier tipo de solución real.
4. El arrepentimiento y la confesión darán como resultado el perdón y la restauración de la comuni;on con Dios. Compartan con esa persona sobre el tema de la "Restauración", haciendo hincapié en el pasaje de 1Juan 1:9. Oren juntosm pidiéndole a su interlocutor que confiese su amargura y su resentimiento.
5. Si realizan lo anterios, será apropiado tomar disposiciones para la reconciliación, sobre todo cuando haya habido acusaciones, recriminaciones, críticas y el rompimiento de alguna relación. La victoria se obtiene cuando se resuelven los asuntos tanto en el plano vertical como en el horizontal. El precio es "una conciencia libre de ofensas contra Dios y los hombres" (Hechos 24:16)
No es necesario hacer que el asunto sea público; pero Jesús dijo: “Ve y reconcíliate primeramente con tu hermano” (Mateo 5:23). El apóstol Pablo recomendó: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres… Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de beber, pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Rom. 12: 18, 20-21) Si hay reconciliación, Dios estará complacido y ambas partes tendrán una curación espiritual. Por otra parte, si no sucede nada positivo, el interlocutor habrá hecho todo lo que exige Dios. Habrá sido obediente y, por ende, podrá seguir viviendo con su conciencia limpia.
6. Aconséjenle a su interlocutor que ore para que el Señor lo llene con amor hacia la otra persona, tanto si se produce una reconciliación como si no es así. “El amor… no guarda rencor, no se goza de la injusticia” (1 Corintios 13:5-6)
7. Si la amargura y el resentimiento son de larga duración y el interlocutor insiste tercamente en que su actitud es la correcta, denle la amonestación de Pablo: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Ef. 4:31-32) Pídanle a esa persona que reflexione en estos versículos y que ore por sus enemigos a la luz de esta verdad.
Oren con su interlocutor.

Citas Bíblicas
“Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1 Pedro 2:23)

“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”
(Mateo 6:14-15)

“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No es venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:14-19)

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (Hebreos 12:14-15)

El Alcoholismo

Con frecuencia, el uso habitual del alcohol puede formar hábito. Se intensifican las deficiencias, las fallas y las dificultades del bebedor y, a menudo, se producen cambios de la personalidad. Aunque se sienta lleno de confianza bajo la influencia del alcohol, frecuentemente presente una personalidad inmadura, insegura, deprimida y llena de sentimientos de culpa. No se siente satisfecho consigo mismo. No se puede permitir afrontar sinceramente su mal hábito y los problemas que lleva aparejados, por lo que niega su problema. Es deshonesto al tratar de encubrir su alcoholismo y culpará de ello a los miembros de su familia, sus jefes, sus padres o "las malas pasadas" que le ha jugado la vida. Las devsiaciones y las excusas conducen a una mascarada que, algunas veces, adopta aspectos casi cómicos; aunque en realidad son trágicos.
Los alcohólicos necesitan ayuda desesperadamente. La organización de Alcohólicos Anónimos sostiene que en tanto los alcohólicos no tocan el fondo, aceptando que sus vidas se encuentran fuera de control, hay pocas esperanzas de que se produzca un cambio. El admitir la existencia del problema es la primera etapa en el camino hacia la recuperación. Hay esperanza. Dios tiene poder para liberar a los hombres del vicio del alcohol.
Estrategia de asesoramiento
1. Si el interlocutor está ebrio o "alegre, cualquier consejo que se le trate de dar será una pérdida de tiempo -una conversación con el alcohol y no con la persona- e incluso puede resultar contraproducente para el individuo. Organice una reunión (o pídale que vuelva a telefonear al día siguiente) cuando esté sobrio. Si parece estar fuera de control, recomiéndele que vaya a un centro de desintoxicación (si está telefoneando, pídale que pase el teléfono a otra persona y, luego, pídale a quien responsa que lleve a esa persona a un centro de desintoxicación)
2. Puesto que los alco'hólicos suelen ser desonestos y engañadores, el consejero debe dar muestras de un "amor firme"al tener tratos con ellos. pregúntenle si desea ayuda verdaderamente. ¿O se comunicó simplemente para "tratar de conmoverme"(para dar excusas, echar la culpa de todo a otras personas y cosas, ocultando su verdadera personalidad y su problema?
Al adoptar una postura firme, eviten emitir juicios y censurar su conducta con la ayuda de textos bíblicos (esos versículos se presentarán en forma natural cuando le hablen del evangelio) Asegúrenle que se ha puesto en contacto con la persona apropiada, porque les interesa y se sienten contentos de poder hablar con él o ella (excepto si se encuentra en estado de ebriedad)
3. Hagan hincapié en que es preciso que acepte que tiene un problema que no puede resolver por sí solo. El alcohol es mucho mayor que él y no puede derrotarlo por sus propios medios.
¿Está dispuesto a comprometerse a dejar la bebida para siempre? Nada distinto a eso servirá para nada. Debe poner fin a la mascarada de una vez y para siempre. Es personalmente responsable de su situación y sus problemas.
4. Este puede ser el momento apropiado para preguntarle si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador. Cristo murió en la cruz específicamente por él, con el fin de salvarlo y cambiarlo. Háblele de las Cuatro leyes espirituales y cómo obtener la paz con Dios.
5. Regresen a razonamiento del punto 3.
A. No debe volver a usar nunca el alcohol. Tratando de vivir de día en día, debe aprender a confiar en las promesas de Dios respecto a las tentaciones (1Cor. 10:13)
B. Deberá dar por terminadas todas las relaciones que lo mantengan esclavizando en su patrón de conducta. "No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres" (1Cor. 15:33)
C. Debe establecer nuevas relaciones. Buscar un grupo local de Alcohólicos Anónimos u otras organizaciones de apoyo. Podrá encontrarlas en el directorio telefónico. Motivarlo a que pueda asistir al Centro Cristiano de Los Teques, estudiar las Escrituras, orar y que pueda tener compañerismo con otros cristianos, de modo que reciba también respaldo espiritual.
D. Sean sinceros con esa persona, indicándole que es posible que tenga recaídas; pero que no todo está perdido. Puede buscar la renovación sobre la base de 1 Juan 1:9.
E. Oren con esa persona para que se vea liberada de su compulsión y la esclavitud en que se encuentra con el fin de que pueda experimentar una transformación en su mente y su vida, por medio del poder de Dios (veáse Romanos 12:1-2) Anímele paa que cultive una vida de oración.
6. Si su interlocutor es un cristiano que se ha convertido en víctima del alcohol, utilice las etapas anteriores. Háblele de la restauración.
7. En ambos casos, recomiéndele firmemente a esa persona que busque el asesoramiento del pastor o un psicólogo que comprenda lo que es el alcoholismo o la drogadicción. Muchas veces es necesario resolver las causas subyacentes del vicio, tales como inseguridad, sentimientos de culpa y fracaso, tensiones, conductas sexuales desviadas, etc.
Citas Bíblicas
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas". (2 Cor. 5:17)
"Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres". (Juan 8:36)
"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados mas de lo que podéis resistir, sino que daá también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar". (1 Cor. 10:13)
"El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia". (Prov. 28:13)
"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad". (1 Juan 1:8-9)
"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado". (Isaías 26:3)
Mateo 11:28
2 Corintios 2:14
Juan "3:16
Gálatas 5:22-23
Romanos 12: 1-2
Romanos 14: 11-12

domingo, 5 de octubre de 2008

Aflicción y Luto

La aflicción es un sufrimiento emocional intenso que se debe a una pérdida personal. Hay dolor agudo, tristeza profunda, sufrimiento, malestar y angustia. El luto es un estado triste y solitario por una pérdida importante como, por ejemplo, la de un ser querido.

Se trata de una época difícil. El afligido considerará con frecuencia que su experiencia es única, que nadie antes ha tenido que soportar una pérdida semejante ni ha sufrido como él. Hay ciclos de alivio en el patrón de la aflicción que permiten que la persona entristecida se recupere al cabo de cierto tiempo. Sin embargo, algunos individuos se entregan a la aflicción durante períodos prolongados. En ciertos aspectos, nadie se libera completamente de los sentimientos de pérdida.

El ciclo de alivio que se mencionó antes suele desarrollarse como sigue:
1. El choque inicial de la muerte. el golpe emocional intenso que, algunas veces, deja ciertas personas como paralizadas.
2. La descarga emocional: un período de llanto.
3. La soledad y la depresión: el sentimiento de pérdida se relaciona a menudo con la dependencia que se tenia de la persona fallecida. Hay muchos síntomas de depresión.
4. Sentimientos de culpa: "Hubiera podido hacer algo más", o bien, "Débí hacer algo diferente", etc.
5. Ira y hostilidad: "¿Por qué me hizo Dios esto a mí?"
6. Una etapa de inercia: indiferencia, "No puedo seguir así". "No me importa nada".
7. Un regreso gradual a la esperanza: "La vida sigue su curso". "Podré salir adelante". "Dios me ayudará a soportarlo".
8. El regreso a la realidad y la normalidad: aceptación de la pérdida y ajuste a ella.
Sin embargo, debemos recordar que la aflicción no es previsible ni se puede catalogar. Algunas veces, las etapas de la aflicción parecen fusionarse y superponerse. El afligido puede sentir alivio en cierta fase de su "sufrimiento", tan sólo para que su dolor vuelva al poco tiempo.
El asesoramiento a las personas afligidas exige sinceridad, una sensibilidad y una ternura especial, simpatía y empatía. Debemos confiar en la guía del Espíritu Santo. Las respuestas convenientes, elaboradas o hechas suenan falsas. Nuestras palabras deben ser sinceras y significativas, "ajustadas a la situación", porque el verdadero consuelo para el afligido depende de en qué punto de su proceso aflictivo se encuentre.
No pretendan tener una respuesta para todas las cosas. Admitan que no comprenden por qué o cómo hace Dios lo que hace.
No sean del tipo de quienes tratan de llenar a los afligidos de ánimo y de buena voluntad.
No ofrezcan frases hechas o trilladas sobre la muerte y el sufrimiento.
No sugieran que si el afligido fuera más espiritual o estuviera cerca de Dios, el dolor sería menor.
Recuerden que una sesión breve no satisfará todas las necesidades de su interlocutor. No obstante, es preciso hacer todo lo posible para darles a esas personas el mensaje de las Escrituras y presentarles a Cristo. Confiaremos en que Dios hará su obra.
Estrategía de asesoramiento
1. Indíquele a su interlocutor que les interesa y quieren ayudarle. Anímenle para que les hable de su pérdida y sus sentimientos al respecto. Sepan escuchar con paciencia. es una gran ayuda la de poder descargar los sentimientos cuando se está afligido.
2. Díganle que es sano tener dolor y aflicción. se trata de una experiencia humana universal por la que debemos pasar todos. Alguien dijo que la aflicción es "un don de Dios". Puede que sea Su modo de ayudarnos a reaccionar ante el choque tremendo de la muerte y sus consecuencias emocionales. Jesús lloró ante la tumba de Lázaro. (Juan 11:35)
3. Señalenle que es bueno expresar los sentimientos de culpa, ira, confusicón o desesperación. Esos sentimientos no debe reprimirlos el interlocutor ni rechazarlos el consejero. Anímele para que les hable sobre cómo se siente.
4. Díganle que las cosas que está experimentando son con frecuencia normales en el proceso de la aflicción y que la aceptación y el remedio llegarán, aunque es posible que tarden en hacerlo. Dios quiere llevar nuestras aflicciones y pérdidas y darnos consuelo, esperanza y aliento. La vida puede parecer que no tiene valor en estos momentos, pero recuerden que Cristo es permanente, la roca sólida, la piedra angular sobre la que se puede reconstruir la vida.
5. Pregúntenle si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señõr y Salvador personal. Si es apropiado, explíquenle las leyes espirituales y cómo obtener la paz con Dios.
6. Díganle que, para el cristiano, la muerte no es el final de la vida. Por medio de Su muerte y Su resurrección, Cristo venció al pecado y la muerte, de modo que el creer en El significa, ahora, "que nunca moriremos" (Juan 1"1:25-26) tenemos vida eterna (Juan 3:16) poseemos un lugar asegurado en el cielo (Juan 14:1-6) tomaremos parte en la resurrección de los muertos (1Cor. 15:51-52) Asimismo, "porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en Él" (1 Tesalonicenses 4:14) Así pues, un día habrá una reunión gloriosa entre nosotros y los dormidos en el Señor a los que queremos.
Animen a su interlocutor para que lea y estudie la Biblia. Es una fuente magnífica de consuelo y fortaleza.
7. Indíquenle que Dios considera nuestra vida terrenal como una preparación para el gozo mayor del cielo (Marcos 8:36) Así, permite que haya en nuestra vida pruebas, sufrimientos y la muerte de nuestros seres queridos, para que entendamos mejor nuestra necesidad de confiar en El. "Pero tuvimos nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos" (2 Cor. 1:9)
8. Si su interlocutor expresa sentimientos de culpa por algún aspecto de la muerte de su ser querido (esto es muy común en los casos de suicidio) aconséjele que no se "autosugestione"en estos momentos. No debe sentirse culpable por nada que hubiea debido o no hacer. Eso pertenece al pasado y debe dejarle al Señor todos sus pesares. Si tiene algo que confesarle a Dios, que lo haga; pero que acepte también la realidad del perdón del Señõr a la luz de 1 Juan 1:9.
9. Si esa persona parece estar abrumada por sus sentimientos de pérdida, soledad o lo que le depare el futuro, etc., aconséjele que confíe en sus familiares y amigos y que trate de obteneter de ellos aliento y respaldo emocional. La iglesia puede contribuir mucho a llenar los huecos que hayan quedado. El pastor y/o líder debe ser capaz de ofrecer una gran cantidad de respaldo emocional. Si su interlocutor no asiste aún a la iglesia, deberá comenzar a hacerlo. El aprender a a aceptar la voluntad de Dios para lo que haya sucedido, el tener el corazón lleno de agradecimiento por los años de amor compartido mientras el ser querido estuvo vivo y por las promesas para el futuro, y el esforzarse en ayudar a otros que sufren, con amor cristiano, constituyen una magnifica terapia y servirán como factores importante para aprender a volver a vivir plenamente.
10. Oren con su interlocutor para que pueda tener en su vida comprensión, consuelo y bendiciones.
La muerte de un hijo
La muerte de un hijo (hija) resulta especialmente dura para los padres y los miembros de la familia que sobrevivan. La muerte después de una vida breve produce con frecuencia sentimientos de culpa, melancolía y una gran cantidad de preguntas. Además de la estrategia de asesoramiento, ofrecemos lo que sigue, para estos casos:
1. Aunque no sabemos por qué murió el niño, sabemos que los niños son especialmente preciosos para Dios. Jesús dijo: "Porque de tales es el reino de Dios" (Mt 19:14) Esto quiere decir que los niños que mueren van inmediatamente a Su presencia.
2. Cuando la muerte arrebató un hijo al Rey David, dijo: "¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas el no volverá a mí" (2 Samuel 12:23) Así, si creemos que Jesús murió y resucitó, confiando en Él como nuestro Seños y salvador, tenemos la bendita promesa de volver a ver a nuestros seres queridos.
Citas Bíblicas
"Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llandto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron" (Ap. 21:4)
"Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor". (Fil. 1:21,23)
"No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis". (Juan 14:1-3)
"Bendito el Dios y padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una espranza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero". (1 Pe. 1:3-5)
"Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos". (2 Cor. 5:1)

viernes, 3 de octubre de 2008

El Adulterio

La Palabra de Dios establece claramente que el matrimonio es un compromiso para toda la vida con el individuo escogido para ser nuestro cónyuge. Este compromiso significa que "rechazamos a todos los demás".

"Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne" (Mateo 19:5)

Sin embargo, la infidelidad sexual, por parte tanto de los maridos como de las esposas, ha llegado a ser epidémica, según las encuestas y los informes sobre prácticas sexuales. El adulterio está prohibido y condenado por Dios en Su Palabra, que indica con toda claridad que la ira de Dios se descargará sobre todos los que practiquen este pecado.

"Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla: pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios" (Hebreos 13:4)

"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros heredarán el reino de Dios" (1Cor. 6:9-10)

"Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca" (1Cor. 6:18)

Tomemos en consideración algunas de las consecuencias del adulterio:

-Emocionales: sentimientos de culpa, temor, ansiedad, pérdida de estimación propia, personalidad destruida, depresión, etc.
- Físicas: embarazos y nacimientos ilegítimos, enfermedades venéreas y abortos.
-Espirituales: pérdidas en esta vida y en la del más allá.

El adulterio es pecado; pero se trata también de un síntoma de que no todo anda bien en el matrimonio. Hay muchas razones para el adulterio. Algunas de ellas son:
  • Nuestros propios deseos egoístas y pecaminosos. "Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido" (Santiago 1:14)
  • Falta de madurez. El 50% de los matrimonios entre adolescentes se desbaratan en los primeros cinco años; sin embargo, la edad no es el único criterio importante. El egoísmo inmaduro, a cualquier edad, puede conducir a la infidelidad conyugal. Otro signo de inmadurez es la falta de disposición para aceptar la responsabilidad por una familia.
  • Cónyuges exigentes, criticones, regañones y punzantes.
  • Falta de satisfacción sexual por parte de uno de los cónyuges.
  • Transferencia hacia el esposo o la esposa de la hostilidad que se siente contra el padre o la madre.
  • Parientes políticos entrometidos que abruman a los cónyuges con críticas y consejos bien intencionados.
  • Falta de una educación sexual adecuada.

No se pueden esperar soluciones fáciles al afrontar el problema del adulterio. Sin embargo, Dios puede hacer el milagro del nuevo nacimiento para los no cristianos y el de la renovación espiritual de Sus hijos e hijas que se han enfriado. Si el asesor logra obtener una entrega a Cristo, podrá confiar en que este hecho aportará una nueva perspectiva, facilitando la corrección de las vidas y la aplicación de soluciones permanentes.

El doctor Graham escribió: "Cuántos hogares se encuentran destrozados por hombres y mujeres infieles. Qué tremendo pecado se comete diariamente en este punto. Dios no los considerará libres de culpa. Hay un día de ajuste de cuentas. "Sabed que vuestro pecado os alcanzará" (Números 32:23) Les alcanzarán en sus propias vidas familiares en la tierra y en sus relaciones con sus cónyuges; y también les alcanzará en la vida por venir".

Estrategia de asesoramiento

Para el cónyuge que participa en el adulterio

1.- Trate de presentarse como una persona preocupada y llena de interés, sin ser dominante. Demuestre su gozo al poder compartir su cristianismo y su esperanza de poder llegar a alguna solución.

2.- No exprese juicios ni asuma una actitud de "mayor santidad". No comience a utilizar citas bíblicas condenatorias que, de todos modos, surgirán normalmente cuando dé el testimonio de Cristo, en el momento apropiado.

3.- Anime a esa persona a hablar de su situación, con el fin de que pueda obtener un cuadro completo de sus circunstancias. Al mismo tiempo, no asedie a esa persona, tratando de obtener demasiados detalles.

4.- Cuando considere que ha obtenido ya suficiente información, indíquele a esa persona que, a continuación, va a tratar de encontrar y desarrollar soluciones. Sin embargo, pasará a esas soluciones al cabo de unos cuantos minutos. Mientras tanto, convendrá que le pregunte a esa persona si ha recibido alguna vez a Jesucristo como su Señor y Salvador personal.

Sino es así, háblele de las Cuatro leyes espirituales. Si es un cristiano caído, háblele de la "Restauración". Ore con él o ella en su nueva entrega y, luego, siga adelante.

5.- Después de orar con esa persona, pregúntele qué soluciones sugiere para el problema del adulterio.

6.- A continuación, acuda a las Escrituras. Señale que Dios no sólo nos exige que confesemos el adulterio como pecado, sino también que lo desechemos de nuestras vidas.

"El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia" (Prov. 28:13)

7.- Recomiéndele a esa persona que busque en su mente las razones probables para su infidelidad y que se las dé a conocer. Quizás convenga que mencione algunas de las razones para el adulterio, con el fin de estimular los pensamientos de su interlocutor.

Sugiérale que comparta esas razones con su cónyuge. Un esfuerzo sincero para establecer una comunicación es el único modo en que se podrán sacar todas las cosas a la luz, llegando a una situación que permita encontrar soluciones. Para comenzar, el cónyuge infiel debe dar pruebas de arrepentimiento y pedir perdón.

8.- Aconséjele que comience a leer la Palabra de Dios con su cónyuge. Esto les proporcionará a los dos información respecto a sus responsabilidades y les dará fortaleza para resistir las tentaciones y el pecado. Asimismo, anímelos para que oren juntos.

9.- Luego, recomiéndeles que asistan al Centro Cristiano de Los Teques, donde recibirán Palabra de Dios, y esto les dará fortaleza, formarán amistades cristianas. Su meta deberá ser el de convertirse en cristianos consagrados. El principal factor que contribuye a la existencia de este problema es la falta de una relación vital con Cristo.

10.- Es importante que esta persona pueda recibir ánimo y buenos consejos de su líder inmediato, en caso de que no pueda asesorarlo, es importante que lo ponga en contacto con el pastor, un psicólogo o psiquiatra cristiano.

Para el cónyuge del adúltero

Estás personas se sienten con frecuencia traicionadas, rechazadas y heridas. Aun cuando es posible que sólo uno de los cónyuges cometa adulterio, es frecuente que los dos cónyuges contribuyen a ello.

1.- Anime a esa persona a que se pregunte:
A. ¿Cómo he contribuido a la infidelidad?
¿Expreso demasiadas críticas?
¿Le doy todo el apoyo necesario?

B. ¿Qué circunstancias de nuestro matrimonio pueden haber contribuido a que surgiera ese problema?

C. ¿Qué puedo hacer para proporcionar una solución que salve nuestro matrimonio?

2.- Ayude a su interlocutor a determinar el mejor modo de actuar.
A. Perdón. Nunca se podrá resolver esta situación a menos que haya disposición para perdonar. Esto puede resultar muy difícil; pero es posible encontrar algún modo. Los participantes en el problema deben pedirle a Dios Su gracia y Su sabiduría para afrontar su situacion correctamente. El amor y la preocupación del consejero se pondrán claramente de manifiesto en este punto. El cónyuge culpable debe tratar de obtener el perdón de Dios y también el de su esposo o esposa.

B. Comunicación. La pareja deberá esforzarse todo lo que sea necesario para establecer una comunicación entre los dos esposos, con el fin de analizar libremente todas las facetas del problema. La falta de comunicación puede haber sido uno de los factores que contibuyeron a ese pecado. Es preciso corregir esa situación cuanto antes.

C. Oración. Los esposos deben orar juntos y confiar en que Dios resolverá las cosas, con el fin de salvar y fortalecer el matrimonio.

D. Asesoramiento. Deben estar dispuestos a tomar en consideración la posibilidad de recibir un asesoramiento profesional serio con un psicólogo, psiquiatra cristiano o el pastor. Puede necesitarse mucho tiempo para que se resuelva la situación.

Citas Bíblicas

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1Jn 1:9)

(Jesús le habla a la mujer acusada de adulterio)
"Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete y no peques más" (Juan 8:11)

"El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer" (1Cor. 7:3-4)

"Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Isaías 1:16-18)

El abuso de las drogas

Droga es cualquier sustancia que produzca cambios físicos, mentales o psicológicos en el usuario. Desde los tiempos más antiguos, el hombre ha experimentado con las drogas, tratando de escapar a la realidad. Hoy en día, cientos de millones de personas toman drogas que van de la cafeína que crea un hábito ligero, a las drogas ilegales y muy adictivas, tales como la heroína y la cocaína.

Cualquiera puede adquirir el hábito físico y psicológico de tomar cualquier droga, si ingiere dosis elevadas durante un período suficientemente grande.

Los drogadictos proceden de todos los estratos de la vida. Muchas de las raíces de la dependencia se deben buscar en la inseguridad, los sentimientos de culpa, las decepciones, la inmoralidad y las conductas sexuales desviadas, las frustraciones, las tensiones, las presiones ejercidas por los coetáneos, y la competencia intensa, como en los deportes profesionales, etc.

La dependencia de las drogas es un problema de la persona total: físico, espiritual, emocional y social. Una vez con el hábito, la persona dependiente vive en un mundo ilusorio que se caracteriza por sentimientos paralizantes y respuestas emocionales, negativas mentales y alucionaciones, aislamiento social y una especie de limbo espiritual. Para muchos, es un estado de impotencia, una vida sin retorno.

El abandono de las drogas para quienes desean liberarse de ellas puede ser muy doloroso, tanto física como psicológicamente. El retiro sin vigilancia médica puede resultar peligroso. El liberarse de la dependencia y la rehabilitación subsiguiente suelen ser procesos prolongados. Se requiere un firme sistema de respaldo que aborde el nivel espiritual, el emocional, el mental y el físico.

Para recibir ayuda espiritual, el drogadicto debe desear ayuda y dar los primeros pasos para obtenerla. Es aquí donde interviene el consejero cristiano. Debemos fomentar su entrega a Cristo como Señor y Salvador. Este primer paso de fe debe conducir a una nueva perspectiva y a una nueva motivación para el drogadicto, con el fin de llevarlo hacia la rehabilitacion y una vida plena.

Sin embargo, incluso después de su entrega a Cristo, suele haber necesidad de seguir trabajando en los temas personales que condujeron al vicio, tales como una mala autoimagen, inseguridad, incesto, homosexualidad, inmoralidad, temor, sentimientos de culpa, etc.

Estrategia de asesoramiento

Podemos ayudar en tres formas distintas:
- Espiritualmente, fomentando la entrega de esa persona a Cristo.
- Poniéndole en contacto con un grupo o un centro para drogadictos de su zona, donde pueda recibir ayuda para abandonar el hábito y rehabilitarse.
-Permanecer a su lado para ofrecerle respaldo y ánimo, hasta que comprenda con mayor seguridad lo que significa su entrega a Cristo y sus implicaciones.

1.- No sermoneen a su interlocutor respecto a lo malo que son las drogas y el vicio de ellas. Utilicen las citas bíblicas sobre el pecado sólo donde surjan en forma natural durante la presentación del evangelio.

2.- Sean cordiales y compasivos. Animen a su interlocutor, diciéndole que simpatizan con él y están dispuestos a escucharle y ofrecerle consejos.

3.- Escuchen todo lo que tenga que decirles, dándole muchas oportunidades para que exprese sus sentimientos y opiniones. Asegúrele que Dios le ama. La gracia de Dios es suficiente para satisfacer cualquier necesidad de su vida (una buena definición de la gracia es la de que Dios nos ama sin condiciones)

4.- Deberá enfrentarse a la responsabilidad de su hábito. En algún momento, decidió tomar drogas y tiene la responsabilidad moral de la conducta que le llevó a las drogas. Si trata de culpar de su problema a las circunstancias, otras personas, la sociedad, etc., hágalo regresar continuamente, en forma amable, hacia su propia responsabilidad personal y moral. "Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido" (Santiago 1:14)

5.- En el momento oportuno explíquele las "Etapas de obtener la paz con Dios", las Cuatro leyes espirituales.

6.- Continúen siguiendo las etapas, si son apropiadas: comenzar a leer y estudiar la Palabra de Dios, aprende a orar y motivarlo a asistir a la iglesia.

7.- El drogadicto deberá abandonar a las personas y el ambiente que hicieron que se habituara a las drogas. Deberá dejar de tomar toda clase de drogas. Esto requerirá probablemente que reciba tratamientos en un centro para drogadictos, donde podrán supervisar adecuadamente su retiro del hábito y las primeras etapas de su rehabilitación. Con frecuencia se requiere vigilancia las veinticuatro horas del día.

Nota: A menudo, el consejero debe tomar la iniciativa de ayudar al drogadicto a encontrar un centro de tratamiento y ayudarle a ingresar a él o, quizá, ayudar a su familia a que lo haga por sí misma. No se podrá confiar en que el drogadicto hará lo necesario por sí solo. Es posible que prometa, sin llevarlo a cabo en absoluto.

Tanto durante el tratamiento como después de él, el consejero deberá dar tanto apoyo como le sea posible, visitarlo con frecuencia, iniciarle en la lectura y el estudio de la Biblia y la oración, ayudarle a encontrar un grupo de cristianos exdrogadictos que le brinden su respaldo, si es posible hallarlo. Hacer que participe en la vida de una iglesia acogedora y basada en la Biblia, y ponerle en contacto con un consejero profesional cristiano o un grupo experimentado en el tratamiento de drogadictos. También requerirá ayuda constante para resolver los problemas personales que lo condeujeron a las drogas desde el principio.

8.- El consejero puede declarar que tratará de ayudar al asesorado para llegar a un centro de tratamiento de drogadictos y personas que le puedan brindar apoyo en la zona en que vive. CUIDADO: No prometan ayuda, sólo que harán todo lo que puedan.

9.- Oren con el drogadicto pidiendo valor, entrega de su parte, y para que el poder del Espíritu santo se ejerza en su vida. Todo esto es necesario en el proceso de recuperación. "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2Tim. 1:7)

Citas Bíblicas

"Así que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Juan 8:36)os para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias, ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia" (Rom. 6:11-13)

"El espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a lo spobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos... Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros... Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?" (Lucas 4:18,21,36)

"Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías"
(1Pe. 4:3)

"Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concuspiscencia es atraído y seducido. Entonces la concuspiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte" (Santiago 1:14-15)