miércoles, 14 de septiembre de 2011

La mundanalidad

Ser mundano o tener mentalidad mundana es, por definición, dedicarse o estar embebido en los intereses terrenales, por oposición a las cuestiones espirituales.


El cristiano no mundano o carnal se olvida a menudo de que “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la pidas nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3). Más bien, se caracteriza por la indiferencia espiritual, la inestabilidad, y es indisciplinado. Se engaña a sí mismo (Santiago 1:26) y es rebelde a Dios (Santiago 4:4). De él se dice que es un “amigo del mundo” (Santiago 4:4), que tiene una identidad espiritual dudosa y que es “amador de los deleites más que de Dios” (2 Timoteo 3:4)


Muestra un interés tibio por las cosas que atañen al reino de Dios, de donde, es víctima fácil de casi cualquier tentación o secta que cruce su camino. Defiende “de labios” ciertas formas de doctrinas; pero carece de conocimientos verdaderamente substanciales. El Apóstol Pablo aconseja “A estos evita” (2 Timoteo 3:5).


El cristiano espiritualmente preocupado es, por otro lado, aquel que “primeramente busca las cosas de Dios y Su justicia” (véase Mateo 6:33). Adopta una posición firma contra el “espíritu de este siglo”, identificándose plenamente con la familia de Dios. Goza de un buen grado de percepción y discernimiento espirituales que se derivan de la oración y el caminar en el espíritu (Filipenses 1:6-11).


Aunque estará muy lejos de ser perfecto y habrá ocasiones en que se mostrará débil y lleno de dudas, buscará y experimentará una renovación constante al pie de la cruz (1 Juan 1:9 y 2:1). Su deseo sincero es estar lleno de los “frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios” (Filipenses 1:1).


Sabe perfectamente que el ocuparse del Espíritu es “vida y paz” (Romanos 8:6).


Nota: Billy Graham comentó “La Biblia enseña que debemos vivir en este mundo; pero no participar de sus males. Tenemos que separarnos del mal del mundo. Cuando me enfrento a algo de este mundo, me pregunto: ´ ¿Viola esto algún principio de las Escrituras? ¿Limita en algo mi vida cristiana? ¿Puedo pedirle a Dios que me bendiga en ello? ¿Será una piedra de tropiezo para los demás? ¿Me gustaría estar allí, leyendo o viendo eso, si Cristo volviera en este momento?`. La mundanalidad no cae como avalancha sobre una persona y la arrastra consigo. Es más bien un deseo constante y lento que erosiona la roca. El mundo ejerce una presión constante sobre nosotros, día tras día. La mayoría quedaríamos devastados si no fuera por el Espíritu Santo que vive dentro de nosotros, que nos sostiene y protege”.


Estrategia de asesoramiento:


1. Si un cristiano les pregunta cómo salir victorioso en la lucha contra el mundo y cómo convertirse en un ser espiritual, felicítenlo por su interés en su crecimiento personal.


2. Para que pueda establecer las bases para nuevas actitudes y metas, aconséjenle que renuncie conscientemente a sus deseos pecaminosos y egoístas, que pida perdón a Dios por ellos y, al mismo tiempo, que busque su renovación espiritual. “…Escogeos hoy a quien sirváis… Pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15).


Léanle Romanos 12:1, pidiéndole que consagre plena y fervientemente su cuerpo (vida) a Dios.


3. Aconséjenle prepararse para adversidades, tentaciones y fracasos, que nos sobrevienen a todos cuando tomamos la determinación de mantenernos “sin mancha del mundo” (Santiago 1:27) Dios no permitirá que las tentaciones nos abrumen (1 Corintios 10:13) y nunca nos dejará ni nos abandonará (Hebreos 13:5 y Juan 14:16).


4. Aconséjenle que lea y estudie fielmente las Sagradas Escrituras, y que cultive y practique cada día la oración. No hay ningún substituto para estas dos cosas, si la persona desea crecer en gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Al practicar estas disciplinas, desarrollamos un hambre y una sed de justicia que nos harán volver una y otra vez a la presencia de Dios para confesarnos, renovarmos, crecer y aprender. “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37,38). Este ciclo habitual de tener sed y allegarse a la fuente de agua se convertirá en parte indispensable de nuestra existencia.


5. Con frecuencia es necesario alterar el estilo de vida y el círculo de amistades de la persona, con el fin de alcanzar una vida en el Espíritu sin obstáculos. Aconséjenle a su interlocutor que cultive la amistad de cristianos consagrados y desarrolle nuevos intereses y expresiones a través del servicio en una iglesia con buenas bases bíblicas. “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos, y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:24-25).


6. Oren con el interesado en favor de una consagración genuina y rueguen por victorias espirituales inmediatas que la confirmen.


7. Por último , impúlsenle a establecer metas espirituales inmediatas a que se esfuercen en alcanzarlas, siguiendo de cerca su progreso que lo lleve de victoria en victoria.


Citas bíblicas:


“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de El”. (Colosenses 3:1,2,17).


“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15-17).


Pero cuantas cosas eran para mi ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida, por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado de él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos” (Filipenses 3:7-11)


“Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios y sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida” (Filipenses 2:12-16)


“Gozosos en la esperanza… unánimes entre vosotros… no paguéis a nadie mal por mal… Estad en paz con todos los hombres… No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:12-21) (Frases selectas).


“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación …bueno no es comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” (Romanos 14:19-21).



No hay comentarios: