lunes, 19 de septiembre de 2011

Planes de matrimonio

El matrimonio es el contrato a largo plazo más importante que establecerá una pareja en toda su vida; sin embargo, hay muchos que se casan sin madurez ni conocimientos. La cantidad creciente de divorcios muestra lo indispensable que es que los jóvenes estén preparados adecuadamente para el matrimonio.


He aquí unos cuantos principios útiles sobre el matrimonio, para quienes estén pensando pronunciar sus votos matrimoniales:


· Un buen matrimonio no se hace en los cielos, sino en la tierra. El amor es un artículo muy frágil que se debe cuidar y alimentar constantemente. Por supuesto, los que piensen casarse deberán volverse hacia Dios es busca de Su guía, pero el éxito de su matrimonio dependerá en gran parte de la pareja y de sus esfuerzos para responder a la dirección de Dios.


· Un buen matrimonio no se basa en el idealismo, sino en la realidad. El síndrome de la Cenicienta, según el cual cada doncella encuentra un príncipe y “vive felizmente para siempre” suele ser un simple cuento de hadas. Demasiadas personas se casan con esperanzas demasiado elevadas y poco realistas y, luego, se pasan muchos años sufriendo y tratando de ajustarse –si permanecen casadas todo ese tiempo.


· Un buen matrimonio se basa en el respeto propio y el del cónyuge. Una imagen propia baja, heredada de un hogar paterno lleno de tensiones o debida a la inmadurez puede provocar muchas tormentas. El tener una relación sólida con Jesucristo y el entenderse uno mismo en virtud de esa relación, son cosas sumamente importantes.


· El no conocerse bien el uno al otro puede provocar también malentendidos y conflictos. No hace falta mucho discernimiento para darse cuenta de que los varones y las mujeres son físicamente diferentes; pero, ¿cuántos se dan cuenta de que su futuro cónyuge es igualmente distinto en lo emocional y lo mental? Cada uno de los cónyuges debe entender esto y estar preparado para hacer las concesiones y los ajustes que sean precisos. “Varón y hembra los creó y los bendijo…” (Génesis 5:2).


· Un matrimonio en el que los dos cónyuges tengan muchas similitudes tendrán más probabilidades de tener éxito. Esto implica:


Las mismas bases religiosas.


Antecedentes culturales y sociales similares.


Niveles económicos comparables.


Las mismas ventajas educativas.


Una situación estable en el hogar,


· ¡El matrimonio nunca se planeó como si fuera un “reformatorio”! Alguien que se case con otra persona con la esperanza de “corregir” algún tipo de conducta problemática, se enfrentara probablemente a un futuro desastroso. Lo que no se pueda cambiar antes del matrimonio tendrá muy pocas probabilidades de cambiar alguna vez. Este se debe tomar con seriedad en los casos en que participen el alcohol, las drogas o la inmoralidad.


· Las parejas que se casan “en el Señor” (1 Corintios 7:39) tienen potencial para una relación mucho mejor que la de los que están sin Cristo.


Nota: Billy Graham aconseja, “El hogar sólo desempeña su verdadera finalidad cuando lo controla Dios. Si dejan a Jesucristo fuera de su vida, su hogar perderá su sentido. Sin embargo, tomen a Cristo en su corazón, su vida y su familia, y el Señor transformará su hogar”.


Estrategia de asesoramiento:


1. Feliciten a su interlocutor por haber tomado la iniciativa de buscar consejos respecto a su matrimonio planeado. Compartan con esa persona los siguientes pasajes de las Escrituras:


“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18).


“El que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová” (Proverbios 18:22)


2. Aconséjenle que, para tener la presencia y la dirección de Dios en su vida y su matrimonio, convendrá que le confíe su corazón y su vida a Jesucristo.


3. Aconséjenle a su interlocutor que adopte una posición firme por Jesucristo, tanto si era cristiano desde antes como si acaba de recibir a Cristo. Deberá comenzar también a leer y estudiar la palabra de Dios, a orar respecto a todas las coas, y a identificarse con una iglesia en la que se enseñe la Biblia. Todas estas cosas enriquecerán profundamente su vida, permitiéndole ofrecer mucho más para su matrimonio.


4. Cuando el individuo se casa, que se asegure de hacerlo “en el Señor” (1 Corintios 7:39). “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque, ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14).


5. Antes del matrimonio, el interlocutor debe realzar sus oportunidades para que tenga éxito:


A. Buscando el control y las bendiciones de Dios sobre su propia vida y la de su cónyuge, por medio de la oración.


B. Asimilando todos los conocimientos que pueda sobre el hogar y el matrimonio centrados en Cristo.


C. Buscar en las Escrituras pasajes sobre el hogar y el matrimonio.


D. Leer libros escritos por pastores y consejeros cristianos, que se podrán conseguir en las librerías cristianas.


E. Aprovechar las conferencias, los cursos y las películas que existen con esa finalidad.


F. Tratar de obtener los consejos del líder, ministerio de familia, etc. Ese asesoramiento deberá incluir un análisis a fondo del matrimonio, con temas personales, espirituales, económicos y sexuales.


6. Después de casarse, practiquen lo que sigue:


Involucrarse en el CCLT, donde se enseña la Palabra de Dios, y el matrimonio tendrá oportunidades de florecer espiritualmente y donde la futura familia pueda ser recibida y alimentada en las cosas eternas. Tomen la resolución de comunicarse libre y sinceramente con su cónyuge en todos los niveles de la vida: mental, emocional y físico. Esa práctica ayudará mucho en la resolución de problemas, cuando se presenten dificultades en el matrimonio.


7. Oren con su interlocutor, pidiendo las bendiciones, la presencia y la guía del Señor en su vida y su futuro matrimonio.


Citas Bíblicas:


“Someteos unos a otros en el temor de Dios. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (Efesios 5:21-22)


“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. (1 Pedro 3:7)


“Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable” (Proverbios 24:3-4)


“¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amós 3:3)


2 Corintios 6:14-15

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